Esaú llegó a la ciudad una noche más fría de lo normal, las calles estaban vacías y poca gente caminaba por ellas, bajó del taxi, tomó su única maleta que llevaba consigo y comenzó a caminar.

Los faroles alumbraban poco, la basura era mucha, el viento corría y se podría decir que para la Ciudad Púrpura era una noche que fácilmente pasaba desapercibida a excepción de que la ciudad ahora tenía un habitante más.

Esaú decidió sentarse un rato, saco uno de sus cigarrillos y se dispuso a fumarlo, aunque no repasaba la mayoría de edad, el vicio lo había adquirido tres años atrás, con la llegada de su mejor amigo Mate aunque al principio se negaba a adquirirlo Mate logró que lo acompañara ocasionalmente hasta que poco a poco se dio cuenta que lo necesitaba y así empezaron sus problemas de adicción.

Se levantó y retomó su camino, unos días atrás los padres de Esaú habían muerto, su padre se había suicidado no sin antes haber matado a su esposa, dejando un reguero de sangre en la casa y preguntas sin responder, aquella tarde Esaú regresó de la Escuela estatal de Artes, emocionado de haber sido seleccionado para representar el siguiente cuadro que se expondría en la Junta de Jóvenes Artistas, sin embargo lo que vio cuando abrió la puerta de su casa lo dejo atónito, su madre tenia la garganta ensangrentada, las manos cortadas, su ropa estaba pegada a su cuerpo por culpa de la sangre, tenia varias puñaladas esparcidas en todos lados, desde la espalda hasta el abdomen, sus ojos estaban hinchados y su cuerpo frío, su padre colgaba de la rama de un árbol que se encontraba el patio trasero, se había ahorcado con la cuerda del columpio que habían hecho cuando llegaron aquella casa a petición de su hermana menor que había muerto poco después en un accidente.

Esaú no recuerda que pasó después de ver a sus padres muertos, lo que sucedió fue lo siguiente, terminó desmayado, lleno de sangre, en la entrada de su casa. Los vecinos llegaron poco después de ver aquel pobre muchacho, la policía llegó, junto con los paramédicos pero ya no había nada que hacer, aquel pobre chico despertó al día siguiente en la sala de un hospital esperando que todo fuera una pesadilla, cuando le preguntó a la enfermera por sus padres, no fue necesario que le respondiera, con solo ver su mirada sabía que todo era real.

Le tomo 6 días recuperar lo cordura, cuando finalmente le dieron de alta, decidió viajar a la Ciudad Púrpura, su padre había comprado una pequeña casa que le dejaría a su único hijo vivo, cuando este cumpliera los 18 años podría reclamarla como suya, una noche antes de su cumpleaños Esaú decidió viajar, no era la primera vez que estaba ahí, las vacaciones anteriores se había ido con su madre a aquella casa, las cosas entres sus padres no andaban bien, su padre era un empresario reconocido pero adicto al vicio y a las mujeres, su madre siempre trataba de conservar la calma cada vez que discutían por las llegada de su esposo a altas horas de la madrugada con aliento a alcohol y perfume barato, finalmente llegó el día en que la empresa de su padre quebró por un fraude que uno de sus socios había hecho, dejándolo en bancarrota, además el poco dinero que le quedaba lo gastó apostando en casinos de mala muerte y terminó debiendole una fuerte suma de dinero a narcotraficantes de aquella zona, el punto final llegó cuando en una de sus peleas con su esposa llegó a tal grado de violencia que empezó a apuñalarla con el cuchillo de la casa y entre una de sus paranoias creyó que su esposa era uno de los narcotraficantes que lo perseguían, cuando se dio cuenta de toda la situación ya era demasiado tarde, la madre de su hijo estaba muerta, sangrando, así que decidió salir y terminar con su vida colgándose con la cuerda del columpio que su hija le había pedido de regalo de bienvenida a aquella nueva casa, tomo la cuerda entre sus manos, hizo un nudo especial, colocó la cuerda en su cuello y se dejó caer del banco que había llevado, el banco que su hijo ocupaba para pintar los cuadros que la gente tanto admiraba y así finalizó su vida y la vida su esposa.

Llegó a la casa media hora después de haber bajado de aquel autobús, su vida había cambiado, cambió desde el momento de girar aquella perilla, sacó su pequeña libreta que siempre llevaba consigo, encendió un par de velas puesto que la casa no tenía luz eléctrica, y comenzó a escribir entre las sombras;

Las luces alumbran nuestra alma, nos dejamos guiar por estas, porque nos hemos dejado guiar por la oscuridad, tú bien sabes de lo que hablo, mírame el tiempo no ha sido nuestro aliado, los últimos alientos de mi ser te pertenecen así como los tuyos a mi, pues bien solo Dios sabe lo mucho que te he esperado, incluso antes de mi existencia, no hemos venido a cumplir los sueños frustrados de otros, sino los nuestros, el mio es algo exacerbado y solo tú lo sabes, por eso he decidido amarte, hasta que el camino de tinieblas me arrastre y de ser así, tú vendrás conmigo.

Muchas personas sonríen y otras no tanto, nosotros pertenecemos al segundo grupo, y aunque pudieran ver mil personas más siempre te elegiría a ti, porque sigues destacando entre todos, aun con esa mirada triste, aun cabizbaja, para mi tú sigues siendo la única y será así por un largo tiempo, no por ser diferente sino por la simpleza de conocerte y saber que somos aliados en esta guerra y sabes bien que hacerlo nos ha llevado tiempo.

Miles de hombres han luchado por su libertad, por sonreír de nuevo, cuando amamos perdemos una lucha y estamos felices con ello, la batalla que perdemos es la de ser libres y dueños de nosotros mismo, pero aunque parece estar todo perdido, miro tus ojos y no me arrepiento de nada.

Cerró la libreta y se dispuso a dormir, ya mañana sería un nuevo comienzo y su cumpleaños décimo octavo, tendría que buscar un trabajo, reparar las instalaciones y empezar a hacer adulto, al menos esa noche podría dormir como un adolescente más, pero una vez despertara sabia que todo habría cambiado, todo a su alrededor excepto él.


La soledad en el atardecerWhere stories live. Discover now