Capítulo 26 ESTAS EN PELIGRO

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Gonzalo despertó sobresaltado, se sentía adolorido y desubicado, se hallaba sentado en una dura silla de madera, sus manos atadas a la espalda y sus pies igualmente inmovilizados con sogas, una venda ajustada cubría sus ojos. Intentó moverse pero no pudo, el dolor de cabeza era agudo y cada vez que se movía éste se intensificaba. No se escuchaba ningún ruido a su alrededor, estaba solo.

Poco a poco fue recordando lo sucedido.

Recordó como había estado varios días atrás angustiado y desesperado, añorando a su esposa, tanto que había tomado una decisión descabellada.

Lucharía por ella, la recuperaría a como diera lugar, a tanto había llegado su desesperación de ver que quizás la estaba perdiendo y que había otro hombre listo para arrebatársela que empezó a descuidar sus asuntos y a cometer fallos que puso muy furiosos a algunos de sus socios. Pero no le importaba, había tomado la decisión de dejar el negocio si eso implicaba estar con ella y ganarse de nuevo su amor y su respeto.

Solo habían transcurrido dos semanas desde la última vez que la vio. En ese lapso de tiempo había estado vagando sin rumbo fijo de bar en bar, de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo en donde tuviera negocios sin hacer nada en concreto más que cometer errores por su estado de embriaguez y desolación y comentando su deseo de abandonar las filas del crimen organizado, lo cual llegó a oídos que no debía y molestó a gente importante dentro del mismo.

Ahora sentado en esa silla, en ese lugar solitario se daba cuenta de su gran estupidez, sabía que estaba en problemas... Muy graves problemas.

Recordó la visita de uno de sus socios, se reunió con él en un bar, solo por un momento muy corto, se le notaba de verdad asustado y nervioso, no dejaba de mirar constantemente a su alrededor, a pesar de que traía un considerable grupo de guardaespaldas.

_Escúchame muy bien Gonzalo. - le había dicho casi en un murmullo muy cerca de su oído esperando que nadie los escuchara. _Lorenzo esta tan molesto contigo que escuché de buena fuente que viene hacia acá.

Esta noticia lo había hecho palidecer.

Lorenzo era uno de sus socios, pero no era cualquier persona, era el hombre que estaba en la cúspide de la organización a la cual pertenecía, tenía fama de frío y despiadado y que el viniera a encargarse personalmente de éste asunto hacía que a cualquiera se le pararan los pelos de punta, él no hacia esas cosas, tenía a cientos de hombres que se encargaban de meter al orden a cualquiera que quisiera descarriarse, fuera fuerte o insignificante dentro de la organización. Pero que el saliera de su zona de confort y se avecinara a exponerse y cruzar territorio enemigo para hacerse cargo de él era demasiado grave.

Un sudor frío recorrió su espina dorsal, él se consideraba un hombre valiente pero enfrentarse al jefe de jefes era algo para lo que no estaba preparado.

_Amigo. - volvió a hablar el hombre a su lado. _tienes que hacer algo y rápido, de aquí en adelante vas a estar solo, ninguno de tus amigos o conocidos se va a atrever a echarte la mano teniendo detrás tuyo a Lorenzo, nadie lo hará. - dijo con preocupación. _Yo ya me estoy arriesgando bastante al estar aquí, pero tenía que advertirte, ahora depende de ti. - se levantó y salió sin mirar atrás, ni siquiera esperó a recibir las gracias.

Gonzalo se quedó petrificado en su lugar, de la borrachera que hacía unos momentos traía, no quedaba nada, su mente estaba trabajando a mil por hora, todos sus planes se venían al traste, ahora no importaba él , tenía que pensar en ella, hizo una llamada a sus abogados y se dirigió a los juzgados en donde se citó con ellos.

Después de su reunión con ellos mando llamar a sus hombres de más confianza.

