Era viernes. Era el último día de clases teóricas en esa semana y estaba con ganas de que terminara el día, pero ya había sido advertida por todos, incluso por su hermana: ese día no sería fácil. No temía la clase de táctica, sino a angelología y demonología, dos de las clases más importantes. Había escuchado demasiadas historias sobre los dos profesores y todas eran escalofriantes. Emer Ferguson y Soren Larson eran dos de los más grandes referentes del mundo kamikaze. En sus años dorados habían sido los mejores cazadores y hoy en día se encargaban de dar clases magistrales e inspiraban todo el miedo del mundo.
Lena despertó ese día igual que los anteriores, con el sonido de las sirenas y fue directo al baño. Cuando salió, Marissa recién hacia sus atisbos de despertarse. Perezosamente se estiró y se quedó mirando a Lena con una sonrisa maligna.
— Hoy tienes clases con el dragón y la serpiente —murmuró con voz ronca.
Ella sintió un lento escalofríos por su cuerpo al oír los sobrenombres de aquellos profesores, y su rostro palideció, sintiéndose enferma de los nervios. La sonrisa de Marissa de volvió como la de un gato mientras se ponía de pie; vestía un bóxer y una remera con unas siluetas de un grupo música con la inscripción de Héroes del silencio. Su pelo era una maraña rebelde y oscura que no le preocupaba arreglar, y sus ojos eran felinos y filosos aun a tempranas horas de la mañana.
— ¿Cómo sabes mis clases? —preguntó confundida. Ella se encogió de hombros.
— El otro día estaban sobre tu escritorio —comentó— Y no hay de qué preocuparse mientras hagas bien los deberes y no metas la pata —agregó pasando junto a Lena para encerrarse en el baño.
Los ojos de Lena no se despegaron de la puerta. ¿Acaso ella la estaba aconsejando? Nunca habían intercambiado tantas palabras desde el día en que llegó.
— No creas que te estoy ayudando, simplemente me das lastima —comentó Marissa saliendo del baño rápidamente y yendo a vestirse.
No había nada de inhibición en ella, tanto en palabras como en comportamiento. Se acercó a su ropero para cambiarse manteniendo la calma. Lena parpadeó y desvió su mirada para no sentirse una entrometida.
— Aposte que te quedarías una semana, pero tengo tiempo hasta el lunes —agregó Marissa y Lena no pudo evitar mirarla con molestia.
En un principio había llegado a pensar que podrían ser amigas o por lo menos buenas compañeras, pero solo le bastó un día para perder todas las esperanzas. Los ojos de Lena se entrecerraron, observándola casi fríamente y su mano se cerró en un puño sobre la tira de su mochila.
— No pienso irme de este lugar. Puede que creas que me conoces o tienes una mínima idea de cómo me comporto, pero no lo haces —comentó sonando tan distante que le costó reconocer que venía de ella misma. Marisa la miró sobre su hombro con mirada inquisitiva y la sonrisa aún pintada como una mueca burlona— Que tengas un buen día —agregó Lena girando sobre sus talones y cerrando la puerta tras ella con fuerza.
Perra; pensó al mismo tiempo que una figura alta se acercaba a ella.
— Buen día princesa —la saludó Therón cuando estuvo frente a ella, pero tardó unos segundos en darse cuenta de su expresión atormentada pero es que ella no podía sacarse de la cabeza el comportamiento de Marissa. Acá todos son así, tenés que acostumbrarte; le dijo su conciencia— ¿Todo bien? —le preguntó él preocupado. Ella intentó esbozar una sonrisa mientras emprendían el camino hacia la cafetería.
— Todo bien. Solo una pregunta, ¿También te dan ganas de matar a tu compañero de cuarto mientras duerme? —preguntó. Él se rió divertido, peinando su pelo con su mano.

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Legado II. El Ascenso del Imperio © [Finalizada]
FantasyAclaración: para comprender la trama, se debe haber leído Legado I: Herederos de sangre. Sinopsis: Después de los sucesos en Noruega las cosas han cambiado. Mientras Valquiria, Leonardo y Newén siguen pistas de asesinatos en Londres, Lena ingresa a...