Único capítulo

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Noche de fiesta, noche de amigos, entre risas, diversión, canciones, una que otra bebida alcohólica, todo transcurría normalmente, pero esa reunión no era del todo "amistosa" con cierta rubia Loud, la cual se hallaba más concentrada en su celular, mirando aquellos recuerdos del Pasado, los cuales habían sido buenos momentos entre ella y un joven muchacho de piel morena y cabellos negros, remera blanca, camisa a cuadros y de color verde, jeans y zapatillas del mismo color que la primer prenda. Había un sentimiento de nostalgia, de tristeza, mientras que iba viendo cada una de las fotos que tenía en su álbum digital y el deseo de llorar se hacía cada vez más inminente, pero, a la vez, debía controlarse, estaba en una fiesta con sus amigos, no podía arruinarla por una tontería como aquella.


- "Contrólate, Lori, ¿sí?. Ya está, afronta la realidad, ya está, no vale la pena".- Pensaba para sus adentros la rubia, mientras que paliaba la situación, sin embargo, aquella calma duró muy pocos segundos, ya que en esos momentos, el timbre de la casa sonó y allí apareció aquel joven mexicano, el cual venía acompañado de una muchacha rubia y casi parecida a Lori, aunque por el estilo de peinado la hacía diferente a la chica Loud.

Al verlos juntos, su corazón parecía detenerse de golpe, igual que un auto cuando se está dirigiendo hacia un cruce peligroso de caminos a una velocidad elevada. Se detuvo, llevó sus manos hacia su rostro y lo único que pudo sentir fue esa "corriente eléctrica" que recorría todo su cuerpo, desde su corazón, luego iba por el resto hasta llegar al Sistema Nervioso Central, a su cerebro y de ahí se enviaba aquel "mensaje" para que sus ojos comenzaran a humedecerse a más no poder.


- ¿Lori? ¿Estás bien?.- Preguntó Dana, de golpe, pero en ese momento, la rubia se alejó de aquella posición vulnerable, en donde podía ser vista por su ex-novio y su actual pareja.


Aquella escena llamó la atención a uno de los invitados y que había ido allí, a su amigo, un joven castaño, de ojos miel y vestido formalmente, el cual se dirigió hacia donde estaba la chica, sentada en uno de los sillones de la parte de atrás de la casa.


- ¿Qué pasó?.- Preguntó el muchacho a Dana.


- No sé, todo estaba bien y cuando llegaron Bobby y Carol, Lori se fue para allá atrás.- Respondió la chica castaña.


- Iré a ver.- Dijo el joven castaño y fue hacia aquel sector del domicilio para investigar lo ocurrido con su amiga, tenían que haber respuestas para esas preguntas.


 Fuimos mucho mas que nada 

Fuimos la mentira 
Fuimos lo peor.  


Fue hasta aquella sala, la estaba bajo una completa oscuridad, poco se distinguía delante de toda la penumbra, algunos muebles alumbrados por la luz artificial de los faroles que penetraban por las ventanas, pero solo cubrían una muy reducida zona del domicilio. Santiago caminaba en busca de su amiga y la encontró sentada en uno de los sillones, llorando sin parar, secando sus lagrimas con un pañuelo azul que había llevado consigo y el cual ya estaba empapado. 


- ¿Lori?.- Preguntó el chico y éste encendió un velador que había allí, hallándose con la rubia totalmente abatida, destruida como una casa durante el paso de un tornado o un huracán, con su estructura dañada, a punto de colapsar, derrumbarse y no dejar más que escombros y polvo. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y su maquillaje se había corrido bastante, formando espesas líneas negras que bajaban por sus pómulos hasta humedecer el sillón en donde se hallaba sentada.

Reyes de la NocheWhere stories live. Discover now