Fue una reunión rápida y por demás emotiva, había ordenado apartar de él a su equipo de seguridad, pidió a sus hombres que se mantuvieran al margen de lo que sucediera más adelante, les explicó el motivo de tales medidas y todos concordaron con él. Lorenzo iba por él y por todos los que con él estaban y sabían que ante él nadie escapaba, así que Gonzalo pensaba que si iba por él lo iba a encontrar solo a él, no tenía caso involucrar a mas, serian muchas muertes innecesarias porque por mucho que se defendieran era una batalla perdida. Todos los que conocían a Lorenzo lo sabían.

*****
Tal como Gonzalo lo suponía no había lugar donde Lorenzo no lo pudiera encontrar, lo había ubicado y sin más sus hombres lo habían capturado con lujo de violencia. Ahora se encontraba golpeado atado y con los ojos vendados en aquel helado lugar que no podía ver, pero si sentir, a la espera de que ese hombre se presentara a dar su veredicto, veredicto que él de antemano conocía, nadie se atrevía a desafiar a Lorenzo Maldonado y vivir para contarlo.

Solo esperaba haber actuado a tiempo con Lorena, tenía que mantenerla al margen de esto a como diera lugar.

Escuchó como la puerta del lugar se abrió.

Sintió y escuchó los pasos de varias personas posicionándose a sus lados y a su espalda. Un escalofrió lo recorrió cuando escuchó la voz de Lorenzo.

_Muy mal negocio hacerme venir hasta acá. - fue lo primero que salió de su boca.

Gonzalo lo escucho posicionarse enfrente de él, no podía ver pero estaba seguro de que estaba sentado a horcajadas en una silla muy junto a él, porque podía sentir su aliento casi en su cara.

_Los rumores que me llegaron no son muy halagadores. - continuó. - de hecho me sorprende y si soy sincero no lo esperaba de ti. - dijo ordenando con un ademan que le quitaran la venda de los ojos.

Una punzada de dolor atravesó sus ojos, la luz le lastimaba al grado de no permitirle ver, pero poco a poco se fue acostumbrando hasta que logró enfocar a Lorenzo, que efectivamente se encontraba muy cerca de él.

_Se trata de un mal entendido. - contestó Gonzalo tratando de convencerlo.

_No trates de tomarme el pelo - contestó molesto. _yo no me muevo en base a malentendidos. Se lo que hiciste y dijiste, sé que cometiste varios errores y la verdad me sentí muy defraudado, eres una persona que promete mucho y aún me eres muy útil. Por eso estoy aquí porque vamos a solucionar esto de raíz.

Gonzalo se sobresaltó, la mirada de él daba temor y no prometía nada bueno, pero acababa de escucharlo y eso le hacía saber que no lo mataría como todos creían incluso él mismo.

_Te pido disculpas. - se adelantó a él. No quería escuchar cuál era esa solución que él tenía, si no era su muerte. _Sé que cometí muchos errores pero los voy a solucionar, de hecho ya estoy en ello, no volverá a suceder.

_Por supuesto que no volverá a suceder. - le dirigió una mirada maliciosa. _de eso ya me estoy encargando yo.

Gonzalo sintió terror de esas palabras creía saber cuál era su solución y no podía permitirlo.

_No es necesario. - insistió. _ya me encargué yo, fue un momento de debilidad y las copas no ayudaron mucho pero ya termine con ese asunto.

_No confío. - lo miró con rudeza. _prefiero hacerlo a mi manera, solo así me aseguro. Te necesito en tus cinco sentidos, sin ningún tipo de distracción.

Gonzalo quería gritar, había sido un gran estúpido, siempre la había mantenido al margen de ese ambiente, de esa gente y en un momento de debilidad había echado todo por la borda. Tenía que hacer algo pero no sabía qué.

Su rostro se demudó cuando observó cómo Lorenzo hacía un ademán a sus hombres.

_Tráiganla. - ordenó.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora