Porque eres la única a quien amaré.

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Era una esplendorosa mañana, cuyo cielo azul, completamente despejado, dejaba pasar los rayos del sol, el cual se encontraba en su punto más alto.

La gente aprovechaba aquel día al máximo. Algunos trabajaban, otros disfrutaban de alguna actividad al aire libre y algunos simplemente descansaban. Pero, de entre toda esa multitud de personas, una joven mujer era quien más llamaba la atención.

Su esbelta figura, cuya silueta se dibujaba perfectamente en aquel vestido blanco, caminaba lentamente hasta las puertas de una iglesia. Su largo cabello rubio, el cual ondeaba debido a sus movimientos, así como su hermoso rostro de bellas facciones, hacían suspirar a más de uno. Su piel tan suave y tan blanca como una perla tentaba, incluso, al más devoto con tan sólo observarla durante algunos segundos. Era perfecta.

Aquella joven mujer caminaba hasta el altar, en donde un apuesto caballero la esperaba sonriente. Al observar a su alrededor, las miradas hipócritas de sus invitados, le causaban una sensación de asco y repulsión. Todos esperaban el momento en que ella desposara al joven hombre que se hallaba a unos cuantos metros enfrente.

Su familia, así como amigos y conocidos, miraban sonrientes a la joven pareja. El párroco de la iglesia comenzaba con su sermón.

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Miro a mi alrededor y me pregunto, ¿cómo termine en esta situación...?

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Había llegado el tan esperado momento en que el ministro de la iglesia mencionara los votos matrimoniales.

- Albert Winchester, ¿acepta usted por esposa a Diana Cavendish, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y la riqueza, para amarla y respetarla, hasta que la muerte los separe?

- Acepto -respondió sonriente aquel hombre, quien inmediatamente giró la vista hacia Diana.

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¿Por qué estoy sufriendo, si fui yo quien te dijo que te odiaba y no quería volver a verte...?

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- Y usted, Diana Cavendish, ¿acepta usted por esposo a Albert Winchester, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, para amarlo y respetarlo, hasta que la muerte los separe?

Todos esperaban la respuesta de la joven heredera de los Cavendish. Su tía, así como sus primas, aguardaban el momento en que ambos unieran sus vidas.

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No lo sé... Incluso, ahora mismo no puedo encontrar alguna explicación.

El mundo sin ti es muy difícil, ¿lo sabías? Vivo cada día en la más absoluta miseria debido a tu ausencia. No puedo estar bien sin ti.

Dime... ¿Tú estás bien sin mí...?

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- No... -dijo en voz baja. La respuesta sorprendió a todos los presentes, pero, antes de que alguien pudiera hacer algo, Diana salió corriendo de aquel lugar. Todos estaban atónitos.

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