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Las luces ambarinas de los focos colgados en largas tiras adornadas con guirnaldas de tela blanca en los árboles que rodeaban el área dónde se llevaba acabo aquella fiesta, daban un toque especial a la atmósfera.

Todos reían y bailaban al ritmo de la música electrónica. Era lo que el DJ había estado reproduciendo por un largo rato, luego de que los ritmos latinos se terminaran.

Las mesas se encontraban vacías, excepto por la única persona que no disfrutaba de la música que ahora sonaba. Lee Hye Ji. Quien se encontraba sola en su mesa, a pesar de que todos sus amigos, incluida la anfitriona de la fiesta y su mejor amiga, Rina, estaban disfrutando y bailando sin parar.

Hyeji suspiró y recargó su cabeza en la palma de su mano. No lograba entender el gusto de algunos por ese tipo de música, cuando a ella la verdad es que llegaba, incluso, a aburrirle.
Bajó la mirada a la falda de su vestido y sacudió una pelusa inexistente, buscando cualquier excusa para tocar la tela. Se había pasado semanas enteras buscando ese vestido. El vestido.

Era un vestido largo, con una abertura del lado derecho que dejaba ver la pierna de Hyeji casi hasta el muslo, de un color azul marino tan bonito; la parte de arriba se ajustaba perfectamente a su torso y era de un solo hombro, haciéndola sentirse una diosa griega. Había dado gracias al cielo de haberlo encontrado un día antes del evento junto con los sencillos accesorios a juego con las delicadas zapatillas plateadas. El maquillaje había sido sencillo, resaltando en ella sus ojos, que eran la parte de su anatomía que más le gustaba.

Dejo vagar su mirada por la gente en la pista de baile, viendo a todos y a nadie al mismo tiempo. Su mirada siguió a las mesas al rededor de la pista, recorriendo los adornos y los centros de mesa en colores dorado y blanco; todos con globos con el número 28-edad que cumplía ese día Rina-, y con que ella había ayudado a escoger, así como también apoyó a su amiga en todo el proceso de organización de la fiesta. Haciendo la función de asesora y ancla cuando Rina estaba a punto de cancelarlo todo por cualquier inconveniente. Sonrió sin poder evitarlo; recordar como su mejor amiga hacía berrinches era muy divertido.

Seguía esa línea de pensamiento hasta que su mirada se detuvo en la figura sentada lánguidamente a dos mesas de la suya y que la miraba fijamente.

Podría reconocerlo fácilmente. Era el hombre más guapo que ella había visto en su vida.

Dueño de una mirada que, cuando no le provocaba insomnio, soñaba con ella.

Con una sonrisa que robaba suspiros.

Unas manos con largos dedos que ella había imaginado incontables veces que acunaban su rostro mientras le daba un beso y que acariciaban sus mejillas con la misma devoción que el tocaba el piano.

El hombre del que se había enamorado sin poder evitarlo desde que lo conoció.

Min Yoon Gi.

Estaba guapísimo esa noche, usando un conjunto clásico de saco y pantalón negro, combinados con una camisa de seda blanca con los tres primeros botones abiertos, dejando ver la pálida piel de su pecho que ella podría apostar era más suave que la fina tela de la camisa.

Hyeji se percató de que se había quedado mirándolo cuando YoonGi levantó la mano y la agitó a modo de saludo. La chica parpadeó un par de veces, saliendo de golpe de su trance y también lo saludó; el chico frente a ella sonrió ladino y ella solo agachó la mirada con sus mejillas levemente sonrojadas.

El timbre de su celular la sorprendió, sacó el aparato del pequeño bolso que llevaba con ella y el corazón le dio un vuelco al ver el nombre del remitente.

Min YoonGi
¿No bailas?

El corazón de Hyeji se desbocó en ese momento. Tomo una respira vino y tecleó una respuesta, teniendo cuidado de no escribir nada tonto debido al temblor de sus dedos.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Aug 25, 2022 ⏰

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