Capítulo 2: El Principio del Fin

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Me encontraba en mi casa mirando las noticias, creo que una de las más repetidas del último mes, QuarterZion acaba de aprobar la tercera prueba de contaminación, el mundo está bajando las armas, ahora puede haber agua potable para todos, según la información brindada por los medios de comunicación. Me parece una noticia excelente ya que el conflicto en el mundo aumentaba cada vez más.

Otra noticia aparece, es sobre la lluvia de estrellas, los científicos y especialistas no se explican cómo no previeron la lluvia y porque sucedió el fenómeno la misma noche que la del eclipse.

Ese día, José y yo quedamos en salir a la plaza. Le avisé a mi mamá. Pero había algo raro en ella ese día, había algo en sus ojos que me hacía sospechar que algo le pasaba y no me lo quería decir. Seguramente algo relacionado con la conversación que habíamos tenido antes. Eventualmente se acercó a mi sin poderse contener más.

—Hijo ¿Por qué no te quedás en casa mejor?

—¿Por qué mamá? ¿Pasa algo?

—No es algo en particular pero tengo... un mal presentimiento.

—¿Querés que me quede por un mal presentimiento?

—Siento que te puede pasar algo Maxi. Enserio.

—Ma, voy a estar bien, hace mucho calor como para quedarme acá.

—Bueno, está bien. Cuando vuelvas tenemos que hablar.

—Mamá ya sé en qué va a terminar esto, después no te vas a animar a decirme y va a quedar en la nada, ya lo hiciste miles de veces.

—No es algo fácil Máximo, no seas así. Pero esta vez te prometo que lo vamos a hablar.

—Bueno hablémoslo ahora, lo llamo a José y le digo que no voy. Pero habláme de una vez.—Ella se queda pensante sin poder hablar. Pero yo la abrazo y le digo que estoy bien, que no sea exagerada y que voy a volver pronto y charlaríamos todo lo que ella quisiera charlar... hubiera dado todo por que darme con ella...

Jota ya estaba afuera y el motor del Falcon rugía con potencia. Me subí en el asiento. Jota ya había puesto música a todo lo que los parlantes daban. Adentro suena un clásico del reggaeton.

—¿Cómo estás?—Pregunto poniendome el cinturón.

—Quitate la ropaaaaa. Que tu cuerpo me provocaaaaaa.—canta ferviente.

—Pregunté ¿Como estás?—insisto haciendo enfasis en cada sílaba.

—¿Qué?—pregunta confundido mientras acerca su oído al mio.

—Que ¿Cómo estás?

—¡No te escucho nada Maxi!

Mi cara comenzó a reflejar el fastidio mientras le bajo casi todo el volumen al estéreo.

—Te pregunté cómo estabas Jota.

—Ah bien amigo. ¿Qué te parecen mis nuevos parlantes? Los instalé yo solo.

—Que no se escuche nada es un indicio de que son buenos.

En ese momento, Robin entra de un salto por la parte de atrás del Falcon, por la ventana abierta.

—Maxi, otra vez tu perro en mi auto.—Me mira como pidiéndome que lo saque.

—No seas así Jota, mirále su carita ¿no te da ternura?

—Lo acabo de limpiar Máximo, a la noche voy a tener que aspirar pelos de perro por todo el asiento.

—Pero si ya salimos varias veces con él, yo a la noche te limpio el asiento, te lo juro.

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Where stories live. Discover now