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La vida, sin duda muchas veces nos podía colocar en una encrucijada, en la que debemos decidir si somos fuertes o débiles ante tal acto.

Y si, muchas veces nuestro destino ya había sido marcado por otra persona sin poder percatarnos.

Así iniciaba mi historia, la estúpida y insignificante historia de Aylen.

Una chica con "gustos raros" que tendría que ser vista como la salvación de su familia.

Vista también como la solución de no dejar caer el apellido Russer, y que su fortuna se mantuviera intacta.

Sin derecho a saber que era amar, sin poder saber lo que era arriesgarse por una amistad.

Pero el desastre se daría con mi cumpleaños 18.

En una enigmática fiesta que mi madre había organizado hace casi un mes, mi destino seria como carta leída.

En el que el testamento de mi abuelo dictaría lo que tanto temía, mi asombroso compromiso con un chico, hijo de uno de los socios de mi querido abuelo.

Semanas antes cuando mis padres me lo comentaron pensé que quizás por un momento era una estúpida broma, pero luego al recordar la frialdad de mis padres y el amor al dinero daba por hecho que hablaban enserio.

Aún no podía creer que en estos tiempos existiera familias que imponían matrimonios, claramente tal unión de familia era por conveniencia económica.

¿Pero por qué utilizar a su única hija en tal deshonra?

***
El día había llegado, día que prometía mucho estrés por mi parte.

Mi madre había contratado todo un equipo, chicas expertas en maquillaje y peinado, Camilo su diseñador personal y uno que otro ayudante.

Tenía ganas de tirar la casa por la ventana, sentía como tiraban de mi cabello, como pasaban las paletas de maquillaje, que base, que rímel, que los zapatos altos, que el vestido tenía que ser elegantes, en fin me sentía como una muñeca a la cual solo usaban.

Este no era mi estilo, prefería andar en calzones con una remera larga, mi cabello recogido en una coleta mal hecha, el hecho no me sentía yo.

Quizás era algo raro, pero no tenía como decir que no, lo único que me quedaba era fingir, a pesar de recibir halagos, que me veía bien, que las sombras combinaban con el color de ojos, solo deseaba que esta tortura terminara lo más rápido posible.

Pero sabía que la noche apenas estaba por iniciar y que la función de actuar pronto iniciaría.

Al salir de la habitación con mi bolso en mano, mis padres ya se encontraban en el auto, Carlos nuestro mayordomo me ayudo a bajar, un paso mal en esas escaleras y quizás fuera el causante de no poder asistir a mi fiesta de cumpleaños, aunque la idea paso por mi mente, sé que mi madre aunque me viera con una pierna rota no permitiría que aún así no asistiera.

Mi madre, era un amor por completo, ¿no creen?

Así que decido bajar con cuidado, Carlos me acompaña hasta la puerta y en un susurro logro escuchar un feliz cumpleaños, que ironía era el único que me lo había dicho.

Nadie de mi familia había tenido el afecto de decírmelo aunque fuera en un susurro.

Emergida en mis pensamientos así inicio el trayecto al restaurante en el que se daría una de las mejores fiestas de la ciudad, según había leído en un periódico de chismes, claramente mi madre había dado la exclusiva.

Vivir en una familia que siempre se encontraba en el ojo de la prensa, me asfixiaba, nunca me había sentido cómoda que personas que no me conocían me vieran como la chica perfecta Russell.

Que me buscaran solo por mi apellido, tener que ser una chica de sociedad cuando lo único que me gustaba era estar en mi habitación con un libro y una taza de chocolate.

O poner una buena canción y bailar sin cesar.

Pero estos gustos en mi familia eran vistos como raros, así que ni oportunidad tenía para llevarlos a cabo.

Salgo abstractamente de mis pensamientos cuando mi madre hace gritado mi nombre.

Ya casi llegábamos y sabia que seguía a continuación, mi padre me mencionaría las reglas.

Una de ellas era estar sonriente, debía aparentar estar muy feliz, ser cortes con los invitados, no hacer el ridículo y sobretodo estar muy atenta a la familia que ahora seria socio de mi padre.

Fácil, en estos momentos todo era tan programado, lo único que tenía era seguir esas estúpidas reglas y todo saldría bien.

O al menos eso pensé.

Esto sin duda no seria tan fácil como quisiera que fuera.

***
Al llegar al restaurante ráfagas de flash llegaron a mis ojos, luego de unas cuantas fotografías seguí en silencio a mis padres, hasta llegar a la mesa donde mis futuros suegros se encontraban.

Al llegar pude sentir la intensa mirada de él, me sentía insignificante ante tal acto.

Su mirada era fría y calculadora. Hasta sentía ¿odio?

Quizás era el hecho de que tenía que comprometerse con una chica que ni siquiera conocía, o quizás no era de su gusto o era gay.

No lo se, había muchas opciones para que me mirara con tanto desprecio.

Como ya me lo había imaginado tuve que estar sentada a la par suya parte de la noche, lo único que me distrajo fue la cena, y usar como pretexto ir al baño.

Tras retocar mi maquillaje coloque mi amado brillo sabor a cereza, a fin y a cabo mi madre no podría decirme nada estando mis suegros presentes.

Al llegar a la tortura de nuevo, me encontré con la sorpresa que los adultos no estaban, sólo aquel chico que ni su nombre aún conocía.

Él me miró de reojo, parecía que me quisiera hablar pero aún así no lo hacia.

Quizás por obligación empezó una nítida conversación, su voz era fantástica y si está vez no era sarcasmo.

—Así que tú eres mi comprometida, ¿cierto no? — me dijo el chico de ojos grises.

Por lo que dicen mis padres si, conteste.

—¿Cuál es tu nombre cariño? —
Y aquí iba el sacamos.

Aylen, ¿y tú te llamas?

—Adler, tu novio y futuro esposo —respondió con pesar en sus palabras.

Un gusto Adlen, a la casa de locos.

—Todo un gusto mi querida cereza— contesto invitándome a iniciar el baile.

Quizás solo quizás solo por hoy podría disfrutar de su compañía.

Así que sin pensarlo mucho acepte.

Bajo la mirada de mis padres y de los suyos iniciamos con una canción romántica de fondo.

Se que los dos solo nos estábamos preparando para lo que en pocas palabras nos comprometerían de poco a poco

Ya no había vuelta atrás y tanto él como yo lo sabíamos.

Aquí vamos, me dije.

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⏰ Last updated: Oct 03, 2019 ⏰

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Entre tus besos sabor a cerezaWhere stories live. Discover now