19.

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Cada vez entendía un poco más lo que significaba ser Ihan Khaled, probablemente nunca iba a saber con exactitud lo que se sentía, pero la simple empatía que resurgía al pasar un ratito con él, se podía comprender el tipo de vida que llevaba un artista. La gira se estaba acercando y eran las últimas semanas para dedicarse exclusivamente a todo lo que conllevaba salir al mundo, entre ensayos, planes de producción, cursos, reuniones, contratos y miles de cosas que mantuvieron a la empresa más alborotada de lo normal. Ser mundialmente conocido y que su música traspasara fronteras e incluso continentes, requería de gran responsabilidad y exigencia para un chico de veinte años que solamente quería vivir su sueño y hacer conocer su voz, lo demás era parte de un sistema en el que lamentablemente, a Ihan le costaba adaptarse.

Nuestra relación cambió desde la conversación que tuvimos poniéndonos límites, lo dos sabíamos lo que teníamos que hacer y aunque muchas veces parecía que lo ignorábamos, de a poco íbamos construyendo un vínculo de amistad muy fuerte y nos dedicábamos el tiempo que teníamos para ello, jugábamos, nos divertíamos, peleábamos y teníamos las charlas más profundas, como cuando él me contó el origen de todo. Su mamá tenía apenas diecisiete años cuando quedó embarazada de un hombre que vio una sola vez en su vida, y como era muy joven, su abuela se hizo cargo de él mientras la mujer trabajaba y terminaba de estudiar, en todo ese tiempo de crianza, la abuelita era la única que impulsaba su talento, desde muy chiquito le gustaba ser el entretenimientos del grupo de sus amigas y cuando comenzó a cantar, ella lo llevaba a los grupos de jubilados para darles un show a la hora de la merienda, a los seis años su mamá lo escuchó y lo llevó a su primer casting, y desde entonces no dejó de insistir en construir a Ihan Khaled.

Renato fue uno de los primeros que se fijó en Ihan cuando era muy chiquito, desde entonces se ocupaba de él y a medida que fue creciendo y consagrando su carrera en el exterior, Kira, su mamá, se pasaba viajando por el mundo y gastando la plata de su hijo, no se veían muy seguido, de hecho él no tenía tantos sentimientos formados hacia ella pero entendía que aún dependía de sus decisiones, la mujer tenía que autorizar todo lo que él hiciera y junto al mánager forjaban su carrera, explotándolo sin tener ningún tipo de consideración.

— ¿Qué te pasó? —me reí cuando entré a mi oficina impulsada por él, tenía anteojos y gorra dentro de un lugar cerrado como si estuviese de incognito.

—Hace mucho calor, los aires están rotos y recién vino el técnico.

—Ah con razón, ya me parecía que no estaban andando los aires, ¿pero por qué estás así?

—Necesito que me hagas un favor.

—Bueno, yo también te iba a pedir un favor, ¿qué necesitas?

—Quiero salir a buscar algo y necesito que me acompañes ¿vos?

—Tengo que ir a inscribirme a la universidad pero no sé cómo ir, o sea sí vi las calles pero no entiendo mucho y si me explicas... ¿qué pasa? —pregunté cuando su sonrisa decayó un poco, intentó forzarla pero apenas si logró una mueca. —Si no podés no importa.

—No es eso, es que es loco pensar que ya vas a ir a la universidad.

—Sí y vos la gira. —dije y él asintió quedándose pensativo por unos segundos. Después me miró y sonrió débilmente.

—Me encantaría acompañarte, pero tiene que ser hoy.

—Sí, sí, ¿no tenés nada qué hacer?

—Los aires están rotos y lo más probable es que manden a todos a casa, así que ya le pedí permiso a Tom para que Renato no se entere, no va haber otro día así que tiene que ser hoy.

—Ok, vamos entonces ¿vos para qué querés salir?

—Eh...—sonrió tímidamente. —la revista.

Me reí empujándolo fuera de la oficina para salir y nos dispusimos a buscar la nueva edición de la revista Teen Vouge, donde recientemente era nota de tapa, las fotos eran geniales, lo había acompañado a sacárselas y estuve presente cuando le hicieron la entrevista, en la noche me había llegado virtualmente y aunque tampoco la había leído, me llamaba mucho la atención por el título que habían usado.

Me gustaría enamorarme

No soy tu fan!Where stories live. Discover now