Reprogram.- III

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Ahora ella volverá con el objetivo que le dí: reprogramar Majora´s Mask, para que Ben se detenga de toda esta masacre...

Narra ____.-

El chico rubio, vestido de verde, me apuñaló de nuevo, y luego todo se volvió negro. De la nada, una luz se prendió a lo lejos. Me imaginé que estaba muerta y, aunque no me mereciera para nada ir al cielo gracias a todos mis asesinatos, caminé hacia la luz. Era patético. Estaba por llegar, cuando siento una mano en mi hombro. Al voltear, descubro que soy yo misma. Sólo que esta vez era una yo más oscura, con un aura negra alrededor de ella. Sentía que en cualquier momento las sombras me atraparían.

-¿A dónde crees que vas?.- dijo mi otra yo.-

-¿Sabes? no tengo la menor idea, pero me da igual.- contesté con indiferencia.

Ella me miró por unos momentos extrañada, pero luego frunció el ceño.

-No irás a ningún lado hasta cumplir la misión.- dijo, volviéndose del lugar de donde vine junto a mí.-

-A qué te refieres?.- le pregunté, confundida.-

-No irás a ningún lado a menos que reprogrames el juego de Ben Drowned.- dijo ella. Me quedé helada. Era ella. Quien estaba frente a mí, era la muerte. No pregunte cómo es que me dí cuenta de aquello, fué como si al solo ver sus ojos oscuramente penetrantes me hubieran llevado a un abismo de oscuridad extrema. Sólo los ojos de la muerte podrían lograr eso. Era quien me hablaba en todos mis sueños, quien me decía que hacer, a quien siempre yo obedecía. Nunca imaginé que la muerte fuera como yo. Tal vez, como yo soy de la raza del hombre, la muerte quiere referirse a que ella es el hombre, porque el hombre es el mayor asesino en la tierra. Y eso es lo único que mata a las personas: el hombre.

-Disculpa, pero tú eres la mismísima muerte y no has podido evitar que yo muera hace unos minutos, y crees que yo, ahora un estúpido fantasma, ¿podré con Ben? digo, acaba de matarme por si no te diste cuenta.- le dije, frustrada. ¿Tenerle respeto? olvídalo. Fuí como una marioneta manipulable para ella todo el tiempo.

-Claro que sí, ya te lo he dicho mil veces, ____, lo que él necesita es amor.- dijo.-

-Já, que lástima, porque a mí ya no me queda nada de eso.- le contesté con la verdad.-

-Al menos distráelo, y cuando él esté lo suficientemente confundido reprograma el juego.- respondió.-

-.......no puede matarme ahora, ¿verdad?.- pregunté posteriormente. Podía notar que el latido de mi corazón ya no se hacía presente dentro de mí. El aliento no salía de mi boca, y la piel estaba demasiado fría.-

-No, por si no te diste cuenta, ya estás muerta. No pueden matarte dos veces.-

-Ahh, está bien. Lo intentaré.-dije.-

-Bien. Despertarás al lado de tu cuerpo. No tienes tiempo. Sólo entra a la pantalla del televisor, como si fuera un portal. Luego te toca hacer tu trabajo.-

-Está bien.- luego, él o ella desapareció. En un abrir y cerrar de ojos, me encontraba en la habitación de una casa. Allí estaba mi cuerpo sin vida. Me observé por unos momentos. Qué desperdicio de vida era yo. Mejor así.

Observé el televisor, me acerqué y adentré mi mano en él. Era como si metieras tu mano en una piscina, sólo qu esta salía a un mundo virtual. De pronto, noté que el espacio para entrar se hacía cada vez más chico. Y entré en acción. Introducí mi cuerpo completamente en la pantalla.

Estaba dentro.

Todo era oscuro. Era como si yo estuviera parada en la nada. De repente, sentí que alguien estuviera observándome. Y efectivamente, él salió de las sombras. Su pelo rubio cubría su ojo izquierdo, y la sangre que caía de sus retinas resaltaba en la oscuridad. Era él. Era Ben Drowned.

-¿Qué haces aquí?.- gritó él.- 

Reprogram.- Ben Drowned y tú. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora