09: PAVO, TARTA Y COMIDA

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PAVO, TARTA Y COMIDA

Me hes imposible no recordar nuestra primera Navidad juntos

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Me hes imposible no recordar nuestra primera Navidad juntos.

La casa nueva, en la que recién nos habíamos mudado: tan pequeña y acogedora, simple pero ideal para una pareja de recién casados que solo necesitaban un lugar donde residir y donde llevar una vida juntos. Llegamos justo en las épocas dicembrinas y no perdimos el tiempo para adornar todo. Cada una de las cosas representativas de navidad, alegraban nuestro cálido hogar. A la hora de preparar la cena, Doyoung solo podía hacer un desastre por lo que siempre lo mantenía alejado y en esa ocasión no fue diferente, inició a meter sus dedos en la comida solo para probarla.

Con todo y él merodeando a mis alrededores, haciéndome bromas y robándome besos, logré llevar a cabo la mejor cena navideña que pude haber deseado. Todo había salido a la perfección, el pavo horneado lucía de maravilla con sus guarniciones y el postre favorito de Doyoung, el cual había preparado tan meticulosamente, ahora resaltaba en el medio de la mesa, la tarta fue un éxito. 

Al mirar toda la casa llena de luces y algunas estatuillas de santa, un par de regalos bajo un árbol pequeño, la mesa repleta de comida y ver a Doyoung, sentado a un costado, tomándome de la mano y agradeciendo por todo, me hizo caer en cuenta que así era cómo vivía una pareja felizmente casada y me sentí tan afortunado, la emoción era un regocijo.

Estaba tan feliz y deseaba pasar tantas navidades así.

¿Pero qué podrías esperar de  una pareja de hombres en plena Corea en los años cincuenta? Fuimos tan ilusos, tan jóvenes y con tantos sueños por delante.

Por más que trabajábamos arduamente para vivir con las comodidades básicas, siempre me despedían de lugar en lugar y Doyoung nunca lograba un buen puesto, eso no nos ayudaba y reuníamos deudas. De eso se enteró el estricto y duro padre de Doyoung. El señor Kim, nunca estuvo de acuerdo con que viviéramos juntos y dejó ir a su hijo más pequeño con una sola condición: "harás lo que yo te pido en el momento indicado". Eso fue como firmar un pacto con el diablo...

Un día, llegó una carta del ejército y con ello se esfumó nuestra felicidad. Doyoung se fue, sin importar mis plegarias, mis súplicas y llantos, porque sin duda no podría vivir sin él y nada me aseguraría su regreso, pero no tenía más opciones y ambos lo sabíamos. 

Los primeros meses fueron tan oscuros, opacos y fríos. No podía digerir un mundo donde la gente no acepta la unión y amor de dos personas, simplemente por su género. Vivir solo, escuchar el eco de mi voz, la ausencia de él en la cama, todo fue tan desesperante. Lloraba pensando en cómo la pasaría, en las dificultades y con poca fe, rezaba cada noche.

Luego los días ya no tenían importancia, aun con el deseo de su regreso pero sin los llantos antes de dormir, aprendí a sobrellevar su falta. Me decidí a trabajar duro por una sola razón: darle una cena inolvidable de navidad al momento que volviera. 

hot cocoa ᵈᵒʷᵒᵒWhere stories live. Discover now