❝ ένα ❞

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"Meow." —la gata de Libra, de pelaje blanco y abundante, bien cuidado, de ojos que simulan esmeraldas, gozaba de las caricias que le regalaba amorosamente Tauro en aquel momento, éste le admiraba y envidiaba sanamente, ¿la razón?

Tan simple como, según el menor, triste.
Era tan hermosa que Libra no se despegaba ni dejaba de cuidar de ella.

Él no tenía nada en contra de eso, solo tenía el deseo de que al menos le diera un poco más de atención, que le brindara su cariño tal y como lo hacía con aquella hermosa gata. Algunas veces se le ocurría imaginarse a él como un gato, uno que recibía los mimos y dulces palabras de su pareja.

"Llegué, cariño. ¿Cómo está Queen?" —Libra entró por la puerta llevando su mochila en su mano derecha, acababa de llegar de la casa de otro compañero para hacer un trabajo, o eso deseaba creer Tauro. No había acabado de dejar su mochila sobre uno de los sofás de la sala de estar y se dirigió rápidamente a su gata para cargarla y brindarle algunos besos delicadamente.

"Está perfectamente, como puedes ver." El menor pronunciaba con su suave y dulce voz mientras analizaba a Libra, sí, tenía que asegurarse de que todo estaba en orden. Lo único que recibió por parte del mayor fue una rápida vista y un simple "Gracias", para luego ser abandonado; se estaba acostumbrando a eso. Tauro suponía qué iría a hacer, era tan fácil saberlo para él que realmente lo hacía sentir peor.

¿Quién preferiría hacer cosas irrelevantes en vez de estar con su pareja? Hasta podrían hacer esas cosas juntos, con eso le bastaría.

[×]

Era una cosa diferente cuando a Libra le invadía el deseo y la lujuria. Cuánta suerte tenía él de tener a alguien como Tauro en esos momentos; su delicado y pequeño rostro pálido, sus atrayentes ojos ámbar, su fina nariz, sus cabellos azabaches y su delgado pero trabajado cuerpo, era lo que solía tener en cuenta realmente y el menor empezaba a notarlo.

El azabache se encontraba durmiendo boca abajo en la cama de Libra, había decidido ir tras él y terminó aburriéndose ahí mismo. Fue en cierto momento en que el castaño apartó su vista de su móvil y observó detenidamente el cuerpo de su novio.

Novio... Eso le resultaba algo difícil de aceptar a Libra, pero no quería que él se alejara de su lado.

Se acercó cuidadosamente hacia Tauro, subiendo a su cama y apretó el trasero del menor. Sí, se veía apetecible desde donde antes se encontraba y no dudó en buscarlo, sin importarle que dormía.
Cuando empezaba a despertar, tras sentir alguna que otra palmada en su cuerpo, se acomodó de lado llevando su mirada a los oscuros y profundos ojos de Libra; seguía bajo el efecto del sueño y no reaccionaba exactamente a la situación.

"Te quiero..." — Mencionó el castaño con su voz ligeramente grave mientras se acercaba peligrosamente a Tauro, atrapando sus pequeños y gruesos labios rosados. El azabache hacía lo posible por seguirle el ritmo mientras sus mejillas se tornaban de un fuerte color rojo.

Fue así como acabaron al siguiente día despertando bajo las mantas delgadas de la cama de Libra, como en otras ocasiones, agradeciendo que él vivía solo.
A Tauro no le desagradaba mucho esa situación, pues al menos recibía el cariño del otro y le hacía debatir en su mente si sentirse así sería más posible si fuera como un gato.

[×]

Siendo la mañana de un Lunes, se observaba a un tímido y adorable Tauro esperando la llegada de su pareja. Conocía que a Libra no le gustaba expresar su relación de una manera tan libre y lo aceptaba, realmente lo quería. ¿Y cómo no hacerlo él? Si para Tauro, el castaño poseía una belleza inigualable, le atraía su físico y su mente le parecía única, habían congeniado tan bien al principio que provocó que, con el tiempo, él realmente se enamorara. Fue una gran sorpresa cuando el mismo Libra le había pedido que fuese su novio, aunque había presenciado cómo éste anteriormente trataba de ligarlo. Amó ese momento y se encontraba realmente feliz, a pesar de que todo su hermoso cuento duró pocos días.
Esperaba que el mayor llegase pronto a su lado, apenas le hablase y caminara junto a él, rumbo a su salón de clases.
Vaya sorpresa que se llevó el chico cuando, por una pequeña distracción entre recuerdos, sintió que era abrazado desde atrás y que alguien le besara el cuello. Conocía muy bien aquellos gestos y no pudo evitar sonreír a eso mientras se sonrojaba sutilmente.
Libra sabía perfectamente porqué lo hacía esta vez, según su instinto debía hacerlo. Su pareja recibía mucha más atención que de costumbre esa mañana al verse más guapo de lo normal, algo que el menor se negaría a creer si se lo dijeran debido a su falta de autoestima, entonces pensó que la mejor manera de evitar más miradas era recordándole a los demás que él era suyo.

"Buenos días, cielo." — Y sin decir más, Libra tomó a Tauro de su muñeca y emprendió camino hacia su salón. El azabache apreciaba desde atrás todas las miradas que le daban a su novio y empezaba a sentirse celoso, mal con él mismo, pero nunca notó las que eran hacia su persona.

Llegando al salón, el mayor se sentó en uno de los asientos de adelante después de que Tauro se hubiese acomodado en los de atrás; sí, tampoco solía sentarse junto a él pero no se preocupaba de que alguien más lo hiciera, no se atreverían, pero el azabache sabía algo que Libra no.

"Un estudiante del salón del lado izquierdo va a ser transferido a éste por cierto asunto personal." —Mencionó el maestro después de que todos le atendieran— "Por favor entre, Escorpio."

Cuando el chico rubio estaba entrando Libra sintió que algo podría no estar bien, pues un excelente amigo de su novio se encontraba más cerca a él, y con razón en su pensar, el chico fue directamente a sentarse justo al lado de Tauro con la sonrisa más llamativa en su simpático rostro. No tenía necesidad de presentarse, era lo suficientemente conocido como para hacerlo.

"Hola, dulzura." — Se le escuchó decir a Escorpio, con un tono burlesco acompañado de un guiño. Tauro únicamente atinó a susurrar un "Hola, bombón." para seguirle el juego. Se tenían bastante confianza y Libra sabía que eso era imposible de romper, ahora sí empezaba a molestarse.

Después de la pequeña conversación, Tauro sintió algo vibrando en su pierna. Al llevar su móvil hasta su vista pudo apreciar el siguiente mensaje.

Sweety|♎

¿Qué tal la compañía, "dulzura"?
Espero que Escorpio no provoque alguna... molestia.

Enviado a las 08:12 a.m.

El rubio observaba disimuladamente la conversación, provocando algo de molestia ante el mensaje, y no era el único, el azabache además de verse un poco enojado se encontraba pensando, lo que hizo que no respondiera y guardara nuevamente el móvil. La clase de Física ya había iniciado, no le preocupaba tanto no prestar atención, pero se preguntaba de alguna manera cómo no pillaban a su novio usando el móvil estando adelante. Entre sus pensamientos se preguntaba nuevamente si lo de parecerse a un gato era una buena opción.

Dudaba, ¿ser impulsivo en esta ocasión o rehusarse?





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Realmente no sé qué día empecé con ésto...
A inicios de este año o a finales del pasado.

Fecha de publicación: Viernes, 5 de Julio de 2019.
Hora de publicación: 12:33 a.m. | 00:33 horas.

Deseo que les guste, hace bastante que quería publicar ésto, aunque está algo extraño...
Ya extrañaba ésto.

—MɪsᴛʟᴇᴛᴏᴇBʟᴜsʜᴇᴅ.

Mᥱoᥕ. [ ᴸᶤᵇʳᵃ ; ᵀᵃᵘʳᵒ ; ᴱˢᶜᵒʳᵖᶤᵒ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora