15 | F A I T H

1.1K 103 21
                                    

Doy un sorbo más a mi batido de frutos rojos mientras observo con cuidado cómo le cae la luz del sol en su rostro, permitiéndome así que sus ojos avellana se vean más claros y su cabello ondulado más rubio.

—Entonces... ¿sí te agrada? —pregunta luego haber tenido una charla contándole sobre Christopher y mi madre.

—Siento de verdad que es perfecto para mi mamá —respondo—. Y espero de todo corazón que no me esté equivocando.

—Pero según lo que me has estado contando, no parece que tuviera malas intenciones —menciona simple y yo asiento.

—Tú sabes que siempre he sido muy buena para presentir cómo es una persona y te juro que siento que él no las tiene —admito y veo a Bastian sonreír comprensivo.

—Entonces no hay por qué preocuparte —dice acercándose a mí y dejando un beso en mi mejilla. Como es de esperarse, el sonrojo se hace presente y él agarra mis pómulos para apretarlos—. Amo hacerte sonrojar —yo niego como si estuviese en desacuerdo, pero realmente me gusta cuando él lo hace.

****

Camino hacia dentro de la escuela después de despedirme de mi mamá y veo a todo el montón de gente entrar algo apurados porque el timbre está a punto de sonar.

Hoy me levanté más tarde de lo normal y no entiendo porqué. Suelo tener como una especie de alarma en mi mente que me hace despertar temprano los días de escuela. Mi madre comenzó a desesperarse, porque ambas llegaríamos tarde, pero al menos yo llegué a tiempo.

—¡Fee! —escucho la vos de Ian y casi al segundo llega a mi costado.

—Hola, Ian —saludo sólo volteando mi cabeza porque caminamos rápidamente para entrar al salón.

Entramos justo un instante antes de que el profesor llegue y cerrase la puerta. Ambos soltamos un suspiro a pesar de que no sería un gran problema para nosotros, porque ambos tenemos una asistencia casi perfecta.

A pesar de que me haya quedado dormida, sigo muriendo de sueño y por poco casi caigo dormida sobre la carpeta. Para mi suerte, el tiempo pasa rápido y la siguiente también, por lo que la hora del descanso llega rápido.

Salgo a buscar algo de comer en esas máquinas llenas de dulces acompañada por Camille y Avery.

—Sí, de verdad que ese chico besaba muy bien —escucho cómo Camille hace un énfasis en la palabra "muy" provocando que Ave y yo nos riamos. Compro por fin una bolsa pequeña de papitas. Caminamos por los pasillos y me doy cuenta que aún faltan como veinte minutos para que el descanso acabe, por lo que me despido de mis amigas para ir de nuevo con Ian.

—¿Y tu amorcito? —pregunta con diversión cuando me ve llegar hacia él. Mis ojos se abren como platos y mi corazón comienza a bombear rápido. Miro a los costados asustada de que alguien nos ayuda y para mi suerte nadie se nos ha quedado mirando ni nada.

—¿¡Es que tú estás loco!? —exclamo y escucho su risa burlona.

—¡Qué exagerada eres! —dice quitándole importancia al asunto y yo lo miro molesta—. No es para tanto, ni si quiera alguien me escucho.

—Vale —cedo—. Pero ya no vuelvas a fastidiarme más con eso. He confiado en ti para que no le cuentes a nadie —digo con advertencia.

—Ok, ya entendí —responde rendido y ruedo los ojos con diversión ahora—. Y ahora sí, cuéntame ¿cómo va tu relación? —pregunta ahora sí con más discreción.

—Va todo muy bien, en verdad —digo totalmente honesta—. Hace unos días tuvimos como una mini pelea que ni si quiera debería considerarse como una y lo solucionamos todo en cuestión de segundos. No podemos durar molestos mucho tiempo —repito casi las mismas palabras que me dijo Bastian porque son demasiado ciertas.

LO QUE SIEMPRE SEREMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora