|34|Editado✨

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Él guardia parado en la escalera miro con una sonrisa a la chica de la barra, pero la sospecha se reflejó en sus ojos al ver a Paxton. El lo ignoro, estaba demasiado entretenido odiando el ambiente, la música estaba demasiado fuerte que apenas podía oír sus propios pensamientos el calor que emanaban los cuerpos comenzaba a ser insoportable para él y probablemente había terminado con la transpiración de mas de una persona.

Solo un poco más, se dijo a si mismo. Debía esperar un poco más. No quería arruinar nada, pero su tolerancia siempre pendía de un hilo. La chica sonrió hacia el guardia, luego se volvió hacía Paxton.

-Toma todo lo que quieras, trata de que mí hermano no te seduzca tanto -ella le guiño un ojo-. Eres mío al final de la noche.

Paxton no quería preguntar de quién estaba hablando, pero cuando siguió su mirada el se llevó la gran sorpresa de que el hermano de la chica tatuada era precisamente su objetivo.

Qué gracioso, la seducción no era algo que realmente funcionará con el. Si se sentía atraído hacia una persona, el iría en esa dirección. Nada de lo que un hombre o mujer pueda hacer con su lenguaje corporal podría modificar eso.

En cambió, el sabía que podía hacerlo y convencer a las personas.

La chica tatuada se acercó demasiado para el gusto de Paxton, ella sonrió y el pircing que había en el medio de su nariz se acentuó sobre sus dientes brillantes.

-Antes de que dividamos nuestros caminos al final de la noche, me gustaría saber tú nombre.

Paxton definitivamente prefería que su camino se encontrará con una pared de concreto al final de la noche.

-Pearce -murmuro-. Mí nombre es Pearce.

Tal vez al usar su segundo nombre no les sería tan fácil identificarlo. Por qué el lo sabía, su rostro probablemente iba a ser recordado con mucho odió en ese lugar luego de esa noche. Pero iba a estar lejos, a kilómetros. La posibilidad de que lo encuentren era una en un millón.

-Mi amigo Pearce, pon todo lo que consuma a mí nombre -ella se inclinó hacia el guardia-. Presentale a Kal, vendré en un rato.

Paxton le dio una rápida mirada al lugar, sus orbes pálidos se encontraron con una mirada azulada. Qué pertenecía a su único objetivo de esta noche, lo observó más de cerca. No estaba nada mal, pero definitivamente no era su tipo. De todas formas las personas aveces te sorprendían cuando abrían su boca.

Sonrió cuando el chico aparto su mirada con rapidez, tomando un sorbo de su bebida mientras miraba la pista como si fuera realmente interesante ver gente refregar sus cuerpos.

En ese momento supo que iba a ser más que fácil el objetivo, Paxton notó muchas cosas mientras se acercaba a el. Primero, era una persona tímida a pesar de que tenía un gran círculo social rodeándolo. Era alguien importante, pudo notarlo por qué había más de un guardia camuflado cerca suyo. Esperando un paso en falso contra el chico para atacar.

Paxton se acercó con una sonrisa brillante. El chico lo miró con intertidumbre, tratando de averiguar sus intenciones.

Había sido tan poco complicado para Paxton que casi lo aburrió. Se llamaba Kal, habían conversado por un breve periodo de tiempo de cosas sin sentido hasta que el mismo sugirió irse a un lugar más privado. Le había contado que su padre era dueño del lugar, así como de los mismos antros similares de Dalewood.

Un hombre con poder. Genial.

Sabía que estaba jugando con fuego, pero de todas formas el era quien controlaba la fogata. Si alguien tenía que quemarse, haría que las personas entren al fuego en su lugar.

GEMELOS MALDITOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora