¿Una promesa?

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Aquella noche había sido otra de película de terror para Chloé Bourgeois. Después de vagar por la tormenta, pasó la noche en su loft sin consiliar el sueño.

Solo recordaba la mirada de Nathaniel antes que se lo llevaran. Esa imagen le causaba un remordimiento inexplicable.

Al llegar a su escuela, tenía pánico de encontrarse con Nathaniel. No tenía cara para verlo y darle.una explicación como se debía, se sintía culpable de haberlo puesto en riesgo.

Entró a su aula cabisbaja sn prestarle atención asus compañeros. Esperó nerviosa a que Nathaniel cruzara de aquella puerta en cualquier momento, sin embargo, no ocurrió.

Aún mantenía a la esperanza de que Nathaniel llegara, no porque quisiera hablar con él, sino porque debía saber que se encontraba bien.

La hora del almuerzo había llegado, fue a la cafetería por un charola de comida y se sentó una mesa apartada detrás de un muero que quedaba escondida.

Su mente aún divagaba por la preocupación y el estrés que era su vida. Ni siquiera había provado un bocado, solo agitaba la pasta que se estaba enfriando. Tampoco prestó atención a unos compañeros que se le acercaban.

—¿Te acompañamos? —Le dijo Nino en tono burlezco quien se encontraba acompañado de Lila y Kim.

—Larguénse —Les dijo Chloé sin voltear a verlos.

—¿Siempre eres tan grosera? —Preguntó Lila entre risas—. ¿Con quién te peleaste que estás tan golpeada?

—Dije que se largaran —Repitió Chloé apretando los cubiertos.

—¿O si no qué? ¿Nos vas a golpear? —Retó Lila.

Chloé tomó aire y se levantó de la mesa, pero rápidamente fue sentada con brusquedad por Kim que la tenía sostenida de los hombros.

—¡Suéltame! —Exigió Chloé—. ¿Qué quieren? Idiotas.

—Oye, cálmate —Dijo Nino tratando de ser relajado y sentándose en su misma mesa—. Queremos comer contigo y hacerte compañía.

—No necesito su compañía —Declaró Chloé tratando de levantarse, pero Kim la tenía con un agarre firme.

—Chloé, tú siempre tan terca —Expuso Lila—. No haz comido nada, es muy grosero dejar la comida.

—Los cocineros se ofenderán mucho —Agregó Nino—. Ellos hicieron comida con mucho amor.

—¡Kim! —Llamó Lila chasqueando sus dedos—. Abre su boca, vamos a ayudarla a comer.

—¡No! ¡Esperen! —Gritó Chloé.

Tan pronto como dio la orden, Kim sujeto la mandibula de Chloé haciendo que esta abriera su boca. Ella se movía con brusquedad tratando de quitarse del agarre, pero estaba tan adolorida para pelear.

—Aquí va el avioncito —Cantó Nino en burla metiéndo el tenedor lleno de pasta en la boca de Chloé.

Los tres reían sin escrupulos de ver a Chloé sufrir. Disfrutaban cada gesto de tortura de la rubia. Kim movía la mandibula de Chloé con brusquedad para que esta masticara mientras Nino y Lila continuaban metiéndole más comida al punto de tener problemas para tragar.

—¿Recuerdas cuando decías que comía como un cerdo? —Le preguntó Kim moviendo su mandibula siendo más brusco—. ¿Quién es el cerdo ahora?

—¡Abre la boca, cerdo! —Ordenó Lila llenándole la boca con más pasta.

Chloé no podía respirar más, sus ojos lloraban debido a la presión que estos hacían sobre ella. Además, de los ruídos que hacíam imitando al animal.

¿Quién eres? [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now