El castigo de Júpiter

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Arcadia, Grecia
Siglo ????

-¡¡¡¡Nooooo!!!! ¡No, por favor! ¡Piedad!
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-¿Cómo es que pides piedad, cuando tú mismo no has sido capaz de darla a otros? - responde una voz fuerte y ronca.

Dos hombres se encuentran dentro de un viejo palacio de piedra. Todo es un caos... el lugar está en llamas. Las alfombras, cortinas y adornos eran lentamente consumidos por largas lenguas de fuego que salían del suelo.

Miles de personas que estaban presentes en el lugar salieron huyendo de ahí, algunos envueltos en fuego y otros con yagas y ámpulas en todo el cuerpo. Todos vestidos con largas togas blancas y joyas.

-¡Por favor! ¡No, es todo lo que tengo!- gritaba uno de los hombre mientras se arrastraba por el suelo, abatido.

Entre él y el otro hombre había una gran mesa de piedra, llena de los más "deliciosos" manjares jamás vistos por el hombre.

El primero, vestía una toga blanca con un manto de seda purpura y una corona de olivos. Era alto y delgado, tenía la piel blanca y el cabello oscuro, largo...el segundo era un hombre de tamaño descomunal, fornido y portaba una toga blanca y brillante. Tenía el cabello y la barba de color blanco y a pesar de todo mantenía una apariencia jóven... estaba sentado en una de las sillas del salón, mientras veía sufrir al otro.

-Tienes una increíble capacidad para destruir todo cuanto amas, Licaón. Durante años este lugar fue un asqueroso nido de vicios y maldad... le encargué a tu padre, Pelasgo, que tomara el trono y que hiciera cuanto le fuera posible para mejorar estas tierras. Por años y años fue un buen gobernante e hizo de Arcadia un reino prospero y tranquilo... Luego él muere y me entero de que su hijo ha tomado todo el reino y ha causado atrocidades de Norte a Sur... Dime ¿Cómo crees que nos sentimos yo y mis hermanos? ¿Crees que esta clase de comportamientos merece mi piedad?

-¡Tú me engañaste!- dijo Licaón entre jadeos- ¡¿Cómo se supone que yo sabría que estaba ante el mismisimo Júpiter?! ¡Te convertiste en anciano!

-¿Y acaso el trato que se le da Júpiter es diferente al que debe darse a un anciano?

El Dios Zeus había bajado recientemente a la tierra, pues quería ver como estaban las cosas en la tierra...hecharle un ojo a la humanidad 😉.

Pero al llegar se había llevado una terrible sorpresa. Licaón había inducido a sus subditos a que comieran carne humana y se había atrevido a ofrecerle un poco...

- Tu maldad ha llegado tan lejos que has sido capaz de cocinar a tu propio hijo... ¡Jamás había conocido a un humano tan repulsivo! - Zeus escupe hacia Licaón después de hablar.

El pobre continúa arrastrandose por el suelo, hasta quedar a los pies del Dios, que ni siquiera lo miraba.

-¡¿Y qué tiene de malo?! ¡Dijiste que si teniamos que matar para poder comer, entonces lo hicieramos!

-¡Tonto!- grita Zeus

Luego de esto, con un movimiento de su dedo, arrojó a Licaón por los aires y lo avienta hacía el otro extremo del salón.

-¡Lo que tú hiciste, sólo lo hacen los animales!

-¡¿Y eso qué?!- pregunta Licaón adolorido- ¡Después de todo los humanos también somos animales! ...Nos basamos en la supervivencia del más fuerte... ¡Aquel que no es capaz de serlo no sirve en la sociedad! Si no es así... ¡¡¡Pues entonces los humanos somos una creación patética!!!!

Zeus hace temblar el suelo con sus pasos, cuando se levanta de su asiento y toma por el cuello al rey que yace en el suelo, dolorido.

-¡Ya basta! ¡No pienso tolerar más esto! ¡¿Crees que los humanos que se comportan como animales son mejores?! Muy bien...- Zeus chasquea los dedos de su mano derecha.

La leyenda del rey LicaónWhere stories live. Discover now