Capítulo 28

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Pov Zidf:



Mientras nos encamiábamos a casa en el carrito de golf con Black y Midnight, mi mente repasaba una y otra vez las pasadas horas: después de que Thrilla ajustara las máquinas nos puso a ambos en 2 tubos que parecen los de las resonancias pero que no lo son. Midnight permanecía extrañamente tranquilo mientras que lo introducían dentro del tubo y desaparecía de mi vista pues, yo también estaba siendo metida en otro igual. Los ruidos empezaron y las luces me cegaron por un momento.

No duró demasiado pero fue un poco ensordecedor. Por suerte, al cabo de unos 20 minutos más o menos, las camillas donde estábamos acostados, se retiraron y nos sacaron de dentro de los tubos. Midnight simplemente se estiró y bostezó para, a continuación, bajarse de un salto y pararse frente a mí. Sonreí y él se frotó contra mis piernas.

Nos acercamos a Thrilla que miraba las pantallas, con Alli, con el ceño fruncido ambas. No sabía si interpretarlo como algo malo o algo bueno, no parecían enojadas o preocupadas pero sí con su atención fija como un láser en los monitores. Yo mucho no entiendo de este tipo de cosas por eso, cuando llegué a su altura y miré lo que ellas, no entendí nada. Yo no veía más que una gama de colores con la forma de un cerebro y ya...

Ellas me dijeron que era la actividad cerebral y que, como habían sospechado, la actividad en el cerebro de Midnight era mucho más alta de la normal, se acercaba mucho más a la de un mono que a la de un felino, se acercaba a la nuestra. Dijeron que iban a revisar los resultados y hablaríamos después porque había cosas que no sabían qué eran y que tenían que analizar antes de dar una conclusión.

Así que, acá estábamos, en camino a mi casa y a encontrarme con mi padre, su mujer, mi hermano y mi primo Alan. Él siempre había estado con nosotros, desde que tenía memoria, habíamos compartido de todo desde que mi tía había muerto cuando él tenía 4 y, su padre poco después por el dolor de haber perdido a su mujer. Había tratado de salir adelante, por él y por Alan, pero mi tía Mery había sido su primer y único amor, habían estado juntos por casi 15 años desde el día en que se conocieron, y su muerte lo había devastado por lo que, entró en depresión y su cuerpo se fue deteriorando hasta que, un simple resfriado, se había vuelto una pulmonía que lo había matado. Mis padres lo habían intentado ayudar y se sintieron fatales cuando murió, incluso a mí (que solo tenía unos pocos años cuando pasó) me afectó: mi tío Alexander era increíble y a mi hermano y a mí nos adoraba.

Desde entonces mis padres se hicieron cargo de Alan y, prácticamente nos criamos juntos como si fuéramos hermanos y no primos, ellos nunca hicieron distinción y mi hermano y yo tampoco.

Cuando Black frena el carrito frente a la casa suspiro, casi que necesito armarme de valor. Hace mucho que no los veo y, si bien sé que me aceptan con lo que me pasó y me quieren tal y como estoy, el miedo que podría llegar a causarles el verme me hace tener reticencia en entrar.

Sé que estaba decidida a verlos, quiero hacerlo, pero la posibilidad de que me rechacen (por mínima que sea) me asusta, no sé qué haría si lo hacen, me destrozarían por dentro.

Una mano grande y cálida me aprieta la rodilla y vuelvo la cabeza para encontrarme con la mirada dorada y tranquilizadora de Black. Él me sonríe con dulzura y me agarra del mentón para besarme con suavidad.

-Sé que estás preocupada, lo noto en tus ojos, pero no tenés por qué estarlo, ellos te aman y te van a aceptar tal y como estás. Esto no es tu culpa, sos una sobreviviente, siempre lo fuiste, es momento de sacar la luchadora que tenés dentro y seguir; son tu familia, no un grupo de manifestantes antiespecies.

Amor en combateWhere stories live. Discover now