La travesía de dos corazones rotos tras descubrir que el amor no sólo es rosa, ni sus emociones están en blanco y negro.
Todos tienen un sentimiento de molestia a Chloe y están felices al ver como su corazón se rompe tras su rechazo por Adrien. Luka...
"Nuestras palabras, rasgan la superficie, como un papel, como un corte causado por el filo de un papel, Ahora mismo, no sé por qué te quiero, pero por la mañana, cuando nos levantemos, me estiraré para alcanzarte y lo recordaré. Fue solo un papel, un corte causado por el filo de un papel."
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Perfecto caos cósmico; era como Luka definía la lluvia. Fuera de ser algo climatológico, imaginaba que de alguna manera cuando llovía era porque las estrellas lloraban observando tristes historias que acontecían en la tierra.
Seguramente una de esas era su amistad con Chloe.
Veía su pulsera, aquella que no se había quitado ya desgastada por el paso de algunos años ¿Hacía cuanto tiempo que no hablaba con ella? No sabía cómo había permitido perder contacto con la que había jurado ser su mejor amiga por toda la eternidad.
—¿Pasa algo Luka?— preguntó Marinette preocupada, la cuál, ahora era su novia. Sí, quizás había pasado bastante tiempo, recordaba que cuando empezaron a perder contacto él todavía no tenía ese noviazgo. Una gota golpeó contra su rostro.—Luka.— volvió a llamarlo Marinette intentando captar su atención. La azabache ante sus vanos intentos se acercó lentamente y besó sus labios con cautela.
Eran dulces, agradables y simpáticos. Los disfrutaba, lo dejaban satisfecho. Nunca lo dejaba con la necesidad de más y extrañamente, le causaban fantasías demasiado vívidas con su ex mejor amiga.
Una fantasía donde él la besaba y ella correspondía, en donde sus cuerpos se unían y alientos exasperados por el otro colisionaban, uno donde...
Sólo fantasías.
—A veces quisiera saber en qué piensas.— recargó su frente contra la de él. Luka no hizo más que sonreír.— ¿Nos vamos?
Luka le había prometido llevarla a la apertura de una galería basada en los bocetos de los más grandes diseñadores de moda que han pisado la tierra. El evento era bastante exclusivo, pero gracias al cielo el mismísimo Gabriel Agreste la había invitado. Se sentía afortunada.
—Te vas a divertir, vamos.— tiró con entusiasmo su novia tomando sus mejillas con ternura, asintió con una sonrisa y algo de resignación.
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La veía platicar plácidamente con el que medio Paris juró era el padre del hombre con el que se casaría. Pero, repetía; pocos comprendían la naturaleza del romance entre Adrieny Marinette y ahora el rubio ni siquiera se hallaba viviendo en Francia.
El lugar era bonito, sin duda; era un evento al aire libre y todos usaban trajes de cóctel; todo bastante floreado y con colores pastel, maderas blancas y personas hablando sobre su vida repleta de dinero. Era la imagen que uno se imaginaba al pensar en elegancia. Independientemente, no era su tipo de lugar.
