NEBULOSA (Sheith fanfic)

Regreso

Acarició su mejilla, con un ligero roce, tal vez temiendo que en cualquier momento se desvaneciera.

Tantas dudas, tantas cosas que quería decir, tantas emociones corriendo por su cuerpo apenas le permitieron llegar a su casa en el desierto, aquel lugar que era su refugio, a donde acudió cuando todo se vino abajo... cuando Shiro se fue y jamás regresó.

Keith suspiró, atreviéndose a retirar un mechón del rostro de Shiro, ¿En verdad había pasado un año? ¿Porque una parte de su cabello era blanco? Pero enseguida Keith reparó en que Shiro seguía viéndose igual de joven que la última vez que lo vio antes de embarcarse en la misión Kerberos.

Kerberos...cuando Shiro le dijo que iría tuvo muchas emociones contradictorias: alegría por qué su amigo y mentor cumpliría con una de sus más grandes aspiraciones, un poco de envidia sana ya que no podía esperar el momento en que el también fuera en una misión de ese tipo, nostalgia anticipada por saberlo tan lejos y también preocupación y angustia por alguna complicación del viaje o su enfermedad...

Aún así, Keith siempre fue consciente de lo importante que esto era para Shiro, esta sería una oportunidad y tal vez la última que el mayor tuviera en su carrera de piloto antes de cortarle las alas...

Por eso lo animó a seguir adelante, Shiro ya había resuelto que iría, pasara lo que pasara, pero Keith podía leer que necesitaba a alguien que le dijera "es lo correcto, tú puedes hacerlo" y ese alguien fue él.

Entonces todo se vino abajo cuando declararon la misión perdida y los tripulantes desaparecidos.

No hacía falta ser un genio para saber que estaban muertos.

La culpa, impotencia, dolor e ira hablaron por él, como una forma de lidiar con su perdida.

Por alentarlo en esta misión casi suicida, sabiendo su diagnóstico...y es que Keith creyó, al igual que todos, en la imagen de perfección que lo rodeaba. Shiro era perfecto. Shiro podía hacerlo y haría a la almirante tragarse sus palabras.

Impotencia. Por no ser lo suficientemente mayor o experimentado, así tal vez hubiera podido acompañarlo.

Dolor. Porque dolía como el infierno, saberlo allá arriba, a millones de kilómetros, su cuerpo congelándose y flotando sin rumbo por el espacio o tal vez carbonizado o despedazado, nunca dijeron cuál había sido el desafortunado destino de los tripulantes.

Ira. Para contrarrestar el miedo y ansiedad que comenzaba a pesarle en sus hombros, al verse completamente solo. Shiro lo dejo, aún si no era su intención ni mucho menos.

Shiro ya no estaba. Shiro se fue, dejándolo con una responsabilidad que nunca pidió, con la batuta en lo más alto para que Keith lo superara algún día... O al menos eso solía decirle cada vez que Keith quería rendirse.

Por desgracia, sus impulsos y rebeldía natural no hicieron menos que traerle problemas mayores y, sin Shiro para protegerle, terminó siendo expulsado.

Keith sacudió la cabeza, apartando aquellas emociones y pensamientos con las que aún lidiaba de vez en cuando y volvió a enfocarse en el hombre dormido y su suave respiración.

Entonces reparó en su rostro, hizo una mueca de dolor al ver un prominente cicatriz surcar encima del puente de su nariz de forma horizontal.

Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza al bajar un poco la vista y encontrar que el brazo de Shiro había sido reemplazado por uno metálico, o al menos eso parecía.

¿Que habían hecho con él? ¿Le quitaron el brazo para experimentar? ¿Lo perdió peleando contra ellos? ¿Un accidente en Kerberos?

Tantas dudas revoloteando en su cabeza y la única persona que podría contestarle seguía inconsciente.