Fúnebre

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4:17 am

Se escuchaban ruidos en la parte trasera de la casa, Esaú, decidió levantarse, salió a al patio, se encontró con un pequeño gato negro, desnutrido y no mayor a cinco meses, buscó algo de comida enlatada en la alacena, habían tres latas de atún y dos de sopa, decidió darle una al pequeño felino, la soledad le empezaba a afectar emocionalmente, sabía que tenia que tener al menos una mascota que pudiera hacerle compañía en aquella casa tan vacía, se sentó en la sala y de pronto encontró el recibo de la luz, por suerte la deuda no era tanta, y no había ningún foco que sustituir, así que decidió sacar sus ahorros e ir a pagar en cuanto abrieran alguno de sus cajeros.

La madrugada era fría, los grillos cantaban y apesar de que Esaú tenia sueño no podía cerrar los ojos porque el recuerdo de su madre tirada en la habitación aquella le venia a la mente instantáneamente, sacó un cigarrillo, buscó el encendedor pero cuando estuvo a punto de encenderlo, tocaron a la puerta.

¡Toc, toc! 

Esaú se levantó del sillón antiguo y se asomó por la ventana, era una chica, no mayor a él, abrió la puerta.

-¿Qué haces aquí tan temprano?-La chica tenía realmente una cara de asombro, hacia meses que Esaú no la había visto y no recordaba muy bien su nombre, sabía que ella siempre le buscaba y las vacaciones pasadas compartieron más que minutos , pero aún así Esaú era demasiado reservado para tener una amistad con alguien, desde el accidente que Mate tuvo en donde quedó en coma, relacionarse ha sido complicado, la perdida de su mejor amigo hizo que se apartara de todos y se volvió un lobo solitario, juró que jamas supliría a Mate aunque le costase una vida de soledad.

-No quería volver a casa, no después de lo que pasó-.Cuando Esaú termino de contestar, las imágenes de su padre colgado volvieron a su mente.-Hoy tengo que ir con el notario para reclamar la casa como mía, hice una cita antes de venir y me dijo que me presentara hoy-.Esaú mentía, no tenía ninguna cita, no pensaba reclamar la casa hasta que fuera necesario, pero quería dar una explicación que le quitara futuras preguntas.

-Mi madre lamenta mucho lo que le sucedió a tus padres.-La chica se notaba un poco incomoda al decir lo último, Esaú la miró y dijo.-Lo que mi padre ocasionó-.En ese momento abrió la puerta y la invitó a pasar, la chica entró silenciosamente y empezó a recorrer la habitación con la mirada, era un lugar siniestro, como si algo oscuro la habitara, se sentó sobre el primer sillón que vio.

Esaú la siguió procurando no hacer ruido, la dejó en la sala y él se fue a la habitación de huéspedes, en el armario pequeño se hallaba una caja de madera, la abrió y sacó de ella un poco de hierba y buscó detrás de la ropa de su hermana un bong, lo llevó a la sala y se sentó en el sillón que estaba enfrente de la chica, llenó el bong que algo de agua y hierba.-¿Te molesta si fumo un poco?.-Ella hizo un ademan de que no le importaba y se dispuso a mirar aquel chico tan triste que trataba de evadir su alrededor.

Se escuchó el ruido del bong siendo usado, Esaú dejó escapar el humo denso que salia de su boca, después de eso fue al cuarto por una vela y la encendió, la luz de luna entraba por las ventanas pero no era suficiente, la chica tenía la misma posición desde que se había sentado en el inicio parecía perdida en sus pensamientos, ni siquiera notó cuando Esaú se fue por la vela, ni cuando regresó.

-Perdona que te pregunte pero no recuerdo tu nombre-. Esaú titubeo con la frase, pero decidió que era mejor preguntar.-Evie, yo tampoco recuerdo muy bien tu nombre pero no quería preguntar por pena.- Esaú la vio y creyó que era broma, el verano pasado la chica había investigado su nombre pero prefirió no decirlo.-Esaú-. El efecto de la marihuana empezaba a sentirse en su cuerpo, su mente se tranquilizaba y sus problemas se quedaban escondidos en su mente.

-Evie, ¿Quieres intentarlo?-.Ofreciéndole el bong cargado, al contrario de lo que pensaba Esaú, ella accedió, no era la primera vez que Evie probaba la marihuana, con sus amigos de preparatoria lo había hecho un par de veces, así que sabía que era lo que hacia, nuevamente se escucho el burbujeo del bong y la entrada del aire por el orificio, Evie dejó ir lentamente el humo por su boca, le pasó el bong a Esaú y este nuevamente lo llenó para fumar un poco más, la sala se llenó de humo espeso, Evie y Esaú fumaron hasta el amanecer.

7:27 am

El sol apenas comenzaba a asomarse, en Ciudad Púrpura las noches eran muy largas, los días demasiado cortos, Esaú se fue a su habitación se vistió con una playera negra su chaqueta de cuero que tanto amaba, sus botas y unos jeans rotos negros, sus audífonos colgaban en su cuello, su cabello despeinado negro azabache hacia juego con su vestimenta, se colocó unas pulseras de cuero que tapaban sus recientes heridas en su muñeca, sus cejas gruesas con expresión de molestia apuntaban hacia un lugar fijo, poseía un lunar sobre su mejilla derecha sus ojos claros denotaban tristeza, melancolía pero lo más oscuro de eso es que había mucho odio en ellos, volvió a la sala, Evie dormía profundamente, evitó hacer ruido y salió de la casa.

La mañana se teñía de colores azules oscuros y la gente apenas comenzaba a despertarse, fue directo a la cochera, su padre le había comprado una motocicleta de regalo, pero su madre no le permitía usarla en su antigua ciudad por que creía que era demasiado peligrosa para él, pero en ese momento su madre ya no estaba y necesitaba transportarse, no tenia gasolina, empezó a buscar entre las cajas y finalmente encontró unos cuantos  galones cargados de combustible, llenó el tanque a tope y salió con rumbo a la estación eléctrica, pagó la deuda de la casa y pasó al pequeño supermercado a comprar víveres, su madre le había dejado algo de dinero, al menos para sobrevivir unos cuantos meses, pero sabía que aunque sus ahorros y el de su madre juntaba una cantidad considerable de dinero tendría que buscar empleo e inscribirse a la escuela de artes más cercana, investigó por escuelas y todas requerían de un tutor legal, puesto que la mayoría de edad era de 19 años, y a él aun le faltaba un largo año, empezó a conducir por la ciudad en busca de alguna vacante, las horas pasaban y al parecer no había lugar para él en aquel lugar y justo cuando se iba a dar por vencido vio un letrero;

                                                          SOLICITO PERSONAL MASCULINO

                                                                                   EDAD 18+

Era una funeraria que necesitaba a un agente funerario para embalsar a los muertos, claro que cada embalsamiento tendría que ser el ideal, decidió entrar y a conseguir ese empleo, necesitaba ganar dinero de alguna manera, aunque eso implicara estar rodeado de cadáveres, al fin y a cabo no era la primera vez lo estaba.

El lugar tenía un olor a muerte mezclado con sustancias para limpieza, un olor indescriptible, aunque aquel chico quería salir corriendo del lugar decidió enfrentarse a sus miedos y continuar con lo que buscaba, la ultima vez que había estado en lugar así fue cuando tuvo que elegir los ataúdes para sus padres y eso había sido demasiado reciente.

La sala estaba vacía, tuvo que llamar un par de veces hasta que un señor demasiado viejo salió a su encuentro, usaba guantes y una extraña bata, Esaú decidió dejar de ver su atuendo y le preguntó por el trabajo, el señor no lo pensó dos veces y lo contrató, la vacante tenía más de tres meses sin ocuparse, al parecer en la ciudad creía que estar en contacto seguido con muertos era tentar su suerte, puesto que te exponías a morir, o al menos ellos lo creaian fervientemente. 

Esaú fue citado a las 8 pm para trabajar hasta las 2 am, para él no suponía ningún problema, y estaba más que encantado con la idea.

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⏰ Last updated: Dec 25, 2018 ⏰

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La soledad en el atardecerWhere stories live. Discover now