Capítulo 10 I Extraño el pasado.

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Hace unos años.

Rin se miró por enésima vez en el espejo, se arreglo un mechón rebelde de la corta cabellera castaña y se aliso el el vestido beige que le llegaba un poco más abajo de la rodilla. Estaba nerviosa. Soltó un poco de aire y miró el reloj en la pared, faltaban diez minutos y tal vez ya debió haber salido de su hogar para llegar a tiempo a la Torre del Hokage pero conociendo a su cita, posiblemente tendría un poco más de tiempo.

Sin embargo, decidió que era tiempo y salió de su hogar rumbo a su destino, mientras caminaba pensaba que era ridículo que se pusiese así, tan nerviosa y a su vez tan emocionada por lo que estaba por pasar, es decir, eran amigos de toda la vida y habían pasado grandes adversidades juntos. Hoy sólo saldrían a comer algo, ¿qué tenía de extraordinario aquello?
Lo extraordinario para Rin era que él la hubiese invitado, que cuando ella le preguntó si alguien más vendría, él le había dicho que no, que deseaba pasar tiempo con ella a solas y eso hizo revolotear su débil corazón, la hizo sentir especial por un instante.

Al llegar a la Torre, se detuvo en la entrada y la contempló un instante, debía subir hasta la oficina del Hokage donde él se encontraba, volvía de una misión que surgió unos días después de su invitación y su cita se negó a cancelarla, por lo que pidió que fuese ahí. Entró con sigilo y camino por los pasillos cuando se encontró con Kurenai.

—¡Rin, te ves hermosa! ¿A dónde vas tan de esa forma? —la saludó con una pícara sonrisa.

Rin se sonrojó.

—Saldré con alguien hoy. —susurró muy bajito— Ahora voy en camino.

La azabache la observó con ojos esperanzadores, parecía realmente feliz por su amiga; la tomó por los hombros.

—Espero que te vaya muy bien y se necesitas ayuda, no dudes en decirme. —la castaña asintió— Entonces, te dejo. ¡Suerte!

Una vez que se despidió de su amiga y llegó hasta la oficina del Hokage se mantuvo ahí un momento, tratando de calmarse y recordar que esto no era un sueño, estaba a punto de tocar la puerta cuando esta se abrió abruptamente y reveló a cierto Uchiha un tanto sucio y modelando su singular sonrisa.

—Wow, te ves linda. —mascullo el azabache sin dejar de mirarla— Al parecer habrá diversión esta noche.

Rin le dio un leve golpe en el hombro.

—No digas eso sólo saldremos a comer, es todo.

—Di lo que quieras, es un comienzo. —soltó una risita— Que te diviertas hoy, Rin.

—Gracias. —respondió, sabía que podía ser algo difícil la situación para su amigo pero ya no eran unos niños y debían seguir adelante— ¿Tú que harás?

—Dormir, llevó tres misiones seguidas, necesito descansar. —dijo estirándose— Bueno, nos vemos luego y quiero los detalles mañana.

Mientras su amigo se alejaba a la Nohara le entró pánico, Kakashi llevaba acompañando a Obito en esas misiones y además, acompañó a Gai en dos más, estaría exhausto. Ella podía esperar —un poco más—, estaba decidida a irse pero la puerta de la oficina de la Hokage se abrió nuevamente, revelando a la persona por la que estaba ahí.

—Rin, que bueno que viniste. Te ves preciosa. —la castaña se sonrojó y desvío la mirada— ¿Está todo bien?

—¿De verdad quieres salir conmigo hoy? —preguntó en un susurro. Kakashi la miró extrañado.

—Por supuesto que sí, ¿por qué dices eso?

—Bueno, has tenido tantas misiones que seguramente quieres descansar y no me importaría reprogramar nuestra cita. —susurró con rapidez.

Kakashi solo tomó su mano y jaló de ella para salir de la Torre.

—No digas tonterías, nuestra cita es más importante que descansar. —musitó— Y espero disculpes mi apariencia, planeaba ir a casa a cambiarme pero mejor vamos a comer.

A pesar de que estaba un poco sucio, aún lucía bastante guapo.

—No importa.

Caminaron lado a lado por la Aldea, ambos compartiendo un silencio cómodo y Rin aún no estaba segura de como comenzar una conversación descente.

—¿Qué tal la misión? —le preguntó después de un largo rato.

—Estuvo bien, nada que Obito y yo no pudiesemos manejar. ¿Qué te gustaría comer? —A Rin le sorprendió un poco que no quisiese hablar de su misión pero no quiso preguntar al respecto.

—Te apetece... ¿ramen?

—Ramen será.

Llegaron al local de comida, Ichiraku ramen y fueron recibidos por Ayame que los observó un tanto confundida y con un cierto enfado creciente, ambos pidieron sus alimentos y durante su espera, Kakashi sacó un pequeño collar en forma de flor de su bolsillo.

—En la ciudad cercana a nuestro objetivo encontré esto y pensé en ti, espero que te guste. —se lo tendió y ella lo recibió con el corazón conmovido.

—Es precioso, te lo agradezco mucho Tashi. —el platino le ayudó a colocárselo en el cuello, con él parecía tener la fuerza que le faltaba.

—¿Y qué tal vas con la tutela de Tsunade? —Rin suspiró.

—Bien, aunque he descubierto un par de jutsus nuevos pero Tsunade'sama no a tenido tiempo de verlos; aún con todos los avances que he hecho creo que hay algo que estoy dejando de lado.

—Estoy seguro que descubrirás que es, tienes mucho talento. —por un momento, entre que el plato de ramen era puesto frente a ella y las palabras de Kakashi el tiempo se detuvo.

Una lágrima cayó sobre el contenido del plato y su corazón latió con rapidez.

—¿Estas bien? —dijo el platino preocupado, la castaña de limpió las lágrimas con rapidez.

—Si, es sólo que... son las palabras más lindas que me han dicho en mi vida. —el sonrojó de Kakashi la enternecio, lo amaba tanto que todo lo que estaba pasando parecía un verdadero sueño.

—¡Aww, son tan lindos! Dejenme tomarles una foto. —gritó el dueño del lugar. Kakashi y Rin se acercaron y posaron para la fotografía, momento que Rin aprovechó para plantar un beso en la mejilla del platino que quedaría inmortalizado en una imagen.

—Gracias, Tashi.

—De nada. —respondió— Además, se que Tsunade tendrá más tiempo para ti y tus jutsus.

—¿Por qué lo dices?

—Porque me ha ofrecido el puesto de Hokage.

—¿De verdad? ¡Eso es fantástico! —Rin se lanzó a abrazarlo con fuerza— Estoy segura que serás un magnífico Hokage.

—Aún tendré que pasar un par de meses a prueba en misiones de alto rango, por eso quería salir contigo hoy, no sabré cuando volveré a verte. —Rin se separó un poco de él y lo miró directamente a los ojos.

—De eso nada, seré tu médico y te protegeré para que seas el Sexto Hokage. —el Hatake soltó una risita, era un poco tierno su proposición.

—De acuerdo pero tendrás que estar a mi lado el día de la ceremonia, ¿lo prometes?

—Lo prometo. —el día de la ceremonia y los años por venir.

Fantasmas.Where stories live. Discover now