Capítulo 1: un pequeño deseo

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Yuuri y Murata se escabullian entre los pasillos del castillo

-es esto en verdad necesario shibuya? - decía susurrando el chico de lentes

-shh!!! Murata ¿quieres que me descubran? -decía nervioso mientras verificaba que nadie los siguiera, ken solo suspiro, Yuuri haría otra de las suyas

Desde hace más de un mes iba planeando su escape y la razón era sencilla, su equipo de béisbol había ganado el campeonato de preparatorias y aparte del trofeo les habían prometido un viaje a estados unidos para ver el partido final de la serie mundial de béisbol y no solo eso sino que estarían en prácticas con el equipo ganador, ciertamente era una oportunidad que no dejaría pasar, después de todo fue gracias a él que el equipo ganó, en el último momento casa llena dos strikes y él era el último bateador, si fallaba se irían a casa con el penoso segundo lugar y eso era algo que no se permitiría, todos habían trabajado tan duro y lo habían convertido en el capitán todos confiaban en él, la presión estaba al cien, el lanzador contrario era legendario por sus bolas rápidas y Yuuri era mejor cácher que bateador, sentía que su cuerpo lo traicionaría en cualquier segundo, no, no podía darse ese lujo. Los segundos parecían horas, y cuando la pelota dejo la mano de su rival parecía que se movía a cámara lenta, si podía ver a la perfección el giro de la bola, podía darle y sacarla del parque, tantos entrenamientos con el equipo de shin makoku darían frutos, en el estadio solo se escuchó el sonido del bate dándole a la bola, después de eso silencio...

El grito de la multitud rompió el silencio, si lo había logrado un home run como nunca había sido visto, la pelota no pudo ser encontrada, todos cargaron en hombros a su capitán, les había dado la victoria

-bien párese que no hay moros en la costa, vamos Murata es nuestra oportunidad!!- los dos corrieron a la fuente del castillo

-¡¡¡¡espera ahí Yuuri no te dejaré escapar así de fácil!!!!-el rubio los había descubierto y estaba dispuesto a no dejar ir a su prometido

-ay no, mura-tan apúrate-jalo de la mano a su amigo, este se sonrojo, y corrió como si su vida dependiera de ello, y de hecho así era

No es que se escapara siempre, pero había pedido permiso desde tiempo atrás y se lo habían negado por la reunión que se acercaba con las cabezas de las diez familias nobles de esa nación, él les había pedido adelantarla o posponerla pero se habían negado, ni sus ojitos de borreguito a medio morir ni sus berrinches, ni chantajes, ni súplicas habían funcionado, Conrad no estaba y no podía ayudarlo, Gwendal obviamente se negó, wólfram simplemente le dijo que era una tontería y que si escapaba lo mataría, y Günter lo abrazo hasta casi sofocarlo llorando diciéndole que no los abandonara, era una oportunidad única en la vida y no la dejaría ir, era su sueño hecho realidad, y después de todo era mejor pedir perdón que pedir permiso ¿no?

-nos vemos wolfi prometo llegar a tiempo para la ceremonia lo juro- decía mientras se adentraba en el agua, por más que quiso no pudo alcanzarlo

-¡¡¡¡Yuuri!!!! ¡¡¡¡Me las vas a pagar cuando regreses!!!!-decía fúrico el ojiverde

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En el baño de la casa de los shibuya aparecían en la tina los dos pelinegros

-wua casi no lo conseguimos -decía casi sofocado el de lentes

- mura-tan tienes una pésima condición física je je- decía divertido el maou saliendo de la tina, mientras se desvestía

Murata quedo embobado ante la imagen, ciertamente su "amigo" tenía un cuerpo perfecto, marcado ligeramente, firme en todos los lugares, y una piel bastante tersa, aun a pesar de todo el ejercicio que hacía, los raspones y caídas, en su piel no quedaba marca alguna, ¿qué cómo lo sabía? fácil, en los entrenamientos Yuuri solía quitarse la camisa y su manager siempre le daba su toalla de distintas formas, la revolvía en sus negros cabellos, se la ponía de capa o su favorita, lo abrazaba por detrás envolviéndolo en ella y de paso poder recorrer con sus manos sin que él se diera cuenta, disfrazando sus caricias con cosquillas siempre tirándolo al suelo y el seguía sobre él con sus manos recorriendo esa ligeramente morena piel, disimulando un deseo carnal con un inocente acto fraternal, nadie veía nada más que un travieso chico de lentes atacar a su capitán con solo intenciones de jugarle un par de bromas, pero para el chico de lentes ese era el mejor momento del día, el único en el que podía tenerlo tan cerca sin que se sintiera incomodo o acosado, ¿desde qué momento se enamoró?

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⏰ Last updated: Dec 17, 2018 ⏰

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