Last Shot ♥

5.6K 267 80
                                    

 Temari se sentía inquieta. Eran las tres de la mañana y desde que se acostó no había podido dormir. Shikamaru seguía rondándole en la cabeza. Sentía algo en su pecho, era una sensación muy extraña, la hacía sentirse ansiosa e inquieta. No paraba de dar vueltas en la cama, ya se había levantado a beber agua, se había quedado unos minutos en la ventana pero nada, simplemente no podía conciliar el sueño, algo la tenía así de nerviosa y ése algo tenía que ver con su vago, por lo que sin perder más tiempo, se vistió con su traje de pelea y se fue hasta la oficina del Hokage, rogando para que Kakashi aún estuviera ahí.

Cuando estuvo frente a la oficina, la mujer golpeó suavemente la puerta con los nudillos y entró cuando el Hokage lo autorizó.

-Temari, ¿Qué haces aquí a esta hora?- Le había preguntado Kakashi, sorprendido. La mencionada hizo una reverencia rápida y se apresuró a decir el motivo de su visita.

-Hokage-sama, necesito que me dé autorización para unirme a la misión de Shikamaru.- Kakashi la escuchaba atento, aunque la petición de la rubia era bastante sorpresiva, el Hatake sabía que era cuestión de tiempo para que ella le pidiera aquello. No sabía qué es lo que había entre el Nara y la embajadora de Suna, pero definitivamente era algo con bastante seriedad.

-Temari, éste asunto es algo que le concierne a la aldea de Konoha. No puedo permitir que vayas tú como apoyo, primero necesitaría consultarlo con el Kazekage para...- Temari dio un manotazo en el escritorio, haciendo callar al peliplata.

-Mantuve la postura porque era el Hokage, pero ahora lo voy a hacer a mi manera. Sabe perfectamente que si no me da la autorización me voy a ir por mi cuenta y si lo que le preocupa es lo que dirá Gaara, sólo le puedo decir que yo me sé cuidar sola y que le doy mi palabra de que no tendrá ningún problema con el Kazekage.- Kakashi sonrió por la vehemencia de la mujer. ¡Por supuesto que si él no daba su autorización ella se iba a ir de cualquier forma! Sabía que la rubia sólo lo hacía por mero respeto, más no porque realmente le importara. Kakashi suspiró resignado y negó con la cabeza, dándose por vencido.

-Si las cosas se ponen demasiado mal, tienes que regresar. Tú eres de Suna, no de Konoha, por lo que no tienes responsabilidad alguna de quedarte a proteger a los equipos.- La rubia asintió y tomando su abanico salió de la torre del Hokage, saltando por entre los tejados hasta llegar a la entrada de la aldea, para después irse hasta el lugar donde supuestamente estaba el tal Taka. Cuando llegó al lugar, disminuyó lo más que pudo su chakra y se acercó lo suficiente como para ver la situación y por lo que había visto, los shinobis de Konoha no la estaban teniendo nada fácil.

Dispuesta a no quedarse más tiempo en la sombra, la rubia se acercó de un salto hasta posicionarse detrás del Nara, quien no se había percatado de su presencia hasta que ésta le habló.

-¡Siempre tengo que venir a salvarte, bebé llorón!-

-Temari- Le respondió el azabache, mirándola sorprendido. Las dos Ino se giraron en dirección a la recién llegada, quien sin mirar al chico a su lado, se acercó hasta Sai y sin decirle una sola palabra, le plantó un beso, dejando atónitos a todos.

-¡¿Qué mierda estás haciendo Temari?!- Había gritado Shikamaru y una de las Ino al mismo tiempo. Temari se centró en la voz femenina y sin darle tiempo a nadie de reaccionar, abrió por completo su abanico y lanzó un ataque directo a la otra rubia que no había hablado, lanzándola a unos metros de distancia.

-¡Temari para, no sabemos cuál es la Ino de verdad!- Le gritó Sakura, horrorizada por el ataque que acababa de ver.

-La real es la que gritó. Los estuve viendo desde hace un rato. Taka reacciona a cosas que están en la mente de Ino, pero no puede reaccionar a emociones que surgen al momento, por eso es que no pudo responder lo mismo que la Ino verdadera.- Justo cuando terminó de decir aquello, Taka se levantó con dificultad del suelo, ahora ya con su aspecto real.

SHIKATEMA ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora