Capítulo 12: Desaparecido

6.9K 622 289
                                    


–¡Juro que lo dejé aquí anoche!

–Thor, cálmate. Alterarse no ayudará en nada.

–¡¿Cómo me pides que me calme, Jane?! ¡Mi hermano ha desaparecido sin dejar rastro! ¡Ha desaparecido de nuevo! Está embarazado, quién sabe que podrían hacerle, está solo y últimamente tiene gustos extraños. No quiero saber qué puede pasarle allí afuera.

–Thor. Primero: Tu hermano está embarazado, no incapacitado. Segundo: Sabe defenderse solo. Tercero: ¡Deja de dar vueltas alrededor, me estresas!

El rubio dejó de pasear de un lado a otro de la habitación y se plantó frente a la midgardiana que conservó su mirada impasible.

–No entiendo cómo puedes estar tan calmada.

–Alguien en esta habitación debe estarlo.

–Lo siento, es solo que... Me preocupa. En su estado, él siempre ha sido tan delicado y ahora...

Jane sonrió al ver a ese gran hombre temblar como un niño ante la idea de que algo pudo haberle pasado a su hermano menor. Era simplemente adorable.

–Eres noble, Thor.

–¿Por qué lo dices?

–A pesar de todo sigues cuidando de él.

–Loki no es malo.

–Te ha hecho daño muchas veces.

–No lo hizo a propósito. Sólo estaba enojado y herido. Además, he decidido una cosa.–Dijo con una creciente determinación en su rostro.– He decido cuidar al niño que espera como si fuera mío.

Jane abrió los ojos, sorprendida, para luego reír discretamente.

–Eres genial.–Exclamó dándole palmaditas en la espalda, luego reflexionó un poco, su sonrisa desapareció.– Thor, lo siento. Sé que lo nuestro no funcionó y a veces pienso que es culpa mía.

–No te culpes, fue culpa de los dos. Pero no podía descuidar a mi hermano en ese momento, te dejé sola, Jane Foster.– Admitió el dios con algo de pena. Pero luego sonrió acariciando el vientre ya bastante crecido de la mujer.– Me alegra que hayas conocido a alguien más. Lian, es un buen hombre, espero que sepa hacerte feliz.

La mujer asintió, sí, ahora era feliz. Además esperaba un hijo del hombre de su vida. Todo parecía irle bien, pero no se podía decir lo mismo de su amigo.
A él parecía irle cada vez peor.
Trataba de pensar en una forma para ayudarlo, pero no se le ocurría ninguna, según había oído de Thor, si Loki no quería ser encontrado no lo harían.

–¿Tienes idea de cómo podemos encontrarlo? No, en primer lugar, ¿Por qué se marchó? ¿Hiciste algo que lo enfadara?

Thor lo pensó unos segundos, arrugando el ceño, luego soltó un suspiro.

–La mayoría de veces que he enojado a Loki nunca soy capaz de darme cuenta del porqué se enfada conmigo.

En ese instante lo recordó. Jane abrió los ojos como platos.

Eso era.

¿Como no lo pensó primero? Parecía que la falta de seso de Thor era contagiosa.

–Él cree que el hijo que espero es tuyo. Tal vez sólo... ¿está celoso?

Thor la miró con si hubiera dicho una barbaridad.

–¿Por qué estaría celoso? Además él ama a otro hombre.

–Thor, él intentó asesinarme.

–También lo hizo conmigo, no eres especial.

Jane quería golpearlo.

–Ese no es el punto.

–¿ Cuál es el punto?

–Que eres un idiota  despistado y eso lo hiere aún más. Y te voy a decir algo: él te engañó.

Thor la miró cómo si hubiera dicho algo obvio.

–Siempre lo hace, ¿Te refieres a cuando dijo que se quedaría conmigo y ahora se ha ido?

–Me refiero al padre de su hijo. Te mintió.

–¿Como podrías saberlo? ¿Él te lo dijo?

–No. Pero lo deduzco al ver su comportamiento, se ha vuelto predecible.

Thor cubrió su boca con sus manos en una expresión de asombro.

–Loki detestaría que utilices esa palabra para referirte a él.

La castaña no pudo evitar soltar una risita al pensar en la cara enojada del pelinegro.

–Pero aún no entiendo que tiene que ver con ese tipo.

–Si lo que me contaste es verdad, entonces, ¿no sería lógico pensar que ese hijo que espera es tuyo?

El rubio lo meditó unos segundos con la expresión iluminada para luego bajar la mirada, al parecer apenado.

–... Esa noche fue un error. Aunque soy un buen bebedor, el alcohol se me subió a la cabeza. Creo que nunca debimos hacer algo como eso.

No podía creer lo que oía.

Inmediatamente después se oyó un jadeo que no fue ahogado a tiempo, ambos voltearon hacia el lugar de donde provino el sonido para hallar al pelinegro, que, silencioso como siempre, había entrado en algún momento.

Parecía como si su presencia fuera a desvanecerse en cualquier momento.

Mío. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora