CAPITULO XX
Louis llegó a Londres poco después del tiempo estipulado. Aún seguía sintiendo un dolor agudo en el pecho, pero no podía eludir sus obligaciones para con el banco. Por eso, ignorando su malestar continúo la travesía cuando lo que deseaba era dar media vuelta y enfrentarse a Niall con la verdad que su mente infantil lo había obligado a olvidar.
En cuanto llegó a sus oficinas, se pasó de largo. Sin deseos de hablar con ninguno de sus subalternos, a pesar de que más de uno lo miró con sorpresa al notar su rostro golpeado.
Mientras revisaba una serie de documentos necesarios para el caso contra Briana, la puerta de su oficina se abrió.
Danielle apareció dentro del despacho como si fuera una tormenta no muy recibida gratamente.
- Me dijo tu asistente que estabas aquí – se plantó frente a él con los brazos en jarra y con un mohín de sus labios que le indicó al hombre que no estaba muy feliz.
- Al grano Danielle, que no tengo tiempo – comentó con desdén sin apartar la vista de los documentos.
Con el rabillo del ojo, notó como las manos de la mujer se apoyaban en el escritorio.
- Necesito saber si es cierto…
- ¿Saber qué? – por fin la miró directamente al rostro.
- ¡Qué te vas a casar! – exclamó la mujer mostrando su desagrado ante la idea.
Una carcajada llena de cinismo salió de la garganta masculina.
- Veo que las noticias han corrido rápido – tomó su bolígrafo y comenzó a darle vuelta entre sus dedos.
- Estaba presente cuando llamaste a tu asistente para comenzar con los preparativos – respondió la mujer sonrojada por la actitud de Louis.
- Pues sí… Danny… me voy a casar – dejó caer el bolígrafo sobre el escritorio y se levantó de la silla con lentitud. La actitud de la mujer lo estaba molestando en sobremanera, sobre todo porque su comportamiento hacia ella nunca había sido como ella creía.
- ¡¿Qué te ha dado ese doncel?! – inquirió la mujer con desprecio contenido.
- Será mejor que guardes tus palabras, Danielle…
La sorpresa se presentó en el rostro femenino, pero ella la ocultó inmediatamente.
- ¡Mírate, Louis! – continuó con su ataque – Desde que él apareció en tu vida todo se ha puesto de cabeza… ¡No puede ser cierto que te casas con ese joven! – dijo con desdén.
- ¿Por qué no, Danielle? ¿Tanto te cuesta entender que eso es lo que deseo? – rodeó el escritorio para pararse junto a la mujer.
- ¡Por Dios, Louis! ¿Qué nunca te has dado cuenta de lo que siento por ti? – los ojos de la mujer se clavaron en los del hombre, mientras una de sus manos hizo amago por alcanzarlo.
El banquero esquivó el intento de la peli castaña.
- En ningún momento actué como si me interesaras, ni desperté en ti deliberadamente esos sentimientos que dices tener hacia mí – hablaba con lentitud, caminando alrededor de la joven.
- ¡No juegues conmigo, Tomlinson! – Danielle empuñó las manos a su costado.
- Nunca lo he hecho – detuvo su andar – Tú has sido quién brincó la pequeña barrera de relación laboral que hasta este momento hemos tenido.
- ¡Por favor…! Louis! – el rostro de la mujer se había transformado en uno lleno de rabia, a pesar de que su voz estaba impregnada de súplica.
En ese instante, el castaño conoció la verdadera personalidad de la mujer que tenía enfrente. Alguien de doble cara, que en ciertas circunstancias se presentaba como alguien de fácil trato y personalidad sencilla y aquella, como la de ese momento en que su rostro llameaba con rabia y odio hacia el doncel que pronto sería su esposo. Por un momento vio a Briana frente a él.
- Será mejor que desistas en tus intensiones por atraparme, Danielle y te concentres en tus habilidades para sobrellevar tu trabajo en el banco… - comentó con frialdad, observando cómo el rostro de la mujer volvía a cambiar a uno lleno de quejumbroso dolor.
Él se cruzó de brazos.
- Louis… piensa en todos estos años en que te he amado en silencio – habló ella con suavidad.
La boca del banquero se curvo en una mueca no muy agradable.
- En este momento solo pienso en el doncel que será mi esposo – respondió.
- Louis… no puedes hacerme esto… - volvió a suplicar.
- Fuiste mi amiga Danielle y te agradezco mucho que así haya sucedido, pero no voy a permitirte que continúes actuando de esta forma… Me caso y punto… no tengo porque darte más explicaciones.
El rostro de la mujer se sonrojo de ira.
- Será mejor que ponga mi renuncia sobre el escritorio – trató de jugar su última carta.
- Sí esa es tu voluntad, entonces la recibiré sin más preámbulos.
El pecho de la ejecutiva comenzó a subir y a bajar descontroladamente.
- ¿Eso es lo que quieres? – volvió hacer el intento por tocarlo.
Louis dio varios pasos atrás.
- Tú tocaste el tema Danielle. A pesar de que eres un elemento valioso para el equipo de trabajo las puertas del banco están abiertas para cuando desees marcharte. No te detendré.
- Entonces hoy mismo recibirás la carta de renuncia – anunció melodramática, dándose la media vuelta para dirigirse a la salida de la oficina.
- Qué te vaya bien, Danielle y, siento mucho que las cosas hayan salido así para ti…
La puerta se cerró de un portazo.
Habiendo zanjado el asunto con la ejecutiva, Louis se encaminó hacia el ventanal que le regalaba una de las mejores vistas de la ciudad.
¡Sí! Desde que Harry apareció en su vida, esta no había vuelto a ser igual… Sí alguien le hubiese dicho hacia unos meses que lograría por fin deshacerse de Briana y que en el camino se enamoraría de un joven estadounidense, en definitiva, lo habría tachado de loco, mostrando su cinismo y desdén hacia esa idea tan descabellada.
Pero al fin de cuentas, el tiempo habría dado la razón de ello.
Con el firme propósito de regresar esa misma tarde a la Mansión, se volvió a concentrar en los documentos que lo esperaban. El juicio de Briana sería en dos semanas y lo imperante del proceso era que el nombre de Harry no saliera a relucir durante el juicio. No quería manchar su nombre, ni el de su hija.
Por otro lado, estaba el proceso de Calvin que en Los Angeles se seguía a cargo el abogado que había contratado. Otro asunto que estaba a punto de terminar y que solo estaba en espera de recibir la sentencia, según el último reporte recibido.
Así, poco a poco todas las piezas de ese maldito rompecabezas comenzaban a encajar donde les correspondía, pero solo faltaba la última de ellas. Enfrentarse a Niall Horan y aceptar por fin que era su hermano…
El tiempo ya no lo podía echar para atrás, ni cambiar las acciones que llenas de errores cometieron sus padres al dañar irreparablemente a unos inocentes que debieron mantenerse ajenos a sus problemas.
Había tantas cosas que él desconocía de su madre, que la única forma de saberlas era preguntárselas directamente a Horan… su hermano.
Se llevó la mano al cabello, alborotándolo con ese gesto…
Deseaba estar junto a Harry y en ese momento… abrazar a Annie… y oler su característico aroma… Deseaba dejar atrás todo aquello que no era bueno y perderse en ellos. Aislarse del mundo si fuera preciso para que no existiera nada que le hiciera recordar al Louis del pasado…
Quería una nueva vida y solo siguiendo el ejemplo de Harry sabía que lo lograría…
Pero antes tenía que saldar algunas deudas y pagar por ellas…
La renuncia de Danielle la autorizó antes de salir de la oficina y emprender el viaje de regreso a la Mansión. En los próximos días no existía razón poderosa que lo hiciera regresar a la capital.
Abandonó el edificio en el momento preciso que Danielle hacia lo mismo y a pesar que sintió los ojos cafe de ella clavados sobre su espalda, no se giró para dirigirle una última mirada. El rumbo de los acontecimientos así los había decidido ella y lo único que lamentaba era haber perdido a una excelente compañera de trabajo.
Abordó el auto deportivo y pronto se vio en medio del tráfico de la ciudad hasta que se internó en la autopista que lo llevaría de nuevo a casa.
Para ese momento, solo una idea era la que rondaba en su cabeza. ¿Cómo diablos se acercaría a su… hermano? Si lo había arruinado todo el día anterior.
Estaba a punto de terminar su viaje cuando vio la camioneta de Niall parqueada a fuera del cementerio del pueblo.
Siguiendo su impulso, detuvo el automóvil y dejando las llaves puestas en el interruptor, se bajó de él para internarse en el interior del recinto.
A simple vista no vio a alguien ahí, por lo que tuvo que caminar entre las antiguas tumbas hasta llegar al área donde se encontraban las más recientes.
Sintió una opresión y culpabilidad en el pecho al darse cuenta que no sabía el sitio donde el cuerpo de su madre descansaba, aun así, no aminoró su marcha. Necesitaba tanto saldar sus deudas…
Entonces fue cuando lo vio. La silueta del cuerpo del castaño apenas era visible bajo la sombra de un frondoso árbol que había decidió nacer en medio de la nada, teniendo como sola compañía las tumbas que ahí había.
En silencio camino hasta ahí, los pastos del lugar amortiguaron sus pasos.
El clima estaba demasiado frio. Estaban apenas a finales de diciembre y las navidades serían dentro de pocos días. Así que, sintiendo el gélido aire invernal, Louis levantó el cuello de su chaqueta sin aminorar el paso.
Cuando estuvo cerca se detuvo… Niall se encontraba en cuclillas a los pies de la tumba, dándole la espalda al recién llegado, así que no se percató de que Louis estaba escuchando sus palabras.
- … me dejaste una carga muy grande… madre… y por más que lo he intentado siento que no soy digno de ella…
Hubo un silencio el que solo era cortado por el ruido que el árbol hacia al mover sus hojas por la acción del viento.
- ¿Cómo era… ella?
La presencia de Louis dejo a Niall por completo sorprendido. De un solo brinco se levantó para enfrentarse al dueño de aquella voz.
En silencio, ambos hombres se enfrentaron.
- ¿Qué haces aquí, Tomlinson? – los ojos del veterinario tenían el innegable brillo de combate.
Louis tratando de no reaccionar a su provocadora mirada, respondió con tranquilidad.
- Hoy… he recordado cosas… que tenía olvidadas…
- ¿Y quieres echármelas en cara?
La cabeza castaña se movió de un lado a otro.
- No… no puedo hacerlo. Como bien dijiste… hoy estoy dispuesto a escuchar.
Niall contuvo el aire en sus pulmones.
- ¿Por qué el cambio en ti? – preguntó con suspicacia.
- Porque no me fio en este momento de mis recuerdos – respondió el banquero con toda la sinceridad que le era posible.
- Las cosas… eso que dices que has recordado… ¿han sido malas?
Una carcajada impregnada de tristeza se escapó de la garganta del magnate.
- Dejan mal parado a la persona en que confié…
- ¿A Mark Tomlinson?
Louis no respondió. Se acercó a Niall hasta detenerse a su lado. La mirada la tenía fija en la tumba que yacía a sus pies.
- Qué extraño, ¿verdad? – se llevó la mano nerviosa al cabello – Cuando eres pequeño siempre confías en las personas adultas que están cerca de ti, con la fe de que nunca te van a defraudar…
El veterinario permaneció en la misma posición, dando la espalda al lecho mortuorio.
- Las cosas nunca son como quieren hacernos entender – bajó la vista a sus zapatos.
Louis contuvo el aire.
- Tienes razón… igual como cuando dijiste que tú tenías tu verdad… así como yo tenía la mía… y lamentablemente en todo lo sucedido en el pasado… nosotros salimos perdiendo.
El veterinario asintió.
- Todos, Tomlinson… todos salimos perdiendo en esto. Desgraciadamente fuimos víctimas de las pasiones más bajas que cualquier ser humano tiene la capacidad de sentir y que nos llevan a actuar de manera abominable… contra los suyos… contra su propia sangre.
- ¿El odio, los celos, la desconfianza, la falta de amor, el deseo por tener lo que no es tuyo? – inquirió el banquero lleno de cinismo.
El silencio los envolvió.
- Mi madre… Johannah… fue víctima de eso y más. Viendo en perspectiva toda lo que vivió y sufrió cuando la alejaron de ti… No puedo culparla…
- ¿Siempre me quiso? – los ojos de Louis se humedecieron.
- ¡Hasta el último día…! Y siempre estuve ahí a su lado como testigo mudo de su sufrir…
Louis sentía la garganta seca. Le costaba borrar tantos años de programación, en los que le enseñaron odiar a la mujer que le dio vida y ahora, desde el punto de vista de Niall, apenas alcanzaba a vislumbrar la punta del iceberg de todo lo que Johannah, su madre vivió.
- Debió ser difícil para ti – murmuró.
- No más que a ti, Tomlinson… Ella… - giró sobre sus talones para al fin quedar de frente a la tumba de su madre – Siempre trató de disimular lo que sucedía… algunas veces lo lograba… otra tanta la descubría con la mirada perdida… siempre mirando hacia el este… hacia la casa Tomlinson… hacia la capital… hacia cualquier lugar donde ella suponía que te encontrabas… y no entendía el porqué de esos momentos… hasta que comencé a tomar conciencia y a escuchar las murmuraciones de los ancianos del pueblo…
El silencio se hizo presente de nuevo.
- Él… él entrenador de caballos… mintió… - habló Louis con la voz rasposa.
- Siempre lo supe… - Niall dibujó una sonrisa torcida – Cuando entendí qué era lo que había pasado, me enfrenté con mi madre y ella me dijo la verdad de las cosas… Creo que al final de cuentas, sencillamente se dejó vencer – suspiró.
El banquero se giró para ver el semblante del hombre que a su lado trataba a toda costa de controlar el océano de sentimientos que se agolpaban en su garganta.
- Mi padre… Mark… no era malo… solo se dejó llevar por lo que vio… sin escuchar razones…
- Dejando a uno de sus hijos a la deriva…
Los ojos de Louis se abrieron por la sorpresa. El haber recordado como su madre fue corrida de la casa le había clavado la duda en el corazón, de sí Niall Horan era su hermano de sangre, tanto de madre como de padre… ahora ya no tenía duda de ello.
- A nombre de él, te ofrezco disculpas…
- ¡Déjalo así, Tomlinson! – exclamó Niall con voz entrecortada – Padre no me faltó, te lo aseguro… se me dio la oportunidad de conocer a Bobby Horan y él fue y será el único padre que reconozca.
La cabeza castaña asintió.
- Entiendo… yo supongo que, de mi parte, también debo ofrecerte disculpas…
Se le hacía tan difícil hablar, que tuvo que armarse de toda su fuerza interior para hacerlo.
- No hay nada que… disculpar – el veterinario levantó la mirada y observó directamente el rostro de su hermano – Los hombres siempre actuamos según la propia percepción que tenemos de la realidad que nos rodea… y tú solo fuiste reflejo de cómo te enseñaron ser.
- Sí… una forma por más equivocada… - torció la boca.
- Pero válida, dadas las circunstancias.
Ambos hombres mantuvieron las miradas. Frente a frente. Reconociendo que ante ellos tenían una nueva oportunidad, que borraría los errores cometidos en el pasado.
El silencio los envolvió por varios segundos. Ambos no sabían qué hacer, ni que decir.
- Pegas duro, Horan– Louis se llevó la mano a la mandíbula aún adolorida.
- Igual tú, Tomlinson – respondió Niall haciendo el mismo gesto, después bajó la vista al suelo y con la bota pateó una pequeña piedra – Hoy fui a ver a la pequeña Johannah… - levantó la mirada…
- ¿Johannah? – inquirió Louis sin comprender.
- Annie Johannah Tomlinson – pronunció el nombre completo.
Los ojos azules del magnate se entrecerraron, comprendiendo que Harry había llamado así a su hija a espaldas suya y que le había ocultado el hecho por temor a la reacción de él. Louis se lamentó que su antiguo proceder haya causado tal efecto en él. Pero lo bueno de todo ello era que estaba aprendiendo sobre sus errores para no volver a repetirlos de nuevo.
- Solo te pido… que no evites que vaya a verla… ella, igual que Harry son mi familia – terminó de hablar el veterinario.
Louis contuvo el aliento antes de responder.
- No puedo hacerlo… no tengo ningún derecho a hacerlo… puedes ir cuando quieras… las puertas de mi casa estarán siempre abiertas para ti.
Niall asintió.
- Gracias, Louis.
En silencio, ambos hombres abandonaron el recinto y antes de arrancar sus vehículos, Louis asomó la cabeza en la ventanilla y nervioso comenzó hablar.
- En cuatro días será navidad… yo… yo…
Niall lo miró con detenimiento.
- Gracias por la invitación – sonrió, después vio como el banquero asentía – Pero no puedo aceptarla… es muy pronto.
- Sí, entiendo. No te preocupes.
- Sí… y felicidades por tu próximo matrimonio. Harry es un doncel excepcional.
- Lo sé, aunque me he dado cuenta que tienes tu atención en Jade, la enfermera de mi prometido.
Niall se sorprendió ante lo dicho por el banquero y no pudo evitar un sonrojo. Y en efecto, al veterinario le gustaba Jade y se había dado a la misión de conquistarla.
Y el automóvil arrancó por el camino asfaltado, en dirección a la Mansión, y Louis pensando en la pequeña Annie Johannah.
Harry escuchó el vehículo llegar. Como estaba cambiándole el pañal a Annie no se apresuró a bajar y recibir a Louis.
Supo que cuando el banquero entró a la habitación cuando los pequeños vellos de su nuca se erizaron. Entonces se giró y con una enorme sonrisa lo recibió. Gesto que no fue respondido por él y eso lo extrañó.
- ¿Cómo les fue hoy? – preguntó el banquero cruzando la habitación.
- Muy bien… Annie ya permanece más tiempo despierta durante el día – respondió con cautela – Tu día ¿fue difícil? – inquirió cuando el hombre llegó a su lado. Vio como Louis tomaba la mano que la pequeña le ofrecía.
- Nada extraordinario… - suspiró – Con excepción de que ansiaba a toda costa ver de nuevo a Annie Johannah… y a su padre doncel – percibió como el rizado contenía el aliento.
- ¿Cómo… cómo lo supiste? – tartamudeó el Styles.
Louis levantó la vista de su hija y miró con detenimiento el rostro arrebolado de del ojiverde.
- No cómo me enteré, sino quién me lo dijo – comentó a la ligera.
- ¿Quién… te lo dijo? – susurró el joven.
- Horan…
La sorpresa se presentó en el rostro de Harry. Estaba por completo enmudecido.
- Recién he hablado con él – Louis levantó a su hija en brazos, sin dejar de observar a su otro padre - ¿Tan mal me he portado como para que me ocultaras eso?
El rizado asintió tontamente, después comprendía lo que estaba haciendo y corrigió.
- ¡No…! Yo… ¡Dios, ya no ser que decir! – se llevó las manos al rostro enrojecido.
- ¿Te comieron la boca los ratones? – el banquero trató de bromear, antes de inclinarse a besar la frente del doncel, dejándolo con la boca abierta.
Eran tantas las noticias que Harry no sabía por cuál comenzar a preguntar.
- Será mejor que tomes aire – señalo el castaño, viendo como el menor se dejaba caer sobre el sillón más cercano.
El rizado seguía viéndolo con los ojos muy abiertos.
- Harry… no te preocupes… me parece bien que hayas decidido llamar así a mi hija – le habló con suavidad, acercándose a él.
- ¿Te parece? – arrugó la frente.
- Sí… Johannah es un nombre muy bonito.
- Lo hice por tu madre.
- Lo sé y te lo agradezco enormemente – acurrucó a la pequeña contra su pecho.
- ¿Estás molesto?
- No… - la cabeza castaña se movió de un lado a otro – Hoy han sucedido tantas cosas extraordinarias que ya no me asombro de nada.
Como si las palabras de Louis lo hubiesen sacado de su letargo, Harry se levantó y miró directamente a los ojos azules del hombre.
- ¡Dijiste que Niall te lo había dicho! – acusó.
Louis asintió.
- Hoy estuve hablando con él… - se giró y comenzó a dirigirse a la puerta, con Annie en brazos.
Harry fue tras él.
- ¿Qué ha pasado? ¿Se liaron a golpes de nuevo? ¿De qué hablaron? – lo bombardeó con preguntas mientas bajaban la escalinata.
- Hablamos… no… de todo… - respondió Louis con una sonrisa dibujada en los labios.
Entraron a la sala de estar, dónde yacía un enorme árbol de navidad que esa misma mañana había sido puesta por los empleados y con la colaboración de Harry y Jade, mientras la pequeña Annie daba las órdenes desde su corral.
Louis se detuvo abruptamente por la sorpresa y Harry chocó contra la espalda del hombre.
- Gracias, Harry – se giró y lo miró, plantándole un beso en los labios – Esta será mi primera navidad en mucho tiempo – a duras penas se separó del rizado.
- Lo hemos puesto entre todos – se adelantó el doncel al entrar, sonrojado – Quiero que esta navidad nunca la olvides – se paró junto al árbol que con sus luces multicolor alumbraba la estancia y al mismo tiempo dándole brillo a la cabellera rizada.
- Y así será – respondió Louis extasiado, caminando hasta él y absorbiendo la belleza de su rostro – Hoy hablamos por fin Horan… y yo – trató de sonreír.
- ¿Civilizadamente? – inquirió Harry, tocando el rostro masculino con la ante mano.
- Se puede decir que… sí… - guardó silencio.
- No puedo preguntarte que fue lo que sucedió exactamente porque entiendo que fue un paso muy difícil para ti… y solo puedo decirte que me alegra mucho que al fin hayan dado ese primer acercamiento.
- Gracias, Harry… - besó la mano que lo acariciaba.
- Aun no estás a salvo… – moviéndose rápido, el doncel acomodó su brazo bajo el de Louis – Nos espera una gran charla referente a tu próxima sentencia por alterar el orden público… ese es un mal ejemplo para Annie – sonrió, llevándolo consigo a un sillón cercano y obligándolo a sentarse, permaneciendo el ojiverde de pie frente a sus dos seres más queridos.
- ¿Cómo te enteraste?
- No importa cómo, sino quién me lo dijo – le regresó la moneda.
Sintiéndose relajado, Louis soltó una carcajada.
- ¿Quién te lo dijo?
- El comisario en persona. Vino a entregarte el citatorio esta mañana… al parecer tendrás audiencia mañana mismo frente al juez – le entregó la misiva con gesto teatral.
- ¿Mirando mi correspondencia? – levantó una ceja.
- Si observas bien el sobre, éste está perfectamente cerrado… La verdad… se lo sonsaque al comisario – puso gesto de culpabilidad.
- ¡Eres tremendo!
- Solo un poquito – hizo el ademán con los dedos – Así que oficialmente Annie y yo… - miró el rostro de la pequeña que en brazos de su padre se había quedado dormida – Te acompañaremos al juzgado… Quiero que Annie aprenda desde hoy lo que le espera si no obedece las leyes…
Los ojos del banquero se abrieron como plato. Estaba sorprendido y al mismo tiempo complacido.
- No sé qué decir… - respondió.
El Styles se inclinó sobre él y envolvió su mano con las suyas.
- Ahora somos una familia y como tal debemos estar juntos en las buenas y en las malas – lo miró llena de adoración.
- He de darte de nuevo las gracias…
La cabeza rizada se movió de un lado a otro.
- No… no lo hagas… yo soy feliz estando cerca de ti – le plantó un beso en los labios, callándolo en el proceso.
A pesar de que hacia frio a horas tempranas del día, Louis junto a Annie ya estaban listos para acompañar a Louis al juzgado.
El padre doncel abrigó muy bien a la niña antes de salir de la casa y durante el trayecto al pueblo, el rizado no hacía otra cosa que observar las poderosas manos del hombre sujetando el volante.
Le parecía un tiempo muy lejano cuando lo vio por vez primera. Siempre acompañado de sus guardaespaldas y ellos obedeciendo las ordenes de él. Veía igual, como Louis iba prescindiendo de los servicios de sus empleados y convirtiéndose en el trayecto en un ser menos estirado… más relajado, aunque de vez en cuando le salía lo mandón en sus gestos.
En nada se arrepentía de haber aceptado su propuesta de matrimonio y como le había dicho la noche anterior, él era feliz a su lado. No importaba que Louis aún no le hubiese dicho que lo quería… pero una parte de su corazón le decía que él estaba aprendiendo hacerlo y eso era lo más importante. Por fin, Annie tendría un hogar.
Suspiró.
- ¿En qué piensas? – inquirió el hombre sin separar la vista de la carretera.
- En nada – sonrió.
El movió la cabeza.
- ¿Nada se merece un suspiro tan profundo? – arqueó una ceja.
- Así es – se recostó sobre el asiento satisfecho. Sí él no le interesara, no se preocuparía por sus pensamientos.
Llegaron a su destino poco después, con una hora de antelación.
Tomando a Annie en brazos, Louis condujo a Harry a un restaurante cercano.
Sintiendo que se comería a una res completa, el doncel ordenó lleno de júbilo, percatándose de que era observado por varios comensales. Entre ellos la señora Emily, la dama que había conocido durante el juego de bingo.
Sin que la mujer pudiera soportar más, se acercó a ellos cuando se disponía a marcharse.
- ¡Querido, niño! – lo abrazó, para después separarse y clavarle una mirada penetrante al banquero y a la niña – Veo que tú familia ha crecido.
Sintiéndose culpable, Harry asintió.
- Sí, gracias… le presento a Annie, mi hija y a Lo…
- Ya nos conocemos – interrumpió la mujer – Solo espero que sea usted todo un caballero con éste joven – dijo impertinentemente.
La seriedad se presentó en el rostro del banquero. Sabía a la perfección de qué hablaba la mujer.
- Así será siempre – argumentó el hombre.
- Bien… - asintió la mujer – Me retiro Harry y si necesitas mi ayuda ya sabes dónde encontrarme… en la tienda de Francis.
- Sí, muchas gracias señora Emily – se despidió el joven sonrojado y cuando se vio de nuevo a solas con Louis, le tomó la mano – Es difícil borrar la imagen que te ha rodeado por años… - le sonrió – Pero el tiempo les hará saber que tú no eres como tu padre y que se han equivocado.
- No importa, Harry. Entiendo a la perfección.
En ese momento, llegó la camarera con el pedido.
Después de que desayunaron, se dirigieron al juzgado.
Harry vio, como Louis era conducido al frente de la sala y del juez, quién con una toga y peluca polveada observaba al hombre elegantemente vestido. Él no había querido que su abogado lo acompañara. Quería enfrentarse solo a su responsabilidad.
En eso se abrió la puerta de la sala y un Niall sonrojado por la carrera que se echó para llegar a tiempo, entró al lugar.
Miró rápidamente al rizado y a su sobrina, antes de dirigirse al frente de la sala y detenerse junto a Louis.
- Bienvenido, Señor Horan. Lo estábamos esperando – habló el juez desde el púlpito con severidad. Después bajó la mirada a unos papeles.
Un silencio un tanto incómodo se presentó en la sala.
Desde su asiento, Harry sentía el corazón retumbar, pero tenía fe en que solo sería una pequeña sanción dispuesta a los hermanos.
- En vista de que su actitud pasada ha sido bochornosa, afectando la paz de la población – comenzó hablar con voz grave y seria, levantando la mirada a los dos hombres - Los condeno a ambos Niall James Horan y Louis William Tomlinson hacer trabajo a la comunidad en estas navidades. Por lo que le doy autorización al comisario de que los emplee en el comedor de los menos favorecidos sirviendo las cenas de esta navidad – dicho lo anterior golpeo con su mazo el escritorio, avisando que esa audiencia había terminado.
Harry no podía estar más feliz. Louis y Niall tenían una oportunidad para convivir más.
- Gracias, señor juez – hablaron al unísono los hermanos.
El doncel se encaminó al encuentro de ellos.
- Veo que no les resultara fácil librarse uno del otro – envolvió a Niall en un abrazo.
El veterinario se sonrojó.
- Eso parece – respondió, mirando a Louis por encima del hombro del ojiverde.
Harry se separó. Después se dirigió al banquero.
- No te preocupes, todo saldrá bien – se abrazó a él.
- ¿Se nota que nunca he servido un plato? – trató de bromear.
- Solo un poquito, pero si quieres hoy por la tarde te puedo entrenar – respondió el rizado siguiendo la broma.
- Cuento con ello – sonrió.
- Tengo que irme, una vaca de los Sheeran está alumbrando y parece ser que no será fácil – interrumpió el castaño, un poco turbado por la situación.
- Bueno, creo que mañana nos volveremos a encontrar – Louis le extendió una mano para despedirse.
- Si – Niall la envolvió con la suya. Después se separaron.
- Hasta mañana – dijeron los hombres al mismo tiempo.
- ¡Le diré a Jade de lo de la sentencia, Ni! –gritó el rizado haciendo que el veterinario se sonrojara y solo asintiera.
Niall salió de la sala y poco después lo hicieron Harry y Louis en compañía de Annie.
- No es tan malo – comenzó a decir el doncel.
- ¿Horan? – inquirió el castaño sin comprender de que hablaba.
- Servir platos. Si te dedicas a las horas de entrenamiento que te estoy ofreciendo, lo más probable es que lo hagas bien mañana.
Se dirigieron al vehículo estacionado de Louis.
- ¿Tan inútil me crees? – acomodo a la niña en su asiento.
- Servir platos es un arte, Louis. Te lo aseguro – Harry entró en el vehículo.
- No creo que sea para tanto – señaló el hombre.
Harry le dirigió una sonrisa de conocedor.
- Ya lo verás…
Siguiendo el juego. Esa tarde, ambos se pusieron a servir la mesa y Harry encontró una charola especial para el banquero, quién no perdió la oportunidad de romper unos cuantos platos, acompañados de las risitas que Annie hacia mientras los observaba.
Para cuando llegó la noche buena. El magnate se sentía seguro del papel que iba hacer.
Todos salieron para el comedor del pueblo, con sus ropas más elegantes. Hasta Jade iba de testigo, sin creer lo que el señor Tomlinson iba hacer.
Cuando llegaron, Harry, Jade y Annie se acomodaron en una mesa apartada, mientras Louis se dirigía con paso seguro a la cocina del local. Poco después salió con delantal puesto y con el abrigo de cachemir negro colgado del brazo.
- Me va a estorbar – le dijo al rizado cuando se lo entregó.
El padre doncel le dio un beso en los labios.
- No te pongas nervioso. Todo va a salir bien.
El banquero asintió antes de internarse de nuevo en la cocina.
Poco a poco el lugar comenzó a poblarse de personas vestidas modestamente.
Y Louis dio su aparición extraordinaria, acompañado de Niall, con charolas en mano.
Ambos hombres trabajaron hombro con hombro para atender a todas las personas congregadas ahí.
La única mesa en la que no sirvieron era donde se encontraban ellos. Jade observaba de manera muy penetrante a Niall…
- Si me lo hubiesen dicho antes… meses atrás… nunca lo habría creído.
- Shhhhhhh – la calló el rizado – Te van a oír.
- Esto está para tomar una foto – y sacó su teléfono celular de la pañalera de la niña – Solo cuídame la retaguardia – se levantó de su lugar y se dirigió a un extremo de la habitación para lograr su cometido.
Regresó con una sonrisa triunfante.
- La foto del recuerdo – blandeó el teléfono bajo la nariz del Styles, quien en ese momento tenía a Annie amamantando discretamente.
- ¡Eres incorregible! – respondió sonriendo. –ya tienes un buen pretexto para salir con Niall.
- No te lo había dicho, Harry. Pero tu próximo cuñado y yo quedamos de pasar lo que resta de la noche, juntos… queremos charlar y conocernos mejor.
- ¡Waoo! –el rizado esbozó una sonrisa. –me parece perfecto Jade, me alegro por ustedes dos. Vaya quien diría que al viajar a Inglaterra tú encontrarías a tu media naranja acá.
- Vamos Hazz, no vayas tan rápido, apenas será esta nuestra primera cita, ya dependiendo como se den las cosas decidiré si quiero continuar o no.
Salieron del edificio pasadas de la media noche. Para ese momento, Annie ya se encontraba dormida y Jade se despedía de Harry para ir a su encuentro con Niall.
- Al fin de cuentas, no fue tan malo – comentó Louis mientras encendía el vehículo.
- Para nada… hiciste un excelente trabajo… con excepción de los cinco platos que rompiste – el menor envolvió la mano que estaba sobre la palanca del carro – Al final puedes presumir saldo blanco – le sonrió.
- Saldo blanco…
- ¡Eh!, Tomlinson – Niall Horan se acercó al vehículo y se asomó por la ventana del conductor ya con Jade dentro de su camioneta– Hiciste un gran trabajo ahí dentro.
- Tú también, Horan.
Harry desde su lugar sonrió. Al fin los hermanos estaban aprendiendo a respetarse.
- Cuida a esos dos seres que llevas ahí, son lo más valioso para mí – dijo Niall.
- ¡Hey! ¿Acaso estoy pintada? – respondió Jade desde su lugar.
El rizado, el veterinario y el banquero soltaron una carcajada.
- Y tú cuídate de Jade – señaló el Styles.
- Lo haré. Lo haré – dijo Niall.
Después, encendió el vehículo.
Niall observó cómo se alejaban del camino, igual como lo estaba haciendo la soledad.
- Jade… -habló el veterinario. -¿A dónde desea que la lleve?
- Sorpréndeme… -pidió la morena de manera seductora y depositando un beso en los labios del oji azul, haciendo que Niall correspondiera de forma muy pasional.
Cuando llegaron a casa, Zayn se llevó a la niña para recostarla en la cama.
Harry y Louis se quedaron en la planta baja. En el comedor para ser precisa, el cual estaba arreglado de forma romántica.
- Esto sí que es una sorpresa – señaló el rizado, al ver como el magnate comenzaba a encender varias velas con unos cerillos.
- No quería desaprovechar la oportunidad de agradecerte todo lo que has hecho en mi vida – le abrió la silla, para que el joven se sentará.
El Styles así lo hizo.
- Si sigues repitiendo lo mismo llegará el momento que me lo crea – trató de bromear para así disimular el nerviosismo que comenzaba a crecer dentro de él.
Louis sonrió. Después rodeó la mesa y se colocó frente a él. Tomó la botella de champaña que había mandado enfriar con antelación, la abrió y vertió parte de su contenido en la copa del rizado e hizo lo mismo con la suya.
- Créelo, Harry es verdad – lo miró con detenimiento antes de depositar la botella en su sitio y tomar asiento.
- Solo voy a tomar un poco de alcohol. No quiero que luego Annie sufra de resaca…
El cometario del oji verde hizo que el castaño soltara una carcajada.
- No creo que despierte durante la noche – comentó.
- Aun así, más vale prevenir. Esa hija tuya es capaz de dejar seca hasta una vaca.
Los ojos azules del castaño se entrecerraron. Vino un silencio embarazoso para ambos, el cual fue interrumpido por una doncella que llevaba la cena y quién no tardo en retirarse.
- Me gusta cuando dices “Esa hija tuya”.
- A mí también – se sonrojó el joven. Nervioso comenzó a jugar con la servilleta de su regazo – Supongo que este es el momento que debo comenzar a hablar sin sentido.
Louis movió la cabeza de un lado a otro.
- En realidad este es el momento idóneo para decirte que deseo casarme contigo lo más pronto posible.
Harry abrió los ojos como plato.
- Pensé que… cuando hablábamos de la boda esta sería en primavera.
- Así eran los planes originales… pero en verdad, no deseo esperar tanto.
El Styles quedó mudo. Él confiaba que cuando la boda se celebrará en unos meses más, Louis estaría seguro de sus sentimientos hacia él y éste adelanto de planes no lo había previsto.
- ¿Y para cuando tienes planeado? – trató de que su voz sonará lo más normal posible.
- En año nuevo – sonrió él, sin separar la mirada de los ojos del doncel.
- Es demasiado pronto – murmuró el menor.
- Pronto ¿para qué? – inquirió el banquero, tomándolo de la mano. Lo sintió frío. ¿Acaso Harry se estaba arrepintiendo? Deseó con todo su corazón que no fuera así.
La cabeza de rizado se movió de un lado a otro, tratando de clarificar las ideas que se agolpaban en la mente.
- No me malinterpretes, por favor. Me resulta difícil externar las ideas que tengo en la mente – dibujo una sonrisa en los labios.
Los pulmones de Louis soltaron el aire que momentos antes había contenido, presa de la zozobra.
- Te escucho…
Ahora fue turno del doncel de contener el aire.
- Pensé que nos casaríamos cuando ya estuviéramos tranquilos de los líos legales con… Calvin y Briana… y no sé si es buena idea celebrar la boda con los juicios encima.
- Los juicios seguirán su curso normal, Harry y en nada podrán alterar los planes. Para la primera semana de enero Calvin tendrá su condena y para finales del mes, le sucederá lo mismo a Briana.
Harry lo miró con evidente sorpresa.
- Pensé que el de Briana tardaría más tiempo…
El castaño tomó su copa de champaña y bebió un trago de ella.
- He arreglado para que la enjuicien lo más pronto posible y ella desde la cárcel ya no podrá hacerles daño. Ni a ti ni a Annie.
- ¿Tanto te preocupa nuestra seguridad? – le preguntó con suavidad.
- Sí. Ante todo, ustedes son primero y cuando Briana amenazó con hacerles daño, eligió su destino – respondió con voz tranquila.
Harry descifró en la mirada del banquero un brillo cargado de furia.
- Entiendo a la perfección tu punto de vista, pero hay otro aspecto que no hemos tocado… - el rostro del doncel se tiño de color escarlata.
Louis guardó silencio, permitiendo así que el rizado hablara.
- La noche de bodas… la Luna de miel… - las palabras se agolparon en la boca del ojiverde, nerviosamente.
- Annie aún es muy pequeña para viajar en avión… - comenzó hablar él con voz suave – Así que la Luna de miel la podemos posponer por un par de meses y en relación a la noche de bodas, no estás obligado a hacerlo. Creo que esa situación debe fluir de forma natural y no forzada – sonrió
Para el banquero, fue notorio como Harry soltó el aire de sus pulmones.
- Gracias, Louis. Eres muy comprensivo.
El magnate sonrió.
- Solo soy realista, Harry. No puedo obligarte si no estás seguro de que eso es realmente lo que quieres.
El Styles guardó silencio por un par de segundos.
- Solo una última cosa – bebió un largo trago de champaña.
- ¿Sí? Dime…
- Que Niall y Jade sean nuestros testigos – tartamudeó.
Los ojos del castaño se entrecerraron antes de responder.
- Trato hecho – sonrió el hombre por fin.
La boda se celebró el día estipulado, el primero de enero y con la valiosa cooperación de la asistente de Louis, quién desde la capital movió los hilos para que todo lo relacionado con la celebración fuera perfecto.
La ceremonia se llevaría a cabo en la capilla que había en el pueblo y a pesar que tenían pocos invitados por los deseos de Harry de tener una boda discreta y ser el primer día del año, en el templo se reunieron varias personas pertenecientes a la comunidad. Sobre todo, guiadas por el morbo de ver a los dos hermanos reunidos por vez primera.
Pese a la insistencia del rizado, Louis se empeñó que el doncel luciera un traje tradicional en color blanco, así que el sastre contratado para tal cosa, se vio trabajando a marchas forzadas para entregar a tiempo el pedido.
El Styles no había querido preguntar por el precio del ajuar. Sabía que se escandalizaría por la suma gastada en él.
Después de la ceremonia, se llevaría a cabo una pequeña recepción en la Mansión, así que todos los empleados trabajaban a marchas forzadas cuando Harry abandonó la casa, minutos después de que lo hiciera Louis.
- ¡Me falta el aire! – dijo alarmado cuando el vehículo que lo llevaba se detuvo a las afueras de la iglesia.
- Tú tranquilo – Jade le palmeó la rodilla cubierta por la vaporosa tela del traje que en realidad era un costoso y hermoso smoking blanco de la casa Gucci. – Todo va a salir bien – le sonrío.
