XXII

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ALBA

Me desperté y por un momento no sabía a quien tenía abrazándome, sonreí al girarme y ver a Natalia durmiendo con su mano en busca de la mía. Aún no estaba despierta, así que su mano buscándome era un acto involuntario, me parecía adorable. Me hubiese quedado así toda la mañana, pero prefería prepararle algo de desayuno. Muy típico, pero seguro que le gustaría el detalle.

Me levanté con cuidado para no despertarla, tuve que hacer movimientos raros para salir de la postura en la que estábamos. Hacía frío, no llovía, pero corría el aire. Así que me puse una sudadera. Fui entusiasmada a la cocina y empecé a preparar una especie de tortitas, sanas, con plátano, avena... Me gustaba cuidarme dentro de lo que podía. Cogí también una naranja para hacer un zumo, pero pensé en que preferiría un café, así que preparé uno para ella y otro para mi. Abrí la nevera para coger la leche y note unas manos abrazándome,ella sin ninguna duda. Al principio me asusté, estaba muy pendiente al desayuno y no la esperaba despierta.
–Buenos días– Dijo aún abrazándome.
–Buenos días.
–¿Qué es esto?– Sonrió.
–Mi desayuno, ahí hay cereales para ti– Dije bromeando.
Enarcó una ceja y me giró poniéndome en frente suya.
–¿Solo tuyo?– Preguntó aún con la misma expresión.
–Ajá–Dije mientras asentía sonriéndole.
–Alba muy mal, en las relaciones las cosas se comparten– Dijo simulando indignación.
–¿Relaciones?– Ahora yo enarqué la ceja y alcé la barbilla de manera desafiante.
–Sí, las relaciones lo hacen Alba– Me miraba con superioridad y una sonrisa en la cara.
–Ya me has entendido Natalia– Murmuré.
–No te entiendo, la comunicación también es importante en las relaciones Alba– Seguía jugando.
Sonreí por lo bien que improvisaba Natalia.
–Bueno, tal vez es que no sepa mucho de relaciones entonces. Nadie me ha enseñado–Me giré hacia la sartén.
–Bueno, yo te puedo enseñar– Noté su sonrisa sin mirarla.
–Creo que serás buena profesora– Me giré y le robé un beso rápido.
–Y tu buena alumna– Se rió– Entonces... ¿hay tortitas para mi?
–Con café incluido.
–No sabía que me conocías tanto–Murmuró sonriendo.
–Simplemente soy observadora– Sonreí con ella.

Puse el desayuno y el café en la mesa, nos sentamos y empezamos a engullir el desayuno.

–¿Qué te ha parecido dormir conmigo?– Pregunté riéndome.
–Espantoso.
–¿Por qué?– Pregunté indignada.
–Yo no quería dormir– Se rió y le lanzé una mirada asesina.
–¿Para que pregunto?– Dije sonrojada y feliz.
–¿Te da vergüenza?– Soltó una carcajada.
–No.
–¿Por qué?–Continuaba con expresión de humor.
–Qué no me da vergüenza–Le tiré un trozo de tortita.
–Lo que tú digas.
–Natalia, puedo hablar abiertamente de sexo sin ningún problema.
–¿Sexo? Yo no quería dormir por que quería hablar toda la noche– Se rió y se quedó con una sonrisa coqueta. Evidentemente era broma.
–Bueno, pues a partir de ahora cada noche a hablar, nada más.
–¿Segura?–Preguntó entornando la comisura de los labios hacia arriba.
–Sí, hay muchas cosas de las que hablar.
–Bien, como quieras– Sonrió.

Estuvimos un rato hablando de cosas triviales mientras recogíamos un poco la cocina.

–¿Hacemos algo hoy?–Preguntó Natalia.
–¿Qué quieres hacer?–Devolví la pregunta.
–Podemos salir a comer a un sushi.
–Amo el sushi.
–Yo también. ¡Pues decidido!
–Mientras podemos acabar de ver la peli de ayer– Sugerí.
–Perfecto, pero la próxima vez si intentas no dormirte en mi perfecto pecho podremos ver más películas.
–Exagerada, te encanta que te toque.
Tosió mientras se reía por lo mal que sonaba la frase que acababa de decir.
–¡Ay, ya me entiendes!–Me puse roja y ella como siempre se rió.

Acabamos de ver la peli acurrucadas y ya era la hora de irnos, no habíamos reservado, pero no teníamos nada mejor que hacer, así que nos fuimos a vestir.

Nos vestimos juntas en mi habitación, eso provocaba que nuestras miradas estuviesen clavadas en el cuerpo de la otra. Me quité la parte de arriba del pijama y Natalia soltó un: ¡Madre mía! Por lo tanto le tiré la camiseta para reñirla. Me di prisa en vestirme por que quería contemplar como Natalia lo hacía.
Tenía un cuerpo peculiar, precioso a mi parecer, era limpio, estaba delgada, pero aún así se le marcaban los músculos y no tenía un aspecto de esquelética, me encantaba su cuerpo.

Natalia me tiró su sudadera a la cara por que ahora yo me había quedado embobada mirándola.
–¡Después soy yo!–Recriminó.
–Perdón–Dije alargando la "o".

Acabo de vestirse y cogimos la moto, ya era un ritual poner las manos en su abdomen y que ella de vez en cuando las pusiera sobre las suyas.

Llegamos y caminamos dos minutos hasta llegar al restaurante. Nos sorprendió por que nos encontramos con María y Mar, iban un poco por delante nuestro y no nos habíamos dado cuenta.

–No sabia que se llevaban tanto– Le dije a Natalia.
–Yo tampoco– Confirmó.
–¿Las avisamos?– Pregunté.
–Sí– Volvimos a mirar delante nuestro y se estaban besando. María y Mar.
Nos quedamos anonadadas, súper sorprendidas.

–¡Es genial!– Casi gritó Natalia.

María se giró y nos vio, se sonrojó inmediatamente. Vinieron ella y Mar hasta nosotras con unas sonrisas de "mierda me has pillado"

–Es una fantasía– Dijo Natalia aún asombrada.
–Estoy de acuerdo– Me añadí.
–Yo también– Dijo María riéndose.
Mar se puso la mano en la cara muerta de vergüenza, estábamos en la misma situación, nadie sabia que a ninguna de nosotras dos nos atraían las chicas.

Al menos era bueno saber que podía apoyarme y pedir ayuda a alguien si la necesitaba.

(Sé que Alba no come ni carne ni pescado, pero quería poner que comía sushi) 🖤

Buah, qué mal lo siento.
Me podéis dar ideas de trama porqué se me está yendo la pinza y no sé que hacer.
Si tenéis alguna idea decídmela por favor 😩❤️🙏

Just by being honest | AlbaliaWhere stories live. Discover now