1. Ensayo

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En medio de una concurrida ciudad, un joven castaño iba caminando sin prisa alguna; con sus manos en los bolsillos de su oscura chaqueta y una bufanda gris y negra, tarareaba una canción totalmente ajeno al resto del mundo, ya que toda su atención estaba puesta en la melodía que estaba escuchando a través de los cascos que utilizaba como barrera entre sus pensamientos y el ruido del exterior.

Al llegar a la parada de autobús se apoyó contra una farola y empezó a revisar su móvil desinteresadamente mientras esperaba por el vehículo al igual que las demás personas que estaban allí paradas, pero él no tenía intención de entablar conversación con nadie, solo de echar un vistazo alrededor supo que ninguno podría aportar nada interesante. Así que siguió revisando todas las notificaciones que tenía; no es que fuese alguien muy sociable, sino que tenía cierta manía por tener controlado todo lo que pasaba a su alrededor y conocer al milímetro todas las personas con las que se relacionaba. Poco le importaban a él las aburridas historias que la gente se moría por compartir y recibir la aprobación de usuarios anónimos, para él, eso era lo mismo que un perro esperando una galletita de su dueño por haber hecho algo bien. Y no le gustaban los perros. Claro que cada uno era libre de hacer lo que quisiera, y no tenía la más mínima intención de meterse; mientras le dejasen en paz, él haría lo mismo.

Al rato llegó el autobús, y el alto castaño se subió y se fue sentar a donde no había casi nadie, y tranquilamente siguió con su tarea. Al final se cansó y apagó el dispositivo harto de ver a la gente sonreír y hacer ver que la vida era de lo más maravillosa; apoyó su barbilla en su mano y se dedicó a mirar por la ventanilla sin fijarse en nada. En algún punto la canción que escuchaba acabó, y empezó otra que le hizo sonreír, no por ser alegre, al contrario, el grupo que la tocaba se caracterizaba por escribir melodías crudas y sinceras, mostrando la realidad del mundo sin tapujos.

Pero la voz que la cantaba, lo cambiaba todo.

Una voz fuerte, decidida, y aún así, suave y melodiosa, hacía que, por muy oscura que la canción pudiese llegar a ser, aquél que la escuchase sintiese la adrenalina recorriendo su cuerpo y se creyese capaz de afrontar todos y cada uno de los retos que implicaba vivir.

Hacía poco que ese grupo había empezado a ganar reconocimiento dentro del mundo de la música, pero enseguida se hizo hueco entre los grandes y estuvo encabezando las listas; hoy por hoy su nombre se conoce también a nivel internacional y no les faltan seguidores, seguramente no hay nadie que no conozca sus caras.

Nadie, menos un castaño lleno de vendas que miraba por la ventanilla de un autobús sin prestar atención a nada.

Nunca había sentido la necesidad de ponerle cara a la voz que tanto le encantaba, según él, la música se escucha, y lo importante es lo que se cuenta en las letras; incluso buscar el significado que las canciones escondían entre sus palabras y notas le era entretenido. De nada le servía saber quien cantaba esas canciones, su impresión sobre ellas no iba a cambiar por el aspecto de un cantante.

De hecho, hasta ese misterio le entretenía, ya que así tenía libertad para poder imaginarse el aspecto y el carácter del artista.

Era algo que hacía siempre que se aburría, así que, como en otras ocasiones, dejó de mirar por la ventana y apoyó la espalda en el respaldo y cerró los ojos para dejar que la música lo envolviera.

Esa voz que tanto le hacía sentir, cosa rara en él, tenía pinta de pertenecer a alguien con temperamento, por lo fuerte que a veces cantaba, llegando a gritar incluso, como si tuviese que hacerse oír porque nadie le escuchaba.

El castaño sonrió divertido sin abrir los ojos al imaginarse a un enano saltando y gritando por un escenario.

Pensó también que, por la temática de sus composiciones, podría deducirse que el vocalista no tuvo una vida especialmente fácil, seguramente ha tenido que luchar en muchas ocasiones contra todo tipo de adversidades, como por ejemplo, personas que le despreciaron al expresar su anhelo de ser cantante; humanos gilipollas y más cercanos a los primates que a la raza humana, pensó el de orbes avellanas.

Backstage (Soukoku)Where stories live. Discover now