Mi Vecino || Larry (O.S)

Capítulo Único.

Harry. Ese era su nombre. Se había mudado a vivir en el edificio de al frente con el fin de Independizarse por su cuenta. Por lo que descubrí en mi época de acosador, Harry había llegado a ese edificio gracias a que su hermana Gemma le había sugerido que viviera allí. Pues, según ella el ambiente era bueno, acogedor.

Pero, en fin, Harry a sido el gran amor de mi vida desde que lo conozco; desde que nos topamos en el pórtico de su edificio una tarde después de ir de visitar a Niall, mi mejor amigo y confidente. Él iba vestido con su lindo atuendo del uniforme de su universidad, en cambio yo iba vestido con un pans café, una camisa holgada blanca y descalzo ¡Descalzo! Recuerdo que el traía en sus manos una caja lo suficientemente pesada para hacerlo sudar, haciendo que luciera tan lindo y ardiente.

Me ofrecí a ayudarlo.

-No es necesario -me había dicho con esa exquisita voz, haciendo que cayera de inmediato a sus pies.

Metafóricamente hablando.

-No es problema...

-Harry, Harry Styles.

Y decir que esa misma tarde no me había quedado hasta tarde esperando que la luz de su ventana se apagara, sería mentir un poco.

Una de las cosas que amo de Harry es su Pacificidad (así se dice ¿no?, como sea), me encantaba que fuera pacífico y más cuando, cada viernes, se suele sentar en su balcón a leer un libro mientras toma café.

Le encanta leer tanto como el café.

De hecho, hace unos meses atrás, le había regalado un libro que habla sobre el amor correspondido; lo había ido a comprar aquella tarde que fumaba en mi balcón viendo a los autos pasar y Harry, horas después, había salido a su balcón a tomar café mientras leía un libro.

Se veía hermoso.

En la biblioteca, había discutido solo un poco con el chico de recepción solo por que me había negado a comprar una tarjeta de "Cliente Exclusivo" que según entendí, se lo ofrecian a los clientes que se querían llevar un libro a casa.

¿adivinen quien se gastó 5 dólares, aquel día?

¡Exacto, yo! Lo que hago por ti Harry, espero y valga la pena.

En fin, esa tarde mientras Harry seguía leyendo, entré a su edificio, soborne a la recepcionista para que me dijera que departamento tenía Hazz, llegué a su puerta y tocando la puerta tres veces, dejé el libro en el piso junto a una nota.

Cuando escuché su voz acercándose, salí corriendo de su edificio para irme a esconder en el mio, no sin antes darle 10 dólares más a la chismosa de la recepcionista para que no dijera nada.

Ese día gaste 35 dólares solo por Harry. ¿Y saben? No me arrepiento, menos cuando pude notar desde mi balcón el como leía la nota y sonreía para inspeccionar el libro.