OSA MAYOR

Eres... esa gran parte de mi mundo, literal.

Esos kilos de más, que de más no tienen nada, y de perfectos todo.

Esas libras, son un estúpido referente numérico, pues el amor no conoce de datos cuantitativos, no hay manera de medirlos, pero ven y tócame, verás que sí puedo sentirlo.

Y es que quizás, sea tu parecido con el planeta tierra y mi amor por la natura, que me hace perderme entre tus extensas curvas y esponjosas tierras, porque sé que hay muchos más kilómetros en los que puedo caminar, y en cada milímetro, una terminación nerviosa más, que enciende la tensión eléctrica, sacan chispas, reducen el aire, y encienden las luces.

Quizás sean los extensos valles en los que adoro perderme, pues no quiero encontrar el camino a casa, de estas tierras en las cuales proclamé independencia.

Y es que adoro esa frescura tuya, de ir contra los paradigmas, de confiar en mis manos cuando irán te a tocar, en mis ojos cuando hacen de filtro, para observar con el alma, aquello que tú y este mundo plastificado, no logran ver.

Pues, me pierdo... Me pierdo en un trance profundo de calma, cuando esas manos tan suaves y acolchonadas, sirven de reposo infinito, hacen de posada, de almohada y de edén.

Tengo dudas, si me bastará la comparación con el planeta tierra, y no me quedará pequeño frente al universo que representas, quizás no en un afán de demostrar extensión, sino belleza, misterio y perfección.

Pues no me importan los spots y la publicidad de mujeres con una increíble proporción, yo tengo por bendición, mi propia constelación, escondida entre los pliegues y estrías de una fémina preciosa, y dulcemente parecida a una osa.

Y no me apena decirle osa, no sólo por el físico, sino por la fuerza, la determinación, el instinto materno protector, y lo más parecido que encontré a la definición de amor.

Pues como dueña de la manada o perfecta constelación, ella nunca dejará de ser... MI OSA MAYOR.