La Mesa

Mesita

Ante mi, ante mis ojos, esta una mesa de madera.

Este pedazo de madera labrada con unos pies rectangulares de hierro, formando una humilde entrada de aire que permite colarse bajo su frío techo, recostarse en la simpleza del suelo y cobijarse con las manos al vientre mientras ves absolutamente nada más que lo que quieres ver acompañado de unas manos metálicas clavadas al abdomen de la gruesa tabla.

La gran piel de árbol que forma la resistente mesa te quiere decir algo: sus bordes están tallados y su lepra parece extenderse de forma irregular a lo largo de las curvas de esta.

Su superficie está repleta de objetos, espero la mesa este dormida. Una botella de agua medio llena, o medio vacía, según se vea. También hay un libro de tercero, creo que su utilidad ahora es nula... ¡Oh!, un libro... "Un chico de lo más normal", es lo que ven mis nublados ojos.

Es increíble... recuerdo este libro, tiene toda una historia adicional a la que narra, esas tardes de sexto grado leyendo para aprobar una clase, pensar que esos martirios se convertirían en mi goce, en mi nave personal hacia un futuro lleno de posibilidades sin fin.

Todo tiene una historia, ¿También lo tendrá la botella?, ¿El libro habrá aguantado a otro muchacho? ¡CIERTO! ¡La mesa también debe de tener una historia!

Me pregunto cómo se habrá llamado mientras era un árbol, mientras respiraba y cantaba con los pájaros, tal vez con jaguares y serpientes paseando y saludando entre sus ramas. Tal vez jamás conoció un animal salvaje, tal vez solo chiquillos vagos que tallaban amores y montaban pequeños fuertes y columpios de los brazos de aquel roble, tal vez un abeto, una acacia...