Ú N I C O.

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La actitud de Katsuki Bakugo jamás fue algo catalogado como normal

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La actitud de Katsuki Bakugo jamás fue algo catalogado como normal. Eso todos lo sabían y lo tenían más que claro en los meses que ya llevaban sus compañeros conviviendo con él.

Sin embargo, últimamente esa actitud había cambiado, o al menos un poco y solamente con una persona.

Eijiro Kirishima.

Y no es como si de un momento a otro haya dejado de ser un ogro que amenanzaba a todos con mandarle una explosión cada dos segundos. No. Esas cosas no pasan.

Si no que en los días anteriores el rubio solía acercarse de la nada con su cara de mierda y amenazadora. Haciendo que todos pensaran que golpearía a Kirishima sin motivo alguno. Pero en cambio, simplemente tomó el rostro del pelirrojo entre sus manos, apresando sus mejillas con una suavidad difícil de creer viniendo de él y le miraba por unos segundos antes de soltarle e irse.

La primera vez que lo hizo simplemente no quiso preguntar por miedo a recibir diez amenazas de muerte y alguna que otra explosión, por lo que se mantuvo quieto hasta que le perdió de vista. A medida que aquello ocurriría más de uno se acercó a él para preguntarle si Bakugo le había dicho o hecho algo sospechoso, estaba de más decir que el rubio era conocido por declararle la guerra a los mismos gérmenes cuando se lavaba los dientes.

"Simplemente me tomó la cara y me miró, ni siquiera me dijo algo". Es lo que solía responder cuando uno a uno sus compañeros le preguntaban al pasar de los días en los que el comportamiento ajeno seguía igual.

Claramente seguían hablando con normalidad, juntandose para estudiar y entrenar.

Pero se le estaba haciendo difícil de ignorar si mínimo una vez por día tomaba su rostro y le miraba fijamente por unos segundos que se le hacían eternos para luego irse como si nada. No era justo que le provocara un maldito huracán en el estómago para que luego hiciera como si no notara las mejillas del mismo color de su pelo. ¿Quién se creía que era? Tenía que tomar responsabilidad por lo que causaba en su interior.

Fue entonces que decidió que hablaría con él cuando se acercara a hacer su rutina diaria. A ese punto de la vida Kirishima ya hasta alzaba el rostro cuando veía a Bakugo apareciendo por alguna esquina.

Ese día en específico estaba sentado en el escritorio del salón, sus compañeros estaban formando en pequeños grupos y de vez en cuando Iida se acercaba para decirle que no se siente ahí, no le hacía caso.

Varios se quedaron callados cuando vieron a Bakugo entrar por la puerta, acercándose directamente a donde estaba Kirishima, con el rostro alzado que no tardó en ser tomado. Pero cuando le soltó y se iba a ir el pelirrojo lo tomó por la muñeca para impedir que lo hiciera. Katsuki alzó sus cejas en su dirección.

Ugh || KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora