Herida silente

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"Fuiste muy imprudente".

Si bien el tono de su dicción pretendía ser recriminatorio, la mirada de Xeno era suave, y su preocupación, palpable.

El albino rozó con delicadeza las yemas de sus dedos sobre el rostro raspado del rubio, admirándolo con culpabilidad encubierta. Acto continuo, tomó el algodón del botiquín adyacente a él, para luego humedecerlo con un poco de alcohol, y enfocarse en limpiar las heridas.

"Eran de último año". Reprochó arrugando su nariz al recordar la desagradable escena. "¡Difícilmente podrías haberles ganado!".

"¡Pero lo hice!". Stan elevó la voz, frunciendo sus labios en un puchero. Xeno rodó los ojos con fastidio.

"Estás actuando como un niño ahora, ¿sabes?" Pero el rubio tan solo enmudeció, girando su semblante con brusquedad, aún con el rostro ceñudo por el sermón injusto del adolescente más pequeño. No se suponía que resultaría así o, al menos, Stanley esperaba una respuesta muy diferente. "No tenías por qué hacerlo, no me importa lo que ellos digan sobre mis padres. Sé que no es cierto".

Xeno relajó su expresión, rociando un poco más de desinfectante sobre el algodón, y pasándolo, ahora, sobre los labios magullados del rubio, una vez que este giró a verlo a regañadientes. Stan inmediatamente siseó por el ardor. "Lo siento, ¿te duele mucho?".

"No, está bien..."

Stanley tomó las manos de Xeno entre las suyas, interrumpiendo sus movimientos apacibles, y lo atrajo hacia él, rodeando sus brazos sobre aquella delgada contextura con extrema delicadeza. Su rostro reposaba sobre el pecho contrario, y, con sus zafiros cerrados, Stan se concentraba en la dulce melodía de los latidos del corazón ajeno. "¿Sabes? Hay heridas que son más profundas que cualquier lesión superficial sobre el cuerpo, y más dolorosas..."

"¿Como cuáles?". Xeno preguntó con el rostro entre el hombro contrario, inhalando la varonil colonia que tanto le gustaba.

"Como las veces en las que lloras por las noches hasta quedarte dormido".

Stanley se detuvo un instante para ver sus manos vendadas, mientras un cansino suspiro abandonaba sus labios. El albino abrió los ojos de sobremanera. ¿Cómo era que él sabía ello?

Sin embargo, si darle tiempo para preguntarlo, el rubio continuó, en esa ocasión, estrechando más la figura opuesta, como si temiera poder perder a Xeno si rompía el contacto.

"Aunque digas que no tiene importancia, sé que mientes. Lo sé por tu mirada". Declaró. "El brillo en tus ojos se opaca cada vez que alguien los menciona. Sé que no te gusta que hablen mal de tus padres. Sé que intentas ser fuerte cada vez que respondes a sus burlas, reflejando una actitud indiferente. Así como también, sé que al llegar a casa te derrumbas y rompes en llanto. Tus mejillas sonrosadas e hinchadas me lo confiesan en silencio, y nada podría dañarme más que eso".

Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Xeno, quien instintivamente apretó sus puños en la polera del rubio. El escalofrío repentino que recorrió su dorsal fue prueba suficiente de la veracidad de las palabras de Stanley. Fue una sensación desagradable que no deseaba tener.

Por ello, al notarlo, Stan besó sus cabellos grisáceos tiernamente, con la casta intención de tranquilizarlo.

"No me importa todas las heridas que mi cuerpo pueda obtener al callar a cualquier idiota que se atreva a molestarte, porque es más doloroso para mí verte sufrir". Confesó en un susurro. El aliento cálido sobre su cuello, estremeció al más bajo. "Y si puedo proteger tu sonrisa de esa manera, estará bien para mí. Obtendría todas las heridas por ti, porque vivo para protegerte, Xeno".

Porque un caballero daría la vida por su rey.

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2021 ⏰

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