- ¿Y Annie? – miró a través de la ventanilla, esperando ver a su hija, quién había viajado con su padre varón. No tuvo éxito.
- Está con Louis. No te preocupes… - lo consoló Jade, quién lo había acompañado en la leve travesía.
- ¿Crees que estoy haciendo lo correcto? – se giró para ver el rostro de la morena.
- Sí. Estas haciendo lo correcto. Para ti, para Annie y para “mi cuñado”.
Harry trató de sonreír, sabía de sobra que, en estos últimos días, su enfermera y Niall ya tenían una relación seria y estable y si todo salía bien, la próxima boda en celebrar sería la de ellos, a pesar de pensar en sus dos amigos los nervios habían paralizado los músculos de su cara.
Con lentitud que le pareció agonizante, vio como Jade abandonaba el interior del vehículo.
Al fin había llegado la hora de que el rizado hiciera lo mismo. Con manos evidentemente temblorosas, tomo la parte baja de su atuendo y salió del automóvil.
Los rostros de las personas que esperaban a fuera del templo y de las cuales no conocía a ninguna, lo miraron insistentemente.
- Tómame la mano – le pidió a Jade. Sentía que iba a desfallecer.
- Ese no es mi papel – la morena se hizo a un lado y apareció Niall, quien le ofreció su brazo.
- Gracias Harry por permitir formar parte de este día tan importante – le susurró él al oído.
Al escuchar las palabras del castaño. El nerviosismo del rizado desapareció por arte de magia.
Entonces el órgano comenzó a tocar la marcha nupcial.
Con pasos cortos, ambos comenzaron a caminar hacia el interior del edificio.
El rostro de Harry se iluminó al ver a Louis parado frente al altar con la pequeña Annie en los brazos.
Su pecho de hinchó de orgullo. Las dos personas más importantes de su vida estaban juntas a la espera que él se reuniera con ellas.
Trastabilló con la alfombra y Niall lo sostuvo.
- Tranquilo, todo va a salir bien – le dijo con voz apenas audible.
Harry asintió varias veces. Después reanudaron la marcha.
- Estamos aquí reunidos…- comenzó hablar el sacerdote, cuando el joven llegó al lado de Louis.
Niall con discreción le pasó la mano del doncel al banquero y después se encaminó a un lado del altar, junto a Jade.
Para el doncel, el resto de la ceremonia pasó como si fuera irreal. Se sentía rodeado de una paz interior inmensa, acompañada de una luz indescriptible. La voz del sacerdote se perdió en su mente puesto que solo tenía ojos para lo que decía Louis y para la pequeña Annie, quién había decidido jugar con la solapa del traje de su padre varón.
Reaccionó, hasta que escuchó la voz del sacerdote decir:
- Ahora puede besar al doncel…
Harry sintió que un mar de lágrimas corría por sus mejillas.
- Tranquilo, Harry – le dijo Louis al tiempo que veía el rostro de su ahora esposo.
- Para ti… es tan fácil decirlo – lo acusó e inmediatamente después fue callado por los labios del hombre, que sedientos se posaron en la boca doncellita.
Definitivamente iba a desfallecer, pensó el ojiverde; pero la tortura solo fue momentánea. Pronto se vio caminando a través del pasillo en medio de exclamaciones de júbilo por parte de Jade y Niall.
Al estar de nuevo en la mansión hubo una pequeña recepción, en la que asistieron solo las personas más allegadas al banquero. Harry se extrañó al no ver a Danielle Campbell entre los asistentes.
Llevando a Louis a un extremo de la habitación, le preguntó.
- ¿Invitaste a la señorita Danielle?
Los ojos azules lo taladraron.
- No. Ella renunció hace un par de semanas – señalo con voz fría. No deseaba recordar el incidente con la peli castaña.
- Estaba enamorada de ti, ¿verdad?
El magnate asintió.
- Eso me dio a entender – respondió pausadamente.
El doncel sostuvo el aire.
- ¿Te causó algún tipo de inconveniente su declaración? – lo miró con detenimiento.
- Solo fue una sorpresa momentánea. No hay de qué preocuparse – tocó el rostro del rizado.
- Lo sé y gracias por tu sinceridad…
Jade se acercó a ellos.
- ¡Hey! Ustedes, deseo tomarles una foto como familia – habló la enfermera con cámara en mano.
Louis y Harry la miraron con una sonrisa en la boca.
Se colocaron en la parte baja de la escalinata. Alguien le pasó al banquero a Annie, quién feliz de ser el centro de atención en ese momento estaba echando grititos. El rizado se aferró al brazo de Louis, después levantó la mirada y se perdió en las profundidades océanos de sus ojos.
El banquero asintió, entonces Harry se giró y miró a Niall, parado junto a la puerta con una copa de champaña en la mano, observaba la escena, aislado de lo que sucedía a su alrededor.
- La familia no está completa aún – se alejó de su marido y fue a donde se encontraba el veterinario - Haznos el honor de salir en la fotografía – le dirigió una sonrisa tímida.
Después de varios segundos, Niall respondió.
- Por supuesto.
Con una sonrisa radiante, Harry llevó hasta la escalinata a un Niall sonrojado hasta la raíz del cabello. Él se colocó junto al doncel, quien se había vuelto a amarrar al brazo de Louis.
- Digan whisky – demando Jade desde atrás de la cámara fotográfica.
Todos sonrieron.
El Flash los cegó por unos instantes.CONTINUARA....
Muchas gracias por todo.
El siguiente capitulo es el finalNos leemos en el siguiente
xoxo xoxo 💞💞💞
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Innocent. You will receive what you deserve.
RomanceHarry es un humilde chico de 22 años que trabaja como mesero en un bar de mala muerte; no tiene dinero y lo poco que gana lo emplea para pagar el alquiler y lo demas lo ahorra en un raquitico fondo. Su vida da un giro de 360 grados cuando su malvada...