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Aprendí a llorar más suave.

Cada día, tarde y noche una lágrimas tenía que recorrer sus pálidas mejillas, era una costumbre, una rutina, un hobby.

Hacer menos a los demás hace poderoso al agresor, sube su egocentrismo y lo difunde de la forma más desvergonzada, la maldad venía en muchas formas, grandes y pequeñas, femeninas y masculinas, podría ser un desconocido por la calle, un compañero de salón, una madre, un padre, todos.

Dieciocho años de su vida había sido agredido de las formas más crueles, verbalmente sollozaba, física él gritaba.

Los ojos del chico eran tristes y llenos de dolor, un pobre desgraciado, sentir pena era una aberración, el pequeño error no lo merecía según todos, él, después de todo no tenía el amor ni cariño de nadie.

Despreciado, odiado, asqueado.

Se encogía al caminar por el miedo a las miradas acusadoras de todos, las palabras hirientes no querían resbalar, él las escuchaba y las comprendía... Y las creía.

Chittaphon simplemente deseaba desaparecer.


Un joven entraba a toda carrera en su hogar, cerrando la puerta con seguro tras su espalda y cerciorándose de que nadie le hubiese visto o escuchado, una costumbre.

El sigilo era lo suyo.

Corrió escalera arriba y entró sin intención de ser silencioso en la habitación de su padre y única familia, el hombre yacía tecleando en su computadora sin descanso, no volteó a ver a su hijo que acaba de ingresar, pero alzo su mano en gesto de saludo y siguió en lo suyo, atento.

—Tengo información de utilidad.— Logró decir cuándo recupero el aliento, avanzando en la dirección del adulto, él utilizó la computadora portátil. — Estoy totalmente seguro de que es él.

—Se más específico, John.—

—Él.— Repitió. — Leechaiyapornkul.

El sonido de las teclas se detuvo, su padre estaba genuinamente sorprendido, volteó hacía el girando la silla móvil, la sonrisa maniática en sus labios no alteró al más joven.

Tras una búsqueda computacional, Seo John ingresó en la base central de su nueva institución, en ella estaba el ingreso de todos y cada uno de sus alumnos.

"Chittaphon Leechaiyapornkul"

El perfil del joven se hizo presente y su padre le arrebató la computadora, la sonrisa en sus labios era tan inmensa que podía doler.

—¿Está en tu clase?— Preguntó.

—Sí, mejor dicho, yo alteré el sistema para estar en su clase, lo hice hoy al ingresar. —Su padre le miró con plena curiosidad, él estiró sus piernas. — Gritaron su nombre en los pasillos, ¿cuántos Leechaiyapornkul pueden haber?

—¿En Corea? Muy pocos John, lo has hecho bien.

—¿Ahora qué debería hacer?—

Una curvatura aún más maligna surco la boca del hombre, John se tensó, era la primera vez en ver un gesto tan frío de su padre.

—Secuestro.—


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Hola
Difundo esta nueva historia, la había publicado en otra cuenta pero al fina decidí ponerla aquí ~ espero les guste.

Cry baby.  JOHNTENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora