Capítulo II. La Resurrección.

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  Luego pude sentir una gran energía que se producía en mi corazón, latía fuertemente cada vez más rápido. Una gran potencia salía de mi cuerpo, creo que ya mi fuerza estaba manifestándose en aquel momento de agonía, una especie de estigmas aparecieron en mis manos, era un ardor muy fuerte como si mis manos hubiesen sido perforadas por una bala, recupere el oxigeno y ya estaba recuperándome el dolor estaba desapareciendo. Logre levantarme y destruir al ente maligno que me acechaba, ese ángel caído del cual me llevaba encarcelado desde el primer momento que llegue a la victoria, mientras estaba en mis tierras, fortaleciendo mi pueblo, protegiéndolos de algo que ya había fracasado. En ese momento comenzó la batalla contra el monstruo que destruía mi divinidad, pero la bestia enfurecida se defendía junto a sus ángeles, eso no sirvió para nada a sí mismo. Pude sentir la fuerza que había recibido anteriormente por mi discípulos, que me llevaba a un gran mundo mágico en el que batallaba con mis enemigos, sin ningún miedo a perder, era fuego, era hielo, era agua, era vida; Me sentía como una gran potencia, protegido y en calma, todo eso me ayudo a liberar de mi esos murciélagos que llevaba muy dentro de mí hasta terminar lo que sería el juicio final.

  Después de la batalla sangrienta podía respirar el aire fresco y puro de la victoria cuando observaba morir al asesino sobre mis pies, y disfrutaba la gloria al traspasar mi espada por su asqueroso corazón, perdido en la maldad, mientras agonizaba se ahogaba en su sangre, perdido en sus propias lagrimas pidiendo un perdón que nunca existiría y que tampoco existirá JAMAS.

  Termine de abandonar el lugar después que el odio había desaparecido, fui corriendo en busca de lo que había perdido, en busca de mi pueblo, de mis soldados, mi fuente de vida pulcra; al ver mi fraternidad en caos corrí a salvarles del dolor y el olvido, estuve allí para ceder de mis honores y mi honor hacia ellos, el orgullo y la majestad de conformar un imperio tan noble y celestial. Mientras quedábamos en estado de gracia celebrábamos nuestra transición, el renacer, y el poder de nuestra máxima sabiduría en resplandor, grandes murallas y fortificaciones eran construidas para nuestro futuro, ese mismo donde quedarían los lejanos siglos por conquistar y gobernar por la eternidad. Juntos estaremos preparados para cualquier bélico, para atacar y destruir con la amabilidad, y nuestra grandiosidad fraternal, que es más hiriente que el dolor de una tortura lenta. El triunfo no significa en vencer siempre, porque habrá momentos de derrota; el triunfo se basa en nunca darse por vencido, los héroes nunca se rinden.

  Las derrotas pueden ser el comienzo de las grandes victorias. Desde muy joven habría sido torturado y ultrajado sentí el dolor más grande que cualquier humano puede llegar a sentir, y es ese dolor que te quita las gana de vivir y seguir tu camino. Vivir una sociedad donde si demuestras realmente quien eres, serás asesinado a piedra, como vivir un asesinato a sangre fría; a pesar del éxito la melancolía aparece instantáneamente. Todo en mi se oscurece al recordar momentos del cual quedaron sellados y marcados para toda mi vida, lugares, fechas, que me llevan a espejismos, no hay nada peor para un ser indefenso que haya sido juzgado, y torturado que llegue a ser obligado hacer algo que preferiblemente no quiere hacer, para protegerse o guardar la seguridad de alguien más.

  El maltrato psicológico es aquel arma letal que acaba con la vida de cualquier ser, sea maltrato físico o sexual; es este que termina de arrebatarte la ultima respiración para siempre. En el caso de los muchos niños en el mundo que han crecido siendo víctima de violación en plural, deja una gran huella para siempre en tu camino, una gran cicatriz imborrable, que ni siquiera el tiempo lo podrá sanar, el trauma quedara plasmado por toda su corta vida a estar presente a una mirada sádica y perversa, un toque, o al escuchar una voz que queda como un ruido estruendoso en la mente, o también al estar solo. Lo más doloroso que puede llegar a sentir una persona es sentirse miserable y sucia, después de un acto de agresión sexual y peor aún, sentir el silencio que se hace eterno hasta sentirse en un estado moribundo. En que nadie te escuchará, o el miedo a que nadie te crea, es algo que te lleva a la muerte en vida, en que en cada pesadilla lleguen esos recuerdos y sea como mirar a la marca por la oscuridad, llena tu memoria en nauseas, en rencor y en odio.

  Muchas veces esto te lleva a caminar por la azotea de un edificio, y terminas siendo empujado al vació buscando la manera de eliminar el pasado que te congela en la realidad, a veces pensamos en que la muerte es la solución. La vida se encarga en demostrarte dos opciones, estas en un bosque en el que solo tienes dos caminos para seguir, uno de ellos es la luz y la prosperidad de la felicidad; pero, el otro es el más oscuro dónde tu compañía será la muerte, y el olvido. Tarde o temprano consigues una vela encendida en ese laberinto del cual no puedes salir, seguro que te sentirás inseguro, observado, desamparado, cuando todo se oscurece los únicos ojos que te miran son de esas criaturas venenosas que te persiguen para estar en tu cuerpo como sanguijuelas y alimentarse de tu sangre, hasta arrancar la célula mas mínima de ti.


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One Last Breath (Un último respiro)Where stories live. Discover now