Capitulo 11: Escúchame.

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Ha pasado una semana desde que murió Noah, una semana desde que Mason se fue de la casa, una semana que no me paro de la cama no más para darme un baño. Todo esto me tiene muy mal, intenté hablar con Riley porque tal vez él esta mucho peor que yo, pero no me responde los chats. Decidí olvidarme de todo lo que me hace daño, y en ese plan está mi amigo, tengo que olvidarlo y seguir mi vida.

Me levanté de la cama, salí del cuarto y comencé a dar vueltas por toda la casa. Esta gran casa sin Mason no es igual, se fue sin decirme nada y no sé donde pueda estar, ha faltado al colegio y no he tenido comunicación con él.

-Regresa, por favor. Te quiero.  –Le envié un mensaje de texto con mis últimas esperanzas.

Entré en el baño, puse a llenar la tina de baño y esperé a que está se llenara. Al estar al tope, apagué la regadera, me desvestí y entre lentamente. Hundí mi cabeza en el agua, relajándome, queriendo desaparecer en ese preciso momento. 

Salí envuelto en una toalla y vi que el led de mi celular parpadeaba, lo agarre para revisarlo.

-También te quiero, Caleb. Pero no es tan fácil. –Decía el mensaje de Mason. 

Cerré mis ojos y respiré profundamente, no quería perder a Mason, no por culpa de un revolcón. Me arreglé para salir a la práctica de futbol, iba un poco tarde.

-Llega tarde Sr. Bennett –Dijo sarcástico Brent.

-Que observador, Brent. –Dije frunciendo el ceño.

-¿Cuál es mi posición para el juego? –Me preguntó ya más relajado.

Inspeccioné los chicos que habían venido a la práctica, y Riley no estaba. Pensé que si venía a jugar, él podría distraerse aunque sea por unas horas.

-¿Se te olvida que no vas a jugar? –Dije con indiferencia. Me importaba si el equipo lo necesitaba, después de mí y de Riley él era el más rápido y fuerte.

-Pensé que habías cambiado de opinión. –Me dijo.

-No. –Sonreí.

-Te arrepentirás, Bennett. –Dije sonriendo. Este chico es capaz de cualquier cosa.

Hicimos unas cuantas jugadas, tomamos nuevas posiciones y al final salimos temprano. Estaba caminando a los estacionamientos, subí al auto y lo puse en marcha hacia el parque del residencial. Me estacioné y me senté en los columpios a sentir el aire fresco, a despejar mi mente. Miraba mi brazo lleno de cicatrices, dicen que cada cicatriz cuenta una historia y que las cicatrices son marcas de guerra, también he escuchado que las personas con cicatrices en las muñecas son ángeles que sufren mucho, y quieren regresar al cielo. Quizás eso soy, un ángel  herido.

Estaba tan sumergido en mis pensamientos que de pronto tres chicos se abalanzan sobre mí, iban con pasamontañas, dos de ellos me agarran por los brazos impidiéndome moverme y el más alto de todos comienza a golpearme el estómago hasta no poder más, algunos golpes iban a mi cara. El muy idiota me rompió la boca y nariz, por un momento no me golpeo más, entonces me soltaron y estaba tan débil que caí al suelo.

Everything has changed. (Gay) - En ediciónWhere stories live. Discover now