Epílogo

946 132 22
                                    

Correr por las calles de Japón con una maleta enorme en la mano y una mas pequeña al hombro le suena como un dejavu, pero no de una vida pasada, tan solo de en año atrás, cuándo por corto tiempo dijo adiós.

Esta vez también son diez cuadras las que ha tenido que correr, pero ahora por un riesgo mayor y no porque un vuelo fuera a perder. Ésta vez está en juego el amor.

Reprime una maldición entre sus labios, no debió haber optado por los tacones, pero había sido testaruda y la idea de lucir preciosa ante Naruto le sonaba de maravilla, había sido una buen argumento, al menos lo fue en su momento.

Ha considerado durante su extensa carrera, dejar la maleta detrás de un arbusto, tomar sus tacones en mano y salir corriendo como un rayo, ya después podría volver por ella, sin embargo considera que no vale la pena perder tiempo ocultándola, mejor la sigue arrastrando entre tumbos y algunos cracks que avisan que algo se rompe. Ella puede romper todo a su alrededor, pero jamás el hermoso corazón de aquél hombre.

Su cabello largo vuela a su espalda, se le han caído las gafas en la anterior cuadra, y puede sentir las pequeñas gotas de sudor que van de su cuello hasta sus pechos. No quería parecer un estropajo frente a él, pero era eso o dejarle plantado.

Ya puede divisar el parque de cerezos, seguro que el hombre lleva esperando un buen rato y, de no ser así, lo mas seguro es que se haya marchado. Hinata no se rinde, afianza el paso y le da mas velocidad a su carrera, llega hasta uno de los caminos del parque y sigue corriendo aunque no debería hacerlo, está prohibido. El guardia ya le mira dispuesto a seguirla.

Diablos.

Baja la velocidad, no quiere ir a prisión, no hoy. Camina veloz sin llegar a correr, en el mismo camino justo al frente, divisa una cabellera rubia que danza con el viento, el chico también viene corriendo.

El guardia lo mira feo.

Ambos se detienen frente al otro respirando de forma pesada, hay al menos cinco metros de distancia, el guardia los vigila de lejos, preparado para seguirlos si siguen corriendo.

-Lo siento -dicen los dos-, se me hizo tarde.

Hinata está sorprendida, Naruto Uzumaki odia llegar tarde a cualquier lugar, pero allí está, frente a ella sudado por una carrera de al menos, quince cuadras, con las mejillas sonrojadas y desviando la mirada. Demasiado lindo, tan lindo que quiere llenarle el rostro de besos.

Deja salir una suave risa que se convierte en una carcajada limpia, el aire mueve su cabello y refresca su cuello, Naruto le mira aun mas avergonzado, quiere hundir su rostro en la tierra y no ser la burla de la pequeña mujer que lo tiene tan enamorado.

-Lo siento -dice Hinata tratando de contener la risa-, es que luces tan tierno, Naruto-senpai

Naruto está a punto de hechar humo por las orejas, la vergüenza le supera.

Hinata se da cuenta de lo que ha dicho y sus mejillas se ponen rojas, baja su mirada, después de decir aquello no puede sostenerle la mirada, se lamenta un poco y se reprende, haber estado en el extranjero le ha vuelto un poco desverhonzada. No, la culpa es de Naruto, si tan solo no luciera tan tierno, o sexy por terminar de correr.

Diablos.

Hinata cubre su rostro con sus pequeñas manos, siente que podría desmayarse si él le mira de esa manera, no se ha dado cuenta que él se ha acercado, lo nota cuando siente unos grandes brazos rodear su cuerpo en un abrazo y el aroma de su perfueme la embriaga por completo.

Separa sus manos de su rostro, tiene miedo de que sea todo un sueño, aun así, se permite rodear la cintura del contrario con sus brazos respondiendo al abrazo, se permite realizar el sueño de muchas chicas, poner su rostro en el pecho fuerte de su enamorado, del chico al que quiere, casi muriendo al instante cuando recibe un beso en su cabello.

Pasan algunos minutos, ambos se sienten cómodos, el silencio se siente liviano, como si estuviesen en una burbuja alejados del resto del mundo, a Hinata le gusta mucho ese sentimiento, Naruto se siente feliz y completo.

-Hina -dice sin separarse de ella

-¿sí?

-Ahora que estás de regreso... -duda un poco- ¿Quieres ser mi novia?

Hinata levanta confundida la mirada

-¿No eramos novios ya?

-Si, pero quiero que seas mi novia no solo de cartas

Hinata sonríe mientras se miran fijamente y asiente.

-Sí

Naruto sonríe avergonzado, lleva sus manos hasta la carita de su novia, acaricia las suaves mejillas hechas de bombones rosados, como había deseado hacerlo por mucho tiempo. Acerca su rostro al de ella, siente su cara arder cuándo Hinata acaricia sus propios labios con la lengua.

Naruto une sus labios en un beso delicado, se permite saborear los belfos ajenos mientras siente que puede morir en cualquier instante, los labios de Hinata son mas suaves y dulces de lo que imaginaba. Son perfectos.

Hinata atrapa entre sus labios los de su amado, realmente había soñado tantas veces con ese momento, pero ningún sueño podía compararse a la realidad que la tenía temblando, ningún sueño le hacía justicia a los labios de Naruto Uzumaki.

Se separaron tras escuchar el "Ugh" de un niño, ambos rieron divertidos por su carita asqueada y se abrazaron de nuevo.

-Te quiero -dijo Naruto

-Te quiero -respondió Hinata

El guardia sonrió mientras veía a la pareja caminar tomados de las manos, el chico rubio de traje arrastrando con la maleta de la joven de ojos bonitos, sonriendo felices, coqueteandose el uno al otro, queriéndose mucho.

10 Cosas que odio de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora