Paracetamol 〔Yoonmin〕

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¿Pasaron una bonita navidad?

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Santa mierda.

El sueño de Yoongi se vio interrumpido por un golpe cerca de sus costillas, y luego de eso, un cuerpo cayendo de lleno al pasto.

En otras circunstancias, Yoongi se hubiera levantado y hubiera golpeado a la persona que interrumpió su amado descanso antes de clases; sin embargo, unas piernas rellenas y bien formadas, robaron su atención.

Joder.

Subió la mirada hasta encontrarse con un rostro teñido de carmesí y unos bonitos ojos centrados en su persona, sonrió de lado, al parecer las chicas de nuevo ingreso dejarían atrás a las aburridas chicas del año pasado.

Su ceño fruncido se fue cuando notó que la chica quería decir algo, pero, lo que al parecer eran nervios no le dejaron. Se puso de pie y sacudió un poco sus ropas.

Vaya que era mucho más bonita viéndole de cerca, sus labios, oh Dios, sus labios.

—¿Te encuentras bien? ¿Te lastimaste?

Tuvo la suficiente confianza de tomar las manos de la preciosa niña y mirar que estaban un poco lastimadas.

—Ven, deberíamos ir a lavar eso.

Silencio.

¿Acaso aquella hermosura era muda?

No tuvo tiempo de averiguar aquello, ya que salió corriendo, sus puños a los lados de su falda en un intento de que esta no se alzara más de lo suficiente al correr.

Tierna.

Pero Yoongi no tenía tiempo para lograr que una chica tímida quiera una sola noche de buen sexo y listo.

Le gustan las cosas fáciles.

Se agachó para coger su móvil, pero otro de estos robó su atención.

A unos cuantos metros yacía un móvil, con la funda perfecta para saber a quién pertenecía.

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—¿Ahora asaltas personas para obtener un nuevo móvil, Yoongi? — Hoseok le arrebató el artefacto de las manos.

Era la segunda clase del día y desde que Yoongi vio un mensaje en la bandeja de notificaciones con el texto "Ya quiero que me montes usando esa falda tan caliente, bb. Nos vemos en..." de un tal TaeTae, la curiosidad de Yoongi voló a lo mas alto.

¿Será que la chica tiene novio?

Cuando quiso ver más, el móvil le pidió trazar el patrón de seguridad.

Y desde ese entonces hasta ahora, cuatro horas después, seguía intentando desbloquear el maldito celular.

—Oh, no molestes.