c a p í t u l o 31

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-Dios, en este centro comercial se creen que estamos en el Polo Norte y quieren mantener la temperatura ambiente ¿o que?. -Me quejé y me llevé las manos a los brazos, abrazándome a mi misma en un intento de calentamiento.

Hacía ya media hora que habíamos llegado al centro comercial, ya habíamos mirado tres tiendas y aún no encontrábamos nada que nos gustara para el marido de Anny.

-Que quejica eres, no es para tanto. -Se encogió de hombros y siguió caminando.

-Bueno, pues déjame tu cazadora anda Alex. -Me puse a su nivel y aunque me sacara una cabeza y media le di con mi hombro en el brazo, en un intento de un movimiento amistoso.

-¿Qué? ¿Por qué?. -Su cara era de confusión total lo cual me hizo reírme.

-Porque eres un caballero y le podrías dejar a la damisela en apuros tu cazadora.

-Ni yo soy un caballero, ni tu una damisela, ni estás en apuros. -Cortó rápidamente, en un movimiento inteligente.

-¿No eres un caballero?.

-Me temo que no, lo siento. Podrías haberte traído la tuya, oh espera, mejor aún, pedírsela a Trav. - Puso un tono chillón e irritante al decir su nombre, supuse que me quería imitar. -Ah no, espera, que el solo te deja sus camisetas después de follar. -Yo empecé a reír a carcajadas.

-Eso ha sonado a... -Hice una pausa dramática llevándome la mano al oído como si estuviera esperando a algo que había oído para aclararlo. -¿Celos?. -Seguí riendo.

-¿Y que pasa si te digo que si?. -Se giró hacia mi y yo hacia el, quedamos frente a frente, el se cruzó de brazos y estaba completamente serio, parecía que lo decía en serio.

-Siento interrumpir, perdona Alex, ¿podría sacarme una foto contigo?. -Al escuchar eso me gire a de dónde provenía la voz y era una chica muy mona a nuestro costado.

-Eh, sí, claro, por supuesto. -Al principio sonó nervioso, pero lo solucionó con una sonrisa y siendo muy amable con la chica.

-Muchas gracias. -Sonrió la chica y luego me miró. -Irina, me encanta el trabajo qué haces, los personajes lucen muy reales con el maquillaje y los peinados que les haces.

-Oh, muchas gracias cielo, yo solo hago lo que me mandan. -Reí y ella lo hizo conmigo.

-Adiós y gracias. -La chica nos despidió con la mano y se alejó.

-¿En qué estábamos?. -Alex se volvió a poner en la posición en la que estaba antes de que ella llegara pero yo no lo hice. -Mejor vamos a dejarlo... se nos hace tarde. -Empezó a caminar realmente rápido y lo alcancé, pero me quedé completamente callada no quería hablar de ello.

Empezamos a recorrer tiendas callados, ninguno de los dos hablaba y había una cierta tensión en el ambiente, era extraño e incómodo.

-Vayamos a una tienda de cómics, le compramos un par de figuritas de superhéroes o star wars y solucionado. -Casi grité después de haber recorrido casi todas las tiendas del centro comercial y aún no tener nada, pero recordé ese pequeño-gran dato. El marido de mi mejor amiga era el mayor friki que conocía. -Le encantará. -Alex asintió y me empezó a seguir. -¿Vas a seguir callado?.

-Sí no tienes nada bonito que decir cállate, es un consejo que me dieron de pequeño y realmente funciona, así que eso haré.

Preferí quedarme callada ante su comentario, sabía que si le contestaba terminaríamos discutiendo y no estaba ni de gusto ni de humor para ello, había empezado el día genial y así quería acabarlo.

Al llegar a la tienda unos cuantos clientes reconocieron a Alex y en lo que él se sacaba fotos yo escogí tres funko pops para el regalo, uno de Iron Man, uno de Spiderman y otro de Darth Vader, camino a la caja vi el juego de la Nintendo switch de Super Mario Party así que opté por cogerlo también.

Cambios. (Alex Hogh Andersen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora