CAPÍTULO I: La noche de los tacones rotos

134 9 1
                                    


Un sonido incesante me despertó de mis sueños. Durante unos gloriosos instantes quise pensar que se trataba de mi despertador, hasta que la realidad me golpeó con toda la fuerza que puede reunir a las 3:00h a.m. en la forma de una llamada telefónica. No necesité contestar para saber que algo había pasado.

Mi nombre es Laura Brooks y soy médico forense. Así que, como podréis imaginar, una llamada a mi teléfono de guardias no puede vaticinar nada bueno.

Como sospechaba, el destino quiso que me encontrase bien entrada la madrugada en uno de los barrios gays más conocidos de la ciudad. Por lo que me habían contado y según pude ver yo misma, aquella misma noche se celebraba un concurso de Drag Queens cuya temática era La Reina Malvada, el mejor disfraz ganaba un suculento premio de varios miles, y las calles estaban repletas de curiosos personajes de cuento adornados con manzanas y lentejuelas.

El disfraz que más llamó mi atención, sin embargo, fue el de la víctima.

—Se trata de varón de 36 años, casado y con dos hijos.- Me informó algún policía. - Su nombre artístico es Regina La Fina, bautizado como Juan Hidalgo.-

Antes de acercarme, realicé la inspección ocular de la escena del crimen. El cuerpo se hallaba tirado en el suelo, completamente vestido. Su atuendo compuesto de una pieza negra y con brillantes que cubría un generoso pecho y dejaba ver unas piernas cubiertas con medias de rejilla acabadas en un par de tacones de infarto, se encontraba intacto. Ni un rasguño, ni una mancha. Sin embargo, dibujando una uniforme mancha escarlata en la espalda del cadáver y en el suelo a su alrededor, se había formado un impresionante charco de sangre. Y en la mano de la víctima se encontraba una manzana mordida.

Me acerqué para valorar el origen de la sangre. A través de las transparencias del vestido podían observarse sendos cortes. Necesité retirarlo, con cuidado, guantes y ayuda, para contar un total de 23 puñaladas a lo largo del torso, abdomen y parte del cuello de la víctima.

—Es curioso- Dije en voz alta. - A juzgar por la palidez del cadáver y la ausencia casi total de livideces, el asesino debió esperar a que se desangrara por completo antes de volver a vestirla. ¿Pero qué clase de asesino podría esperar las horas que sin duda hacen falta para que un cuerpo pierda los aproximadamente 5 litros de sangre que tiene?-


No tenía sentido. ¿Acaso no había temido que lo descubrieran? En la mayoría de asesinatos con los que me había encontrado, el asesino había sido descuidado precisamente por el miedo a que lo pillaran, por la prisa. El hecho de que en aquel caso el sujeto hubiera empleado todo el tiempo del mundo me preocupaba más de lo que quería admitir.

Escuché unos pasos a mi espalda. No tuve que girarme para saber de quién se trataba.

—Inspector Lowell.- Dije a modo de saludo -Parece que será un caso de los suyos. Necesitaré que lleven al cadáver al Instituto de Medicina Legal para realizar la autopsia, pero por ahora parece claro que la causa de la muerte fue la pérdida de sangre por las 23 puñaladas que puedo contar. ¿Alguna opinión al respecto?-


El hombre no pronunció palabra, por lo que me giré a ver qué sucedía y él parecía anclado a su sitio mientras sus ojos apreciaban cada detalle de la escena. No tenía una cara de asombro ni de intriga, más su mirada era un tanto indescifrable.

[LOWELL]

—Oficial Brennan, el agente Castillo me pidió que firmara esta autorización- Un policía delgado y tembloroso me extendía una hoja de papel junto a un lapicero. -Dice que es sobre el tema...-

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 18, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Los hermanos Grimm y otros psicópatasWhere stories live. Discover now