Otra jornada escolar volvía a terminar, cerraba mi casillero y echaba un vistazo en los pasillos que cada vez se encontraban más solos. Ubiqué mi bolso sobre mi hombro derecho y suspiré para iniciar mi recorrido a casa.
Era tarde, Louise ya se habría ido solo sin duda alguna, lo que significaba que no tendría compañía. Giré a la derecha para bajar las escaleras y salir de la escuela, pude visualizar al equipo de basquetbol junto con los ex alumnos en un rincón de la entrada, oí cómo bromeaban y tomaban Coca-Cola al ritmo de una armoniosa charla.
Sonreí y despegué mi mirada del grupo y justo cuando giré mi espalda oí como mi nombre era gritado y carcajadas lo acompañaban, decidí ignorarlo.
-¡William's, tenemos un amigo que te quiere conocer!- y risas sonaban.
Eso si que había llamado mi atención.
Pero negué levemente causándome gracia la situación y proseguí caminando.
-¡Dahyan dice que tienes un bonito trasero!
Y las carcajadas seguían sonando.
Así que el joven Millers se encontraba en ese pequeño grupo.
-Eres un ímbecil Chuck- escuché como el chico protestó- ¡Elehia! ¡Espera!.
Y me detuve, más como acto involuntario que por decisión propia.
Tragué saliva al sentir como sus pasos se acercaban, y cuando consideré que venía lo suficientemente cerca giré sobre mis talones con una sonrisa en el rostro.
-Lo siento- sus palabras habían salido atropelladas y no pude evitar reír al respecto.
Los chicos venían con su bullicio, hacia nosotros.
-Tranquilo, se lo patán que es Chuck- reí.
-Te escuché William's- me señaló el pelirrojo con burla.
-Ups so sorry- me encogí de hombros y también reí.
-¿Es verdad que eres la amante del profesor Soloban?- su pregunta me tomó por sorpresa pero seguí la corriente.
-¿Es verdad que tú miembro es tan pequeño que no alcanzo a quitarle la virginidad a Janet?.
Los muchachos abucharon a Chuck y su rostro se encontraba tan rojo como su cabello, su patética hombría se le había ido al trasero con mi comentario, lo cual solo reflejaba lo patético que era.
-Iremos a la casa de Austin ¿Vendrás?- Luck, un rubio oji azul jugador del equipo de básquetbol de último año se dirigía a Dahyan.
-Los alcanzaré después, acompañaré a Elehia a casa.
-¿Qué?- Lo mire confundida- Oh si... él me acompañará.
-Está bien, te esperamos allá.
Y por fin, el equipo de deportistas huecos habían desaparecido de mi vista .
Inicié a caminar y miré hacia atrás:
-¿Qué? ¿De verdad me vas acompañar o solo era un excusa para evitar a esos idiotas?- bromeé.
-Oh.. si claro.
-Mueve el trasero entonces Dahyan- me reí por su retardada acción.
-Cierto- entre cerró los ojos y maldijo entre murmullos lo cual causó que una pequeña carcajada brotara de mi boca.
Sus pasos me alcanzaron y caminábamos juntos al mismo ritmo. Nueva York era una ciudad demasiado recorrida, llena de carros y personas por doquier, había bulla en todas partes.
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Casualmente.
Teen FictionAveces las mejores cosas suelen ser efímeras. Como el cometa Halley lo ves dos veces en tu vida y sólo dura cuestión de segundos.