Capitulo 1

2 0 0
                                    

Me despierto en una habitación desconocida. No recuerdo como he llegado hasta aquí. Miro a mi alrededor tratando de enfocarme pero todo lo que encuentro me es totalmente desconocido, la cama de dos metros donde me encuentro tumbada está en el centro pegada a la pared, a mi derecha se encuentra un gran ventanal que va desde el suelo hasta el techo y a mi izquierda la puerta. Enfrente de la cama hay un armario que forma parte de la pared.

Tengo que ver en qué lugar me encuentro, así que intento levantarme pero solo con intentarlo un dolor intenso se propaga por todo mi cuerpo y necesito tumbarme de nuevo para mitigar el dolor. No lo entiendo. ¿Estoy herida? Cierro los ojos y respiro hondo tratando de calmar lo que resta de dolor en mi cuerpo. E intento recordar como he llegado hasta aquí, pero mi mente es un nubarrón de cosas sin sentido. Pero no hay nada que me diga algo sobre mi o sobre como he llegado hasta aquí.

¿Por qué no logro ver nada? Frustrada, abro de nuevo los ojos y pese a mi mala suerte de la vez anterior, intento levantarme de nuevo. Pero el resultado es el mismo, un agudo dolor en todo el cuerpo y yo tumbada en la cama sin poder moverme.

El tiempo pasa y no me atrevo a gritar para llamar la atención de alguien no deseado. No sé dónde estoy.

Al final la decisión es tomada por mi porque la puerta se abre para dejar paso a un hombre mayor y delgado. Lo miro ansiosa y la vez con miedo por lo que está por llegar. El hombre mayor lleva un traje parecido al de un mayordomo. Su mirada es de total desaprobación hacia mí, también veo algo de desprecio. Inmediatamente me cae mal, aunque se diga que no se juzgue un libro por su portada.

-Veo que la señorita ha despertado por fin.-Dice con total ironía como si yo fuera una presencia indeseada, quizás lo sea.

-¿Dónde estoy?-Ni siquiera quiero empatizar con él, deseo respuestas.

-En la casa del señor Hoffman.-Su apellido parece de alguien importante pero a mí no me suena de nada y eso parece notarse en mi cara porque su gesto se tuerce. Pero yo no tengo la culpa de nada.-Él ha tenido la amabilidad de acogeros en su casa después de su accidente.

¿Accidente?¿Qué accidente?

-¿Qué me ocurrió?-La ansiedad. Necesito saber, lo necesito para quitarme esta sensación horrible del pecho. Además en mi cabeza hay un molesto pitido que no cesa.

-¿¡No lo recuerda!? Todo lo que mi señor ha hecho por usted y usted ni siquiera tiene la dignidad de recordarlo...

El pitido se intensifica ante las palabras del hombre y la cabeza me duele todavía más que antes, todo mi cuerpo esta entumecido por el dolor y ni siquiera he intentado moverme. No logro hacer nada porque el dolor se intensifica y mi mundo se vuele negro.

-Es posible que el accidente, haya provocado una ligera pérdida de memoria que es muy probable que recupere gradualmente.-¿A quién pertenece esa voz? No se parece en nada a la voz del viejo molesto.-Pero de todas formas le hare una radiografía y le recomendaría que visitase un psicólogo, fue un golpe duro el que sufrió.

-¿Y el resto de sus lesiones?-Habla otra voz, una desconocida pero que me cautiva de inmediato. Es una voz desconocida oscura y peligrosa. Pero que guarda un profundo dolor.

-Necesitan un cuidado minucioso y mucho descanso, no debe hacer mucho esfuerzo, hasta que yo le dé carta blanca no deberá moverse de aquí.

-Bien que así sea. Me ocupare de todo.

Hay un silencio, y el hombre de voz profunda vuelve a hablar:

-Mi secretaria concertara los detalles con usted. Gracias por todo.

Oigo como una puerta se abre y se cierra, la de mi habitación. Solo que alguien sigue dentro de la habitación, sospecho que es "el señor Hoffman". Me sigo haciendo la dormida, pues no deseo enfrentarme a él, si ve que sigo dormida, a lo mejor se marcha.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 14, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Uriel y ShenaWhere stories live. Discover now