PRÓLOGO

1 0 0
                                    

Mi abuela solía decirme que cuando el destino junta a dos personas, por mucho que lo intenten, no podrán evitar estar juntas. Que es una batalla perdida intentar luchar contra el amor.

– Déjalo salir a raudales – decía –. Abre tu corazón y no tengas miedo a enamorarte o a que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los protegidos se convierten en piedra. Los sentimientos van como van. No se pueden forzar. Tocan como tocan nos guste o no, sin importar la edad, la persona ni la raza.

También me decía que algún día descubriría que sólo porque alguien no te ame de la forma que quieres no significa que no te ame con toda su alma, porque hay personas que aman pero no saben cómo demostrarlo. Decía que mi abuelo era una de esas personas y que si nunca me veía en la misma situación que ella, que no cometiera los mismos errores, que si alguien se esforzaba conmigo que lo valorara.

No le faltaba decirme también que a veces lo inesperado es lo mejor que te puede pasar, porque a veces en las olas de los cambios encuentras tu verdadero camino en la vida. Yo entonces no lo entendía, solo tenía cinco años. Y seguí sin entenderlo hasta que me tocó vivirlo.

Ahora tengo que mudarme a una ciudad completamente nueva y las palabras de mi abuela han arrollado mi cabeza creando así un torbellino de dudas. ¿Y si este cambio no es para mí? ¿Por qué me he acordado también de lo que me decía sobre el amor? ¿Será una señal para luchar con más fuerzas a favor del amor? ¿O simplemente estoy teniendo paranoias absurdas?

Isolated PleasuresWhere stories live. Discover now