Capítulo 1. Engaño

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Disclaimer: Ni Naruto ni 'Algo contigo', canción en la que se inspira esta historia, me pertenecen.


— ¡Infeliz hijo de puta!

Itachi pidió la cuenta con una mano mientras buscaba con la otra un paquete de pañuelos desechables que tenía guardados en su bolsillo. Los cargaba todo el tiempo, más por hábito que por necesidad, y siempre lo sacaban de apuros. Extrajo uno del empaque plástico y se lo tendió al rubio.

Naruto era un mar de lágrimas. Nunca antes lo había visto así de abatido y el alcohol solo empeoraba el panorama.

— ¿Quieres que yo hable con él, que lo haga entrar en razón? —. El tono de su voz estaba tan forzado que sonaba ligeramente más agudo que siempre. Por fortuna, la música del tugurio donde se encontraban tenía el volumen tan alto que hacía prácticamente imposible escuchar cualquier cosa que no se dijera a gritos.

Naruto meneó la cabeza de un lado al otro, con la torpeza propia de los altos niveles de etilo. Itachi exhaló aliviado; la verdad, su hermano menor era la última persona a la que quería ver en ese momento.

— ¡Ese cabrón! ¿qué cree que puede hacer lo que quiera y salirse con la suya? Le quiero arrancar el pito con las manos, te lo juro...—. La voz del rubio era tan lastimera como los aullidos de un animal moribundo que pide piedad.

Itachi Uchiha crispó los puños instintivamente y utilizó todas sus energías para evitar cometer una estupidez. El pecho le dolía de escuchar a Naruto tan dolido y desesperado; le daba rabia saber que el causante era Sasuke y su incapacidad para mantener el pene dentro de sus pantalones. Inspiró profundo, haciendo acopio de serenidad: No podía hacer nada; eso solo dificultaría ya muy delicada situación.

— No entiendo, no entiendo, ¡no entiendo! ¿Por qué me engañó si yo lo amo? ¿Hay algo mal conmigo? A lo mejor no soy tan bueno en la cama o...

—Tranquilízate por favor, Naruto. No hay nada malo contigo— respondió tranquilamente mientras lo guiaba a su auto—. Es claro que el problema lo tiene él.

—¡Lo quiero matar! Es un miserable, bueno para nada, cabrón...

Itachi asintió mientras ponía en marcha el vehículo. Ahora, sin música, era más fácil reflexionar, pero sus pensamientos lo enfurecían más: Sasuke no solo era un imbécil por haberle sido infiel a Naruto: Era un cínico por haberlo hecho en su propia cama... ¡con Gaara! ¿Por qué carajos, entre todas las personas del universo, había elegido a ese pelirrojo desquiciado, psicótico y degenerado para cogérselo?

Tuvo un recuerdo fugaz de ese hombre que se le había metido entre los ojos a su hermano y solo consiguió disgustarse más. La sangre le empezaba a hervir por el coraje y el odio hacia ese sujeto.

— Maldito imbécil de mierda...

Prefirió concentrarse en el camino mientras escuchaba a Naruto balbucear algunos insultos y lamentos. Su copiloto estaba ido en sus pensamientos, repasando los eventos de esa tarde y maldiciendo su ahora extinta relación, mientras que el vacío en el estómago de Itachi era ocupado por una mezcla de dolor e impotencia que le embotaba la cabeza.

Tenía los nudillos blancos debido a la fuerza que empleaba para mantener firme el volante y cada segundo que pasaba tenía más ganas de ir a casa de su hermano para romperle el rostro. Hizo un plan de emergencia para distraerse: Primero llevaría a Naruto a su apartamento para que descansara, después revisaría su botiquín y aprontaría el medicamento contra el dolor de cabeza e iría a la tienda a comprar sueros... Y luego, si seguía con la urgencia de ir a casa de su hermano, lo haría.

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