• LOBO NEGRO • 》Jeon JungKook y Tú《 *EN EDICIÓN

• IX •

Justo ahora era cuando me maldecía internamente por decidir estar aquí desde el principio. Simplemente debí dejar que JungKook viniera solo y felizmente estuviera durmiendo o comiendo algún helado mientras miraba alguna película de terror. Pero no, era lo suficiente entrometida como para estar ahora sentada en el sofá de mi ex mientras habla con JungKook y otro chico al cual no conozco.

—¿Quieres tomar algo?—

No necesitaba voltear para saber que era mi mejor... ex-mejor amigo. Él mismo había abierto la puerta minutos atrás, recibiendo a JungKook con una sonrisa y a mí con una cara de pánico y sorpresa.

¿Cómo no estarlo?

Solo atiné a fruncir más mi ceño y forzar mi agarre en mis brazos. No quería hablar con él, y no iba a obtenerlo tratando de ser amable, aún dolía.

—Bien, ¿y como has estado? ¿Sabes? He llamado varias veces pero...—

—¿Puedes callarte de una buena vez?— hablé un poco fuerte, en su dirección, está vez mirándolo furiosa. —Deja de portarte como si en realidad te importará, Jin.— escupí con ácido en mis palabras, y ahí estaba su mirada adolorida.

Pude sentir los tres pares de ojos dirigiéndose hacia mí, pero poco me importaba.

Me levanté de mi lugar y me acerqué bruscamente a JungKook para quitarle lo que me había quitado él cuando llegamos, cuando miró que me negaba a entrar: mis cigarrillos.

No pedí permiso siquiera para escabullir mi mano dentro de su chaqueta de cuero, y él parecía un poco asombrado, pero también molesto, al contrario de Nam, que por lo que pude percibir parecía totalmente apenado o avergonzado tal vez con JungKook.

—Ey, para.— la voz de JungKook sonó demandante cuando encontré lo que buscaba y antes de que pudiera irme me tomó de la muñeca para alejarnos un poco. —¿Qué demonios crees que haces? Estoy ocupado, ________.— habló cercas de mi cara, amenazante.

Sabía que estaba siendo de lo más grosera, pero tampoco me importaba, no tenía porque ser amable ni mucho menos... aunque estaba aquí porque me lo había buscado.

Aún con mi ceño fruncido forcejeé hasta soltar el agarre y tomar el paquete de cigarrillos. Dirigí una breve mirada al dueño de la casa y a su ahora novio. NamJoon mantenía su mirada fija en nosotros, y Jin solo miraba el suelo mientras jugaba con sus manos, con sus mejillas y frente rojas.

—Te espero afuera.— hablé en dirección a JungKook, retirándome con un sentimiento en el fondo de mi estómago, lo más parecido a furia pura.

No tardé en estar afuera, encendiendo un cigarrillo para absorber el humo nada sano que dejaba el tabaco. Y solo en ese instante desde que supe en dónde me encontraba, estuve tranquila.
De saber que JungKook venía hacia acá, me hubiera abstenido totalmente de venir y de poner incómodos a NamJoon y a SeokJin en su propia casa. Soy una vergüenza.

Había escuchado rumores en la universidad de qué NamJoon había estado saliendo con un chico, aunque solo eran rumores, después comenzamos a hablar por azares del destino en la biblioteca cuando le pedí ayuda con un libro en la parte alta. NamJoon realmente era apuesto, e incluso ahora está mejor que nunca.

Comenzamos a salir vagamente como amigos y solo eso, después en una fiesta una cosa llevó a la otra y comenzamos a salir realmente, y no nos dimos cuenta de ello hasta que ya lo habíamos terminado de hacer al menos 3 veces en la cocina de mi madre o mi antigua habitación. La forma de verse tan tranquilo, perverso e intelectual solo hacía que mi cabeza se volará por él. Y él decía lo mismo.

La relación duró incluso más de lo que pude imaginar cuando ya teníamos nuestras carreras terminadas y cuando comenzamos a hacer planes para mudarnos juntos, sin embargo, todo eso cambió cuando comencé a notar que se miraba mucho con Jin, quién era mi mejor amigo y a quien había conocido en mi primer trabajo en una cafetería. Era mi compañero, y mi mejor amigo. Los planes los había comenzado a alargar cuando note distancia y extrañas cercanías de ellos, y ni siquiera sabía por qué lo pensaba.