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Ninguno vuelve a pronunciar palabras en lo que resta de la noche. Me quedo dormida en sus brazos, olvidando el té que Jisoo dijo peparar y también el desastre que tengo entre las piernas. Simplemente me pierdo entre el sonido de su respiración chocando contra mi cabeza y su corazón latiendo debajo de mi oído.
Ignoro el momento en el que todo se convirtió en algo tan sereno luego de que sufriera tanto. Y cuando despierto al día siguiente, él ya no está.
Su ropa sigue escondiendo mi cuerpo, es lo único que queda como evidencia de que lo que ocurrrió ayer, realmente pasó. Los recuerdos me pegan fuertemente contra el corazón, y el dolor regresa. No sé por qué pero quiero tenerlo de nuevo cerca de mí, abrazándome.
Sin embargo eso no es posible. Estoy sola de nuevo, lejos de Jooheon, lejos de Kihyun y lejos de cualquier otra persona que pueda quererme con la fuerza que necesito ahora. Sólo quedo yo, de nuevo.
Mi mano se desliza sobre mi vientre, acariciándolo por encima de la playera del rapero que ayer permaneció a mi lado hasta que me sentí mejor. Ya no hay nada ahí adentro. Ignoro la lágrima que baja por mi mejilla, corriendo deprisa hasta caer en mi pecho. Me doy cuenta también de que soy buena para ignorar desastres. Arrugo la prenda con mi puño, sintiendo coraje y luego la suelto, sintiéndome verdaderamente cansada.
Necesitaba ver al médico, cuanto antes.
Logro ponerme de pie y mantenerme así por un par de minutos. La pérdida de sangre comienza a sentirse por todo mi cuerpo, haciendo que la vista se me distorsione mientras intento caminar. Me siento terriblemente mareada. Cuando llego al cuarto que Jisoo destina a sus huéspedes, me tiro sobre la cama y me dispongo a seguir durmiendo. Pero no lo consigo.
Para cuando el reloj indica que es demasiado tarde como para desayunar, lo único que he hecho es mojar la almohada, atormentada por lo cruel que todo esto parece ser. Es tu precio a pagar por el mal que has hecho, Minah. Siento que ya fue suficiente pero la vida no cree lo mismo.
♥♥♥
Jisoo tiene que ayudarme a caminar, y cuando estamos viendo al doctor, tienen que llamar a otras dos personas porque necesitaba una donación de sangre cuanto antes, después harían toda la operación necesaria para limpiar mi matriz. El mismo médico que hace unos días me dijo que todo estaría bien tanto para mi hijo como para mí, es el que me da los resultados finales de lo que sucedió.
Mi cuerpo no fue lo suficientemente sano para consevarlo con vida, yo no fui lo suficientemente fuerte para seguir adelante con la enfermedad que tengo. Mi cuerpo disfuncional terminó matando a lo único que me daba luz en estos días en los que no sé dónde estoy ni por qué hago lo que hago.
Es buen motivo para que, mientras me administran sangre de otra persona, más lágrimas bajen por mis mejillas.
ーEstarás bien, MinahーMe dice el doctor, sobando mi hombro con su mano. No lo miro. Sólo asientoーEs normal que te sientas así, pero no fue tu culpa. A veces la vida parece darnos la espalda...
