Capítulo 19

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James cerró el cajón y salimos por la puerta trasera de la cocina. Ya estando afuera se sentía una brisa refrescante y relajante, y sin darme cuenta, sin pensarlo dos veces empecé a correr, quería sentir la brisa en mi cabello que recorriera mi nuca, que esa brisa fuera la que me hiciera olvidar todo. De un momento a otro mientras corría, un lobo de cabello azabache empezó a correr a mi lado.

Fui parando lentamente y fue como si fuera volviendo a la realidad. Me senté en el prado. Durante un rato me quedé mirando el cielo nocturno, las estrellas que estaban asomadas eran brillantes y había luna llena, daba la suficiente luz para lograr ver a mi alrededor. James de nuevo humano se sentó a mi lado.

-¿Dónde estamos? No creo que estemos en Toronto, y mucho menos en un sótano de una casa que está a punto de caerse, no sería así, al menos que me tengas drogada- pregunté sonriendo y mirando aun el cielo, él rió.

-Claro que no te tengo drogada, no me malinterpretes, me encantaría tenerte drogada pero lastimosamente me lo prohíben- dijo con una sonrisa picara que me hizo reír -Creo que estamos por algún lugar cerca de Guatemala- añadió un poco más serio.

-¿Cómo es posible? Si a solo unos pasos está Toronto- pregunté confundida y bajando la vista del cielo para mirarlo a él.

-Es un hechizo, en algunos países tenemos casas de refugio como esta que se pueden acceder igual que este, por el sótano de una casa abandonada, nadie sospecha, y además todas las casa de refugio tienen la misma estructura, siempre son las mismas y todo siempre está en su lugar-

-¿Los licántropos pueden hacer hechizos?-

-No, pero tenemos amigos brujos- dijo sonriendo.

-¿Tú sabes qué clase de Eterna soy?-

-Si- respondió, pero por alguna razón no quise preguntarle más, tal vez después que le contara mi historia, él me contaría que sabía de mi pasado verdadero, no de la farsa que había estado viviendo -Eres buena procesando tanta información en muy poco tiempo- sonrió.

-He tenido que aprender desde que llegué a Toronto- dije acordándome de todo lo que tuve que procesar, todo lo que tuve que comprender, y solo me cansé de pensar en lo que me falta aún.

-¿Hace cuánto llegaste?-

-No sé, tal vez más de una semana o menos, solo puedo recordar todo lo que me ha pasado- dije distraída.

Tomé aire y ahí empecé a contarle todo lo que me había pasado, desde la parte que hui de casa con Iván, mi mejor amigo. Decidí no contarle mis sueños, son un poco personales. Le conté de cuando discutí con Ana porque me había arrastrado a la cocina para preguntarme porqué olía así, James se rió y comentó que Ana siempre había sido muy imprudente.

Después le conté del hotel tan grande y precioso en el que me había estado hospedando y que Iván me invitó a cine y ahí conocí a Bill pero no le conté a James como se llamaba me refería Bill como el ‘‘chico de ojos azules’’, le conté que me ayudó a comprar las boletas y las palomitas ya que yo no sabía hablar inglés, omití la parte que quedé hipnotizada con su sonrisa. Le conté que al otro día desayunando me lo encontré, omití la parte del cuarto, pero le conté que me invitó a almorzar al otro día y que yo no quería ir sin Iván y él accedió. Le conté sobre el mensaje de Edwin en el blog. Le conté sobre el almuerzo y que también fue la hermana del ‘‘chico de ojos azules’’ y que cuando ya casi habíamos terminado le sonó el celular, que era el papá y que los necesitaba urgente. Le conté que el ‘‘chico de ojos azules’’ me besó al salir del restaurante y que después nos fuimos al hotel. James tensionó la cara, no comprendí porqué.

Le conté que Iván fue a la habitación mientras yo acompañaba al ‘‘chico de los ojos azules’’ la puerta de detrás de la recepción de marco de oro. No entré en muchos detalles solo le dije que ahí fue donde descubrí que el ‘‘chico de ojos azules’’ y toda su familia era alguna especie rara, y que después vine a descubrir que eran eternos cuando Iván me fue a defender y que el hermano del ‘‘chico de ojos azules’’ mató a mi mejor amigo y así cuando yo les rogué que hicieran algo para salvarlo lo convirtieron en eterno. Le conté que Iván me había regalado el crucifijo de plata, se lo mostré. Luego Iván me besó de sorpresa y que el ‘‘chico de ojos azules’’ nos vio y casi se abalanzan uno sobre el otro. James se volvió a tensionar pero sonrió un poco.

Eternos - Secretos del pasado [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora