Camino despreocupada hasta la hoguera del centro de las cabañas. La niña morena que siempre hay ahí me mira fijamente.
- Hola - la saludo.
- Hola Daisy Ricks - dice con voz profunda.
- ¿Me conoce? - probablemente mi voz suene asustada.
Es normal que me asuste que una niña con la que nunca he hablado se sepa mi apellido, cosa que casi nadie sabe.
- Todos los dioses sabemos de tu existencia.
- ¿Dioses? - nunca me plantee, ni por asomo, que esta inocente niña fuera una diosa.
- Si - me sonríe con amabilidad.
La miro fijamente tratando de averiguar quien puede ser.
- Hestia - respondo finalmente.
La niña asiente sonriendo.
- Muy bien mi niña, no me equivoqué contigo, seguro que llevas a cabo la misión con éxito.
- ¿Perdón? - que yo sepa aún no me han otorgado ninguna misión.
- Nada cielo - esboza una sonrisa - ya sabrás, todo a su tiempo.
Asiento confundida y me levanto muy confusa.
Camino hacia la cabaña de Ares y subo los escalones para luego llamar con fuerza a la puerta. Esta vez la puerta la abre Mark, que como no, está sorprendentemente sin camiseta.
- Hola Daisy - me saluda con una deslumbrante sonrisa.
- Mark - le sonrío a mi vez.
- ¿Que querías?
- ¿Esta Nick? - pregunto incapaz de despegar la vista de su impresionante anatomía.
Mark sonríe y vuelve a entrar en la cabaña. Segundos después Nick asoma la cabeza.
Parece realmente sorprendido de verme ahí, y eso me hace darme cuenta de que realmente estoy dejándolos de lado.
- ¿Ha pasado algo?
- ¿Tiene que pasar algo para que venga a verte? - pregunto cruzandome de brazos - ¿No puede ser que únicamente hecho de menos a mi mejor amigo?
Nick se ríe y sale para abrazarme. Me alza en sus brazos y me baja por los escalones en volandas.
- Con que tu mejor amigo ¿eh? - pregunta con una sonrisa ladeada - pobre James, se va a llevar una decepción. Pero bueno, no podíamos seguir mientiendole...
- Nick - le doy un golpe juguetón en el brazo.
- Oh dios mio - se tira al suelo dramáticamente y se pone a chillar como si le estuviese matando - que dolor.
- Nick - le llamo entre dientes. Todos los campistas se nos han quedado mirando, y como ya habré dicho, no me gusta ser el centro de atención. - Nos están mirando.
- Por supuesto que nos miran - dice levantándose mientras me pega a su cuerpo - somos extremadamente bellos.
- ¿Enserio? - le miro fijamente - ¿Extremadamente bellos?
- Claro - se ríe - ¿no te habías dado cuenta de que soy una belleza?
Finjo inspeccionarlo y entrecierro los ojos con aire calculador.
- Oh dios - digo soltando una exclamación "sorprendida" - es verdad, eres una gran belleza.
Entrecierra los ojos y me revuelve el pelo.

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El hijo de la muerte (Nico di Angelo)
FanfictionUn chico perseguido y acosado por toda clase de monstruos y pesadillas sacadas de los mas horribles libros de terror. Una chica que vive en la ignorancia. Sus problemas son mas livianos, pero no del todo triviales. El destino ha decidido juntarles...