Capítulo 3: Aprendiendo.

191 9 8
                                    

 Narra Bayley.

Me desperté con dolor de cabeza. Me giré para el lado derecho y observé que no había dormido sola. La persona que estaba a mi lado se giró para que por fin viera su rostro.

-¡ELIAS!

-¡BAYLEY!

-¡¿QUÉ HEMOS ECHO?!

Levante las sábanas. Maldición.

-Elias, hemos...

-¿Lo hemos echo?

-Si.

-Joder... Mierda, mierda, mierda.

-No pasa nada Elias. Estábamos borrachos, no hay que tenerlo en cuenta.

-Lo siento mucho Bay.

-Te estoy diciendo que no pasa nada.

-Creo que me voy a ir.

-Si, nos vemos.

-Chao.

Elias se vistió y se marcho, dejándome sola. ¿Qué he echo? Lo que más me fastidia es que posiblemente todos sabrán que Elias y yo nos fuimos juntos. Maldición, ¿por qué a mi? Me levanté y me fui a duchar. Me tomé la pastilla del día después ya que no sé si lo hemos hecho con protección o sin ella.  Tenía las pastillas porqué cuando Aaron y yo lo hacíamos, lo hacíamos sin protección. Menos mal que yo no tiro las cosas. Mi teléfono comenzó a sonar y lo cogí.

Llamada telefónica.

-Hola Bayley. ¿Qué tal con Elias?

-¿Perdón?

-No te hagas la tonta conmigo, sé que te has ido con el.

-Si, pero no hemos hecho nada.

-No niegues algo que yo sé.

-Mira, no sé quien eres, pero te juro que cuando te encuentre...

-¿Me vas a matar? ¿Tú? Jajaja. Si no te alejas de Finn le diré que te has follado a Elias.

-No serás capaz.

-Ponme a prueba.

Fin de la llamada telefónica.

¿Quién coño serás?... Antes de que pudiera dejar el teléfono en la mesa, otra vez volvió a sonar,

Llamada telefónica.

-Hey Bay, ¿una noche larga?

-Mella, no estoy de humor.

-Así que Elias ¿eh?

-Mella, por favor, estoy muy mal.

-No se hable más, ponte ropa de deporte que nos vamos al Performan Center.

-¿Qué parte no entiendes de que no estoy de humor?

-Bay, hazme caso, necesitas descargar, practicaremos en uno de los rings.

-Vale, tu ganas, cuando se te mete algo en la cabeza, no hay quien te diga que no.

-Esa es mi chica. En cinco minutos te recojo. Espabila.

Fin de la llamada.

Volví a mi habitación y me puse ropa de deporte. Metí ropa de cambio y cogí mi teléfono. Salí de casa para observar que Carmella aún no había llegado. Cuando me disponía a mandarle un mensaje Carmella me gritó desde el coche, fui corriendo hasta su coche y me senté en el asiento del copiloto.

Strange LoveWhere stories live. Discover now