|ѕonrιѕaѕ|

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capíтυlo 24: мoмenтoѕ ιnoporтυnoѕ

Apenas sus ojos se abrieron, lo primero que percibió un cálido aliento en su cuello, giró su cabeza y se encontró con Keith usando su brazo de almohada, estaba acalambrado y dolía, pero de alguna manera, para Lance valía la pena, podía observarlo dormir. De seguro todo el día su brazo estaría adolorido, pero la vista de Keith dormido sobre este era simple incomparable, y sí, según Lance, el dolor vale completamente la pena. Keith se removió girando sobre su brazo y haciendo más presión. Lance se mordió el labio con fuerza evitando soltar un sonoro quejido, bueno no valía del todo la pena.

Vale, si Keith seguía así, no llegará más sangre a su brazo, en otras palabras, no más ordeñar a Kalteneker, no más cocinar y lo peor de todo, no más abrazar a Keith.

Empezó a mover su brazo intentando liberarlo, pero el dormido Keith con molestia hacia más presión para que su "almohada" no se moviera, no había más opción tenía que despertarlo, con su mano libre lo movió con suavidad, llamándolo con un suave y típico "Keef". Después de varios intentos Keith empezó a parpadear con pesadez, hasta finalmente enfocar al felino delante suyo

–Buenos días –murmuró Keith con una suave y adormilada sonrisa.

A Lance le podría escupir fuego un dragón, caer de un gran risco o aguantar a Lotor hablando más de cinco minutos; nada de eso hubiera podido quitarle esa sensación de tranquilidad al ver a un recién levantado Keith.

–Hola –murmuró nervioso y con una penosa sonrisa.

Keith se levantó y bostezo, al fin su brazo estaba libre, pero el problema es que no reaccionaba bien. Keith se estiró, pero aun con pereza cayó nuevamente dormido. Lance lo removió nuevamente y este le dio una manotada, no dolió, tenía mucho sueño para utilizar sus fuerzas.

–Bajaré a hacer el desayuno, te espero abajo.

Keith soltó quejidos llenos de pereza, pero asintió, Lance con una tonta sonrisa bajó por las escaleras y le dio una patada a la puerta. Haciendo saltar del susto al único presente dentro de la cabaña.

–Buenos días.

–¡Papá se comió las galletas, yo no!

Lotor volteó a mirar a todos lados, y cuando encontró a Lance en la puerta, tomó un cuchillo robado de Keith y le apuntó a Lance. Pasó de largo de Lotor, y llegó a la cocina. Lotor seguía asustado de la noche anterior, se abrazó a su osito y se cubrió con sus mantas, solo sacando el filo del cuchillo. A los pocos minutos bajó Keith y entró, con pasos arrastrados llegó a la mesa y apoyó su cabeza sobre sus manos, sin quitarle la mirada de encima a Lance, que murmuraba una canción, sin dejar de suspirar, moviendo sus caderas y cola al tiempo.

Lotor aprovechó tener la protección de Keith y se sentó a su lado. Lance sirvió el primer plato, aun sin quitar esa sonrisa tonta, fue a la mesa y se lo entregó a Lotor, el albino estaba aterrorizado.

–Keith, temo que el gato este enfermo, espero que no sea contagioso –susurró sin despegar la mirada de Lance.

Al no recibir respuesta, volteó a mirar a Keith, y encontró a Keith en el mismo estado, con los codos apoyados en la mesa y mirando a Lance con una suave sonrisa; Lotor se alejó junto a su silla y plato. 

Lance sirvió los últimos dos platos y se sentó al lado de Keith, ambos empezaron a comer al mismo tiempo, sin dejar esas tontas sonrisitas, Lotor cayó en cuenta de algo; Keith entró por la puerta de la cabaña, eso se traduce en que estaba afuera y se supone que Keith había ido a dormir a su cuarto en la noche anterior, y otra cosa, Lance le había deseado buenos días, eso no sucede cuando son enemigos, cosa que para Lotor era obvia.

¡No Soy Una Princesa! - KlanceWhere stories live. Discover now