C I N C O

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Flash Back

Mis padres estaban teniendo un comportamiento extraño en ese tiempo por obvias razones, razones que en ese tiempo desconocía.

En cada rincón de la casa los observaba murmurando cosas que no alcanzaba a escuchar y continuamente mirarme con la cara descompuesta como intentando explicarme algo que es difícil para ellos decir y para mí escuchar.

Sentía que planeaban darme la típica charla incómoda de padres e hija, esa en la que explican cómo usar el condón y esas cosas.

Que ilusa era, yo pensaba que como ya sabían que me iba continuamente a la casa de Castiel tenían ese presentimiento de que su hija ya había sido desflorada y por ello la razón de la plática.

Obviamente los ignoraba. Tenía la total intensión de pasar todas las vacaciones con Castiel como un chicle pegado a la suela de sus zapatos, como si mi subconsciente supiera de antelación lo que el destino deparaba.

—Cariño...q-queremos... Platicar contigo sobre algo. —Dijo mi madre mirándome muy seriamente al rostro, tenía un deje de lástima pintada en su mirada tanta que hizo que dejara cualquier actividad que estuviera haciendo.

Me dirigí con ella a la sala, ahí donde mi papá nos esperaba para darme la fatídica noticia.

A papá lo habían ascendido de puesto nuevamente, me daba gusto que mi papá pudiera demostrar sus capacidades como trabajador. Que supieran reconocer sus habilidades tanto que lo ascendieran de puesto muy continuamente; como una cerveza al ser golpeada levemente en la boquilla por otra provocando una ¨erupción¨ de pura espuma. Nunca paraba, siempre sobresaliendo en su ámbito laboral.

Pero lo que implicaba ese puesto era que tenía nuevamente que trasladarse a otra sede, ahí donde trabajaría.

Sede que se encontraba en Inglaterra, más específicamente en Liverpool.

Cuando me dijeron aquella noticia mi mente se quedó en blanco, simplemente me quedé ahí, inerte, sin pensar en absolutamente nada, estaba tan sumida en la nada que mis padres me miraron preocupados sin saber cómo hablar o interactuar conmigo.

—Cariño en verdad lo siento. —Recuerdo que mi madre me había dicho dubitativa pasando un mechón detrás de mí oreja sin dejar de mirarme a los ojos apenada.

Ese simple acto hizo que mis entrañas se revolvieran de coraje e impotencia.

—Tengo que estar sola. —Recuerdo que dije bruscamente antes de echarme a correr a mi cuarto y cerrar detrás de mí sin caer en ponerle seguro a la puerta.

Mis ojos se inundaron de lágrimas al saber cómo iba a terminar todo, lloraba ante la idea de nuevamente empezar de cero en un lugar en donde no conocería a nadie y en el que Kentin no me seguiría nuevamente por obvias razones.

Recuerdo que las gruesas lágrimas quemaban en mi piel, al bajar por mis mejillas me hacían sentir aún más miserable, me dolía en el alma solo pensar en lo que pasaría, era como si estuviese a punto de hundirme en un vacío inmenso, una tormenta tan electrificante de la cuál dudaba si hubiese una solución, siempre decía que después de la tormenta existía una calma, pero ciertamente comenzaba a dudar de ello.

Pero claramente lloraba aún más por el hecho de dejar a Castiel justo como Debrah había hecho con él, no quería dejarlo solo nuevamente.

No quería que él me odiara.

Nuevamente la distancia hacia que terminara la relación con su pareja.

¿Cómo se lo explicaría?
¿Cómo sobrellevaríamos todo?
¿Qué haría para no derrumbarme al no tener a Castiel a mí lado?

El ritmo del placer [CDMU]||| PